martes, 22 de noviembre de 2011

Corpusculo... o como cargarse el genero de vampiros.

Yo no soy especialemente romántico. Por ello, cuando veo engendros infumables de la talla y categoría de Corpúsculo, no dejo de pensar encuanto se estará revolcando el saco de huesos que debe andar convertido el pobre de Bram Stoker. Porque vamos a ver. A quien se le diga, después de un montonazo de películas dedicadas al tema vampírico, que desde la inolvidable película protagonizada por Bela Lugosi, nos han sacudido una y otra vez los miedos que un vampiro al darle el sol brilla... Eso queda cuanto menos un poco rarito. Y lo digo a sabiendas que mi exiguo público femenino montará en cólera por cuanto el protagonista (Pattison) está un rato güeno y con ese tonillo de sapo al que la sentado mal la musaraña gana en aspecto lo que pierde, manifiestamente, en interpretación. De la partenaire no digo nada porque sinceramente, no he visto más que trocitos sueltos y no encuentro ningún aliciente en un subproducto para un público reciclado y adicto a obras del tipo de las que paria Anne Rice.

Vampiros metrosexuales.

Yo la verdad, el tema vampírico no me gusta. Es muy limitado. Se reduce a chupar sangre, descojonarte cuando te enseñan una cruz y morir miserablemente no ya ante el sol, sino ante una fuente de luz ultravioleta. Sí señores, mientras la peña sigue muriendo cómo ratas por el VIH, el mundo vampiro está a la orden del día en cuanto a descubrimientos ciéntificos, sólo tienen que ver las tres partes de Blade, donde sale un compedio mistico-científico que no tiene desperdicio y que todo friki bien avenido deberá empollarse para conjurar el peligro que supone encontrarse a un negro armado con una katana y que le rezuma la mala ostia por todos los poros de cuerpo. Eso si que tiene que ser jodido. Un negro vampiro chupasangres con sobredosis de testosterona vampírica que, viendo que todo lo vampiro es proporcionalmente mayor que lo humanos, saldrá un pestazo a macho del copón. De macho vampiro se entiende. De éstos que te entran por la ventana y mientras te están chupando la sangre se empalman... Hasta que descubren que eres un tío.

Claro que eso no es problema si el que penetra, nunca mejor dicho, por el ventanal, es un vampiro tipo Corpúsculo. A saber, cojasé cualquier emo que veamos por la calle, le aumentamos por dos la fuerza (que no será demasiado), le ponemos blanquecino (cosa que no es muy dificil en éste tipo de especímenes), le pegamos dos colmillaco, lo pintamos de purpurina et voilá. Tenemos un vampiro corpusculiano de primera índole que no muerde, no chupa sangre, brilla cuando lo pones al sol y tiene además, unas ganas de morirse que ni un suicida hipermotivado. Luego habría que ver las causas de ese deseo de palmarla, si por ser un friki antes de cogerlo o por convertirlo en algo potencialmente ostiable después. Sea cómo fuere, un vampiro metrosexual, salido de la calenturienta mente de una señora hipercasta de la Iglesia de los Santos de los ángeles hiperbóreos de los últimos días por la tarde no me parece el arquetipo más idóneo para éste tipo de seres que, según la tradición, son de todo menos románticos.

Fanatismo vampírico.

Lo que pasa es que los tiempos avanzan y del mismo modo que Stoker trivializó un asunto que a los rumanos les hacía jiñarse por la pata abajo, posteriormente los sucesivos autores que trataron el tema fueron añadiendo cositas con las que distanciarse del primer borrador stokeniano llegando a extremos que superan el miedo que a un lector pudiera darle a principios de siglo una cosa que hoy en día nos es sumamente anodina. De hecho, si visionamos la versión que hizo Francis Ford Coppola con un Drácula gótico y sumamente atractivo desde el punto de vista del amor vampírico de los primeros noventa y lo comparamos con los de corpúsculo, denotamos ciertas variaciones que van de mal en peor. Pasamos de una historia que mueve una acción que enfrenta directamente al bien con el mal en roles plenamente delimitados y explicados a la estudiada ambigüedad del universo imaginado por Stephenie Meyer, por el cual obtenemos un producto de género romántico de hoy para personas suprarománticas de hoy.

Por lo que a mi respecta, cómo persona muy racional, no veo que de romántico tiene enamorarse de un vampiro. Que sepamos, éstos seres son productos del suicidio de una persona que previamente ha renegado de la Iglesia Católica (¿Posible razón para ridiculizarlo por parte de una mormona?). Luego el bichérrimo se transforma en un nosferatu. Un engendro a medio camino entre los muertos muertísimos y los vivos con una pierna aquí y la otra en el otro barrio. Ahí ya podemos elucubrar que el bicho en cuestión tiene que alimentarse de sangre fresca. ¿Por qué? Porque la sangre es la fuente de vida y transporta los nutrientes que un cuerpo muerto sin estar muerto (ni pregunten) precisa para seguir dando la brasa a los vivos, que automáticamente se convierten en una asustadiza, asequible, tonta y barata fuente de energía. Algo así cómo lo de Matrix pero sin enchufes por todos lados. Obviamente el bicho muere al darle el sol. Es un ser que no crea melamina, por lo que su protección es nula. Los de corpusculo se deben de dar una buena mano de purpurina factor mil quinientos.

Estaca y mazo, es lo mejor.

En síntesis, las grandes incongruencias que presenta corpúsculo en cuanto a los modos, vivencias, estilo de vida y forma de adaptarse al medio natural de los Estados Unidos (un lugar donde esta nublado todo el tiempo) se explicarían por cuanto lo que es, es. Una enorme fábrica de crear dinero al mismo nivel que Harry Potter, que empezó sin grandes aspiraciones (Amanecer se escribió en el dos mil ocho) y con el tiempo y el tirón de Pattison a través del Cáliz de Fuego, hicieron el resto. Toda una saga de pasteloso enamoramiento entre el referido ente, vergüenza del mundo vampírico, y una cria mas siesa que Rajay. Así obtenemos una serie de peliculas que las nenas de hoy en día, adictas a Lady Gaga y Justin Bieber, ven cómo obra de culto. Justo hasta que se proyecte la última, momento en el cual  y tras una semana despueés de la producción, ésta quedará relegada al olvido para ocupar, en su cabeza, el nicho mental con cualquier otra parida. Mientras tanto los exagetas del género vampírico seguiran jurando venganza y revolcándose en sus ataudes.

Si deseas comunicarte conmigo, agregar algo a éste artículo, exponer tu opinión en privado o sugerirme temas sobre los que hablar no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de churre_s_peinado@hotmail.com. Gracias.

14 comentarios:

Una dijo...

Yo me tragué los Rockys y los Rambos sin rechistar, a ver si os aplicáis el cuento. Hombres...

Lin Fernández dijo...

Para mi gusto,Las mejores peliculas sobre vampiros eran las producidas por la productora inglesa Hammer. y su gran estrella Christopher Lee.y mas antigua el increible Bela Lugosi.Esto de ahora es patetico.gracia por este articulo sobre cine.todo no tiene que ser politica.un saludo.

María dijo...

A mí no me gusta este muchachito, será porque tengo hijos mayores (el mayor 26 ya, madre miaaaaaaa) que jamás me han llamado la atención los jovencitos, eso sí yo fiel a mi Kevin Costner, jaja.

En cuanto al género lo odio y no he visto nada de esto entero pero dónde esté un vampiro de los de toda la vida que se quiten estos, ¡faltaría más!. Aún recuerdo el miedo que pasé de muy niña viendo en el cine "El poder de la sangre de Drácula", menos mal que entonces podías entrar al cine con pipas y tenía consuelo.

Besos

Anónimo dijo...

¡Los vampiros existen y son muy reales! ¡Pero que MUY REALES!
¿Acaso no habeis visto nunca una sesión plenaria del Congreso de los Diputas? ¡ESO ES UN SEMINARIO VAMPIRICO, ESO!

Rafa Hernández dijo...

Yo de romanticismo tampoco tengo absolutamente nada, es más a mí el ser romántico me sienta como a un cura dos pistolas. Las películas de vampiros me han encantado siempre pero para mí el gran maestro en el genero y el que ha interpretado a la perfección Drácula ha sido sin duda Christopher Lee. Saludos C s Peinado.

Maribeluca dijo...

Jajaja qué descriptivo


Pues yo ahora tengo una quinceañera en casa y prefiero que le guste esto en lugar de "Física y Química", qué quieres que te diga.

Es natural, la bella y la bestia, amor y muerte, arrostrar toda clase de adversidades para poder estar juntos, es un cóctel irresistible para cualquier adolescente y si encima anima a la lectura pues no está tan mal.

Un poco empalagositos sí son, pero a cambio bastante decentes, con lo raro que es eso hoy, así que no puedo menos que alegrarme.

Y me leí el primer libro por si las moscas, y no estaba tan mal, aunque prefiera con mucho las poco románticas hazañas de Guillermo Brown.

Anónimo dijo...

Veras CS cuando yo era chaval me llevaba a las novietas al cine del barrio, a la fila de los mancos y con la escusa de que la daba miedo, pues eso que se agarraban a uno que daba gusto. Pero esto no vale ni para eso, porque la chorvita sale "enamora" del vampiro y eso no mola. Claro que no me imagino yo metido en un cine con una cuarentoncita viendo una peli de estas, ademas ojo lo caras que se han puestos las palomitas.
Saluditos.

Unknown dijo...

Jejeje, Aina, yo no me los tragué porque me parecieron, sinceramente, infumables. Un exceso de testosterona a lo bestia. Buffff.

Prefiero vampiros y hombres lobo, seres malditos de por vida, no engendros metrosexuales cómo los que refiero. Tu ya me entiendes.

Unknown dijo...

Coincido contigo Agustin en que Cristopher Lee fue un dignísimo vampiro. Me gustó mucho también cómo partenaire malvado de cero cero siete en "El Hombre de la Pistola de Oro".

Dignísimo actor que desdeñan éstos frikis de hoy en día.

Unknown dijo...

Anda María que no estás tan mayor. Otros quisieran hacer gala de esa energía que tu muestras. Eso sí, vete dejando el tabaco que no es bueno.

No me gusta demasiado el Costner, me pareció bien en los Intocables, pero en Waterworld pufff, me pareció bastante chunguete.

De todos modos ya sabes, para gustos, colores.

Unknown dijo...

No, en el Congreso no, más bien en cualquier mitin, chupándose la ilusión de los que los votan a cambios de venderle una parcelita en el castillo de aire del que se nutren, Lobo.

Unknown dijo...

Coincido contigo Rafa, aunque Gary Oldman también lo clavó en Drácula de Bram Stoker. Aunque para hacer justicia, la película de vampiros que mas me ha gustado ha sido "El Baile de los Vampiros" de Polanski. Es graciosa, tiene sus puntos y por momentos, en el año que se rodó, debía de dar un miedo del cagarse.

Unknown dijo...

Para gustos colores, Maribeluca. Por lo que a mi respecta, un vampiro es un vampiro. Malo, malote, con ganas de morder y ansioso por chupar... sangre.

Donde va a parar. Por muy decentes que sean éstos, lo cortés no quita lo valiente. Jejeje.

Unknown dijo...

Jajaja, no sabes nada Zorrete. Así cualquiera, al gallinero y hala, a meter mano, no sabes nada pillín.

Darle Caña a ésto: