Trancazo en la Jornada de Reflexión.

Las cosas cómo son. No es que ayer me estuviera peleando con nada o con nadie. Es que se estaban peleando conmigo. Varios cientos de miles de millones de virus regalados generosamente por mi mujer. Ya se sabe, en la salud y la enfermedad. Cómo un regalazo que me brinda trana haberlo padecido ella por tres días. No digo yo que no haya que trinzar un gripazo de vez en cuando. Lo único es que la joiaporculo me lo ha pegado en un viernes, lo pelé ayer a lo bestia y hoy voy pasando ya el daño colateral presto para encauzar una nueva semana de alienación y rutina. Al menos no perderé el complemento de absentismo, eso  sí, el comodín de la baja por enfermedad que me suele atacar cada dos años, éste, ni olerlo. Además me jodió, de pleno, las pocas ganas que ayer tenía de escribir. Así que pasé la jornada de reflexión con el pijama, la bata, la moquera, el dolor de cabeza y sobre todo con la garganta en pie de guerra. Eso sí, ni miré la prensa ni leí ningún blog, no queria pasarlo peor de lo que ya lo andaba pelando gracias a éste virus cabrón.

Desreflexionando.

Para colmo, ayer mi mujer trabajaba y estuve más sólo que las una. Bueno, no, miento, me acompañaba Basuro. Mi Perro. Lo llamo así porque vive en un cubo. El de la ropa sucia. Un día le cogió gusto a dormir en él y de ahí no lo hemos podido sacar. Así que aunque atiende al nombre de Duende, para mi es Basuro, el que vive en un cubo. Decía así que me acompañaba. Me vino bien porque se me subió en la mantita con la que me tapaba las piernas y me prestó su calor corporal mientras sus ya siete años le impelían a dormitar. Así que sólo, acompañado por el perro, sin ánimos para nada que no fuera estar viendo la tele, haciendo zapping sin zappear nada, pasé la Jornada de Reflexión de una de las elecciones más reñidas de la historia. De las que más nos jugamos, con unos candidatos que se juegan la presidencia del gobierno y la secretaría general del partido y una extensión temporal que riánse ustedes de la larga travesía del Pueblo Elegido por el Desierto tras decirle a Faraón que los sindicatos les habían dicho que hiciera él las pirámides con los webs.

Así que, por un lado, me felicité de haber pillado el trancazo en jornada de Reflexión y por otro que ya se hubiera acabado una campaña electoral que empezó el día que el Bufón mayor del Reino convocó elecciones para celebrar que era un cádaver político que certificaba su defunción el mismo día que otros ilustres y deseosos de olvidar, fallecidos ilustres. Algo así cómo certificar que el chollo se ha acabado. Aunque ojo. Morirán matando, que Petro-Pepiño el Gasolinero, que sigue inexplicablemente para un país avanzado, en el puesto, ya ha dicho que no se van a ir de manera inmediata. Que van a agotar el periodo que les otorga la Ley para irse. Será que, o bien, será la única ley que cumplan a rajatabla tras pasarse la Constitución y lo que de ella emana por el Arco del Triunfo o bien que tienen mucha mierda que esconder. Tanta que las maquinitas de destruir papel van a tener que hacer horas extras en todo aquel ministerio, secretaría, centro o local que va a hedir a perfume sucialista hasta el día de la Depuración final.

Trancazo electoral.

Yo, que celebro mi cumpleaños el día después del óbito del General Franco, con lo que mañana Lunes cumplo treinta y cuatro años, certifico el fin de ésta lúgrube campaña electoral donde la austeridad sólo ha quedado en la intención, con un monumental atranque de mis vías respiratorias. Mientras me medico a base de ibuprofeno y jarabe destructor de moco pienso en RuGalcalva. En cómo antes de coger el caramelo envenenado que le tendía el Bufón habría dejado limpias las vías sépticas que componen las cloacas del Estado por las que tan confiadamente se ha movido siempre. Tan confiado pensaba yo entre pañuelo y pañuelo que a la hora de la verdad la luminosidad ambiente lo habría cegado de forma que sólo le quedaría la opción de atacar con la poca artillería que deja el no tener argumentos. La mejor defensa es un buen ataque. Eso intentaría con el candidato Rajay en el famoso debate que nos costó medio millón de euros y que sólo nos dejó claro que, ni uno iba a gobernar ni el otro tenía porque hablar.

Así, con una España arruinada, que pasó de la Champión League de la Economía Mundial y Europea a la tortilla de champiñones con las que muchísimas familias andarían soñando cómo manjar máximo, con cinco millones de parados, con la crisis de deuda por las nubes, con un euro que va a valer lo mismo que un billete de Monopoly... ¿Era precisa tamaño compedío de despropósitos?¿Hacía falta estar tres añós de crisis aguantando al Bufón y su caterva de incompetentes?¿No tiene la Cosntitución ningún mecanismo para detectar e invalidar la capacidad mental no ya del presidente sino de todos sus chupones para salvaguardar los intereses generales? Parece ser que el axioma de que en España todo se hace mal, de prisa y a medias, se cumple, milimétricamente en un gobierno que consiguió la reelección alargando el superavit del Gobierno Aznar por más de cuatro años y negando una crisis que al final se los ha terminado de comer. Comer a medias, porque, en justicia, tendría que hacer finiquitado, para los restos, el sucialismo en España.

Finalmente...

Hoy tengo mejor cuerpo. He dormido bastante aceptablemente, si bien la garganta aún la tengo ligeramente resentida. He podido salir a votas y a la vuelta me he traido unos churros con los que engañar al hambre (buenísima señal de mejora) hasta la hora del almuerzo. Por cuanto las Generales llegan a su ocaso y con él el más fatídico grupo de gobierno de nuestra historia, no ya reciente sino de siempre, ahora toca mirar a las autonómicas. A las andaluzas del próximo año ante las cuales Griñán se está jiñando vivo. No sólo va a ser el sucialista que perdió la Junta de Andalucía, es que, además, lo hará con una imputación por parte de la Jueza Alaya, titular del juzgado que investiga los EREs irregulares que parece ser, él mismo firmó siendo consejero de Economía y ante la cual la Jueza se ha rebelado cómo una beradera bestia negra para la siniestra (los señoritos) del cortijo andaluz. Pintan bastos para esa ideología que se aprovecha del pueblo para conseguir lo mejor par si mismos, que sele llena la boca de Estado de Bienestar dándonos lo mismo que tengo yo ahora, un soberano y miserable malestar.

Si deseas comunicarte conmigo, agregar algo a éste artículo, exponer tu opinión en privado o sugerirme temas sobre los que hablar no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de churre_s_peinado@hotmail.com. Gracias.