lunes, 28 de noviembre de 2011

El arte de las Grandes Superficies.

Hay un dicho en mi tierra que relaciona la sopa con el número de tazas a tomar. Por la misma regla de tres del sino quieres sopa tóma dos tazas, el campo andaluz se desangra cuanta más cosecha genera. Sino lo entienden, tranquilos, que yo se lo explico. No es cosa de misterio, pues por ejemplo, en lo que yo me muevo y me conozco que es el negocio del Olivar, que no es negocio sino más bien una maldición egípcia, a más producción más ruina para los productores que han visto caer su beneficio en los últimos diez años en un cincuenta por ciento. Al mismo tiempo, entre modernización de cooperativas, motorización, mejora de riego y uso de productos fitosanitarios, abonos y milquinientas, los gastos se han duplicado en la misma proporción. Así que ahora tenemos un pedazo de campo todo potente. Lleno de olivos en plena producción que generan, refiriéndome a Jaén pero siendo extrapolable a todos lados, muchísimo más aceite que hace diez años pero a mucho menor precio.
Oferta y Demanda.

Ésta que cito es la primera causa que a cualquiera que se tercie le vendrá a la cabeza para justificar que el precio del aceite de oliva virgen no suba de precio. Si hay más aceite, a misma demanda, el precio baja. Lo que pasa es que la demanda se ha incrementado, pero el precio a bajado, con lo que la teoria de la Oferta y Demanda patina, viniendo a la mente de los afectados un nuevo, infernal y estremecedor término, Grandes Superficies. Así es, esa es la nueva explicación que las inoperantes, corruptas y estúpidas directivas de las cooperativas olivareras dan para justificar sus bajadas de pantalones y pérdida constante en el precio de un aceite que, paradójicamente gana valor en todos los términos, calidad, sabor y apreciación mientras se rebaja su valor pecuniario. ¿Por qué? Porque las Grandes Empresas agroalimentarias de venta al público utilizan cómo gancho el aceite de oliva, lo venden a pérdida sobre su valor real de mercado y lo hacen no porque sean estúpidos y le pierdan dinero, sino porque las cooperativas se lo dejan tirado de precio.

Ésto genera que el aceite de oliva, digo aceite, repito, por ser lo que conozco, pero se aplica igual a cualquier cosa que se produzca, ya sean pepinos, tomates o trigo, vaya cada vez cayendo más de precio. Esa hecatombe para el productor que ve, además que la subvención europea cae el día menos pensado, sólo encuentra explicación en que las Grandes Superficies les están tangando, cuando en verdad es la cooperativa a la que lleva la aceituna la que no mira por sus intereses. Es la máxima expresión del cainismo español. Es cómo mejor podemos expresar éste fenomeno en el cual metemos el dedo en el ojo a nuestro vecino precisamente por eso, por ser nuestro vecino. La marca en custión sólo tiene que ir a una cooperativa y ver que precio le ponen. Después se va a la competencia y consigue que le rebajen el precio, e incluso sino le conviene va a una tercera. Así hasta la extenuación. En el momento que una entra en el juego y les aseguro que no es dificil que lo haga, todas las demás van detrás.

Tontos necesarios.

Así luego vemos los pitotes que montan los agricultores. Que si me hago una tractorada, que si tiro la mitad de la cosecha en la puerta del supermercado en cuestión, que si la Administración no vela por nuestros intereses. Toda una sinrazón que sólo tiene una solución que, desde luego no pasa por el intervencionismo estatal. Eso que tan mal veíamos cuando se vendía el producto según precio y margen fijado por el Estado y que tan bien se celebró al liberalizarse. Luego hemos visto que la oferta y demanda es un juego en el que se puede ganar o perder y que la diferencia entre hacer una cosa u otra consiste en la formación y pericia de quien esté al frente. Eso es otro handicap, pues a la cabeza de las cooperativas siempre están los mismos, los que más olivo tienen y por ello pueden comprar las voluntades necesarias para perpetuarse en un cargo del que se sacan sus buenos réditos mientras el mercado sigue descojonándose de ellos cómo nuevos riquillos y de todos los pardillos a los que representan.

Con lo facil que sería unir voluntades, asociar cooperativas y con ello conseguir pactar un precio con la fuerza que ejercen varios miles de socios, eso queda para otras cosas. Una cooperativa del copón, con denominación de origén no puede ni debe fusionarse con ninguna otra. Que nuestro producto es mejor que el que hacen aquellos otros o que imponemos la recolección ecológica al dios sepa cómo recogen el fruto aquellos de más para allá. Así, año tras año, cientos de miles de cisternas se agolpan en las puertas de las cooperativas para retirar el fruto a precios irrisorios mientras en los despachos las Grandes Supèrficies despedazan a las cooperativas que, por querer ir por libre, sólo saben perder, pedir el almacenamiento privado por parte de la Unión Europea (hemos perdido soberanía hasta en eso) y seguir reclamando a la administración que les saque las castañas del fuego obviando, una y mil veces que más vale Maña que Fuerza y que la Unión hace la fuerza.

Divide y vencerás.

Ignoro si en el resto del país las cosas serán así, pero la máxima aquí se cumple a rajatabla. En la capital mundial del aceite de oliva, uno de los zumos vegetales más apreciados, de mejores condiciones y propietarias, los productores hayánse en perpetuo pie de guerra ante una situación sin solución que ellos mismos han creado y que no tiene más lógica que la de la oferta y la demanda que debe de ser controlada desde una posición de fuerza. Cosa que no parece que vaya a suceder a corto plazo y que los prohombres que dirigen los destinos del olivar y todo lo que ello conlleva no saben remediar. Por otro lado las Grandes Superficies siguen con el acoso y derribo al olivar andaluz mientras los marroquies y demás paises productores van ganando fuerza en la producción y cosechado, llegando a obtener zumos de igual calidad pero que sabrán comercializar mucho mejor que una caterva retrógada de hombres del campo que, al menos en Jaén no parecen haberse enterado de que estamos en el siglo XXi.

Si deseas comunicarte conmigo, agregar algo a éste artículo, exponer tu opinión en privado o sugerirme temas sobre los que hablar no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de churre_s_peinado@hotmail.com. Gracias.

10 comentarios:

María dijo...

Negociar con las grandes superficies no es tarea fácil, cuando ya te han exprimido y estás empezando a respirar entonces te dicen: "y ahora vamos a negociar las cabeceras de góndola" (por ejemplo) y te rematan.

Ello no obstante, todo el mundo les quiere vender porque tienes ventas aseguradas por un período largo de tiempo, no hay problemas con el cobro, es un buen escaparate, etc.

Como bien apuntas, el problema de fondo son las cooperativas, gestionadas a modo de partido político, con cargos conseguidos con los votos de los socios y con gerentes y presidentes que, en su gran mayoría, no están capacitados (comercialmente hablando, digo) para la jungla del comercio.

Otra cuestión es el no tratar de adoptar acuerdos conjuntos con la competencia, de fijar unos mínimos inamovibles, todos saldrían ganando de hacerlo así pero uno de los problemas que tenemos los españoles es el de gustarnos pisarle el pie al vecino, así que siempre hay alguien que vende más barato para tratar de jorobar al otro quitándole una operación, no dándose cuenta de que se joroba a sí mismo al hacerlo.

Respecto a las inmovilizaciones, son una forma de conseguir un poco de dinero y dilatar el problema 6, 9 o 12 meses porque luego, cual lobos hambrientos, los grandes compradores dejan de de comprar y se esperan a que se desinmovilice para comprar más barato.

En fin, todo problemas.

Besos

candela dijo...

Yo no entiendo mucho del tema ¿Pero cuanto tiempo hace que se habla de establecer grandes cooperativas agrícolas?

El problema es que los altivos aceituneros se han dejado comprar por los nuevos caciques. Es más cómodo poner la mano que gestionar tu propia riqueza y -salvo honrosas excepciones- se han ganado a pulso lo que les ocurre. Y corrígeme si me equivoco.

Helio dijo...

Independientemente de las políticas de marketing de las grandes superficies, mi opinion es que el problema es otro.
Llevamos bastantes años sin que nuestros ministros del ramo defiendan la agricultura de nuestro país como se merece.
He leido algo sobre el sector olivarero y todos coinciden que no pueden aguantar mas, y el consumo interior es el que es, incluso habrá descendido por la crisis.
El aceite español es muy apreciado en el mundo, seguramente se necesita dar mas impulso a las exportaciones con buenas campañas publicitarias.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Bueno una cosa, esta prohibido hacer cartel para fijar precios, eso es ilegal. Otra, nos hacen creer que existe libertad de mercado, Já. Todo esta controlado mediante cuellos de botella, bien sea cooperativas, mercados centrales etc., el problema es que están especulando con la comida como si fuera el ladrillo, el petroleo etc. etc. Si los que mueven las cooperativas saben que están arruinando al productor, también saben que eso es suicida al medio plazo, pero por algún otro sitio se lo llevan. ¿O NO?.
Saluditos.

Unknown dijo...

Pues sí, Maria, es pan para hoy y hambre para mañana, pues las grandes superficies son expertas en comprarnos y vendernos la moto y los agricultores no entienden que, de igual modo que hay que invertir en mejorar las instalaciones de la cooperativa, en los riegos o los abonos, hay que invertir tambien en marketing, representación y por supuesto comercialización.

Ahora a ver cómo le dices tu a cuatro abuelos hartos de gachas que, para vender el aceite, hay que pagar un representante.

Cómo tu dices, todo follones.

Unknown dijo...

No, no puedo corregirte Candela, pues llevas toda la razón. Antes en Jaén (antes de la subvención europea me refiero) sólo había una parte de olivar (un treinta por ciento de lo que hay ahora más o menos), todo el resto de cultivo era trigo, cebada y forraje. Fue caer el pastizal desde los vecinos del norte y hala, olivares a cascoporro, arriba, abajo y hasta en paredes de cerros. Una chaladura total que ahora, que se dice van a retirar la subvención, será el crujir de dientes.

Unknown dijo...

El problema, Helio, no es de la administración, es de los productores, que son los primeros que no apoyan el producto cuando, en lugar de andarse a tortas con la competencia se alían con ella para mejorar los cauces de comercialización y producción.

Tu fabricas, tu debes de vender tu producto, pero si fabricas lo mismo que el vecino, habla con el para, en vez de tiraros los tiestos y bajar el precio, manteneos fuertes ante un posible cliente.

Vamos, al menos es cómo yo lo veo.

Unknown dijo...

No exactamente Zorrete, el hecho plausible es que los productores de aceite, lo mismo que los de pepinos, los de tomates o los de ajoporro, tienen el mismo problema, que las Grandes Superficies tiran a la baja porque adquieren enormes cantidades de producto.

Ellas si pactan el precio a la baja, por lo que son las primera que infringen la ley. El productor, organizado en cooperativas sólo tiene una defensa, el asociacionismo no cómo método de pactar precios sino cómo método de hacer fuerza ante una situación aberrante que amenaza al campo del que viven una gran parte de las familias andaluzas que aún no están en el paro.

Anónimo dijo...

Deberian aprender de los italianos, que venden el aceite mejor embotellado que el mas selecto coñac o perfume y por supuesto a precio de oro.

Unknown dijo...

Eso Lobo, sería algo que podría salvar al sector si éste llegara alguna vez a ponerse de acuerdo en algo.

Pero la incultura del Aceite es superior a la capacidad de aunar esfuerzos para hacer nada. El cainismo máximo.

Darle Caña a ésto: