El Lehendakari de ida y vuelta.

Los hechos que nos han sucedido cómo país en las últimas dos legislaturas nos han reconfigurado cómo un país un tanto ajado, del todo inconsistente, de poca fiabilidad y por supuesto, en aspectos cómo el Alakrana, Barcelona solidaria y la eta, un país dispuesto a negociar, subvencionar y financiar cualquier tipo de terrorismo en la creencia de que es mejor pagar al malo que matarlo, que para eso andamos en un país flower power. Eso, a zETAparo gracias, a Chacón mediante y a Moratinos per se. Todo un compedio de despropósitos que nos va a pasar la factura durante años y años. Es cómo la tontería de denunciar los desmanes de los gitanos rumanos cuando es un clamor que son ciertos y usarlo electoralmente diciendo que es racismo. Todas esas idioteces son las que nos ponen en el brete del país in rumbo, el tonto, el inutil y el poco aconsejable cómo compañero de viaje. Hasta ahí llegamos y en casos cómo el País Vasco ya son clamorosos los fracasos que, día a día, vamos cosechando cómo Nación. Excepto en el fútbol. En eso si que somos una potencia mundial.

Las fases de la normalización.

Yo he creido siempre en la  normalización política a nivel Histórico de España. Ésto es una teoría que me surge el día que veo que ciertas cosas, relacionadas con lo social, economico y político cambian en nuestro país, siempre durante el siglo XX a una velocidad constante. Algo así cómo una equidistancia temporal entre hechos. Así, España estuvo que te vas que te quedas en una Primera Fase de Aclimatación que duró treinta y ocho años (1898-1936), con la pérdida de las colonias, la monarquía funesta de Alfonso XIII, la Dictablanda de Primo de Rivera, Las guerras africanistas, el advenimiento de la República y el comienzo de la Guerra Civil. Un periodo colvulso que tuvo grandes repercusiones en nuestra Historia. España pasó del sueño imperial al de pais normalito sin más. Pasó con muy mala breva pues todo fueron malos rollos. Recordemos la Semana Trágica, el Desastre de Annual y la abdicación del abuelo del actual Borbón. Vamos que parecía que todo se hundía y en efecto lo hacía. Quedaba una cosilla por probar que era la República y salió Rana. La Primera Fase

nos configuró cómo pais decadente que te cagas.

A posteriorí España vivió el corto trance de la Guerra Civil y sobrevino la Segunda Fase (1939-1975), de Cocimiento. Así dicho en bruto, nos tuvo cocidos y quemados.El General Franco nos tuvo ataditos de pies y manos un periodo relativamente mas corto que el anterior. El consideraba que el pueblo español era de natural bueno, pero cuando se desmadraba había que darle caña para devolverlo al redil. Aunque de todos modos fue un periodo bastante largo y a tenor de los resultados con pobres logros más allá de darnos una situación económica basada en el Turismo, La Construcción y la Industria pasajera. El caso es que dicho periodo duró treinta y seis años. Y podían haber sido más si el King of Spain no hubiera tenido reflejos y nos monta la democracia. Porque Franco no se quería morir. Era muy devoto y religioso pero no tenía prisa por irse a ver a Dios. Al final éste lo convenció y se lo llevó cogidito del sable.

Finalmente, España entró con la Receta de la Carta Magna en un periodo de Tercera Fase o de Maduración, (1975-2009). Extrañamente ésta maduración a tardado treinta y cuatro años en dar el fruto apetecido. Dos menos que la anterior, que de igual modo duro dos menos que la anterior. Cosas de la Historia.

La Lehendakaritza en manos de España.

¿Y a que le llamo yo el fruto apetecido? Al hecho de que por una vez en nuestra Historia Reciente, un Lehendakari estuviera presente en el acto central de la celebración del aniversario de la Carta Magna. Hace, ni más, ni menos, que dos años.

En efecto. Gozosamente y tras treinta y cuatro años de Democrácia desde que el Valle de los Caidos fuera completado con el cuerpo del Generalísimo, un representante del pueblo Vasco hizo acto de presencia en el Congreso de los Diputados. Corría en aquella gozosa época el año dos mil nueve.  Justo a principios de la segunda Legislatura de su jefe el inspector de nubes. Lástima que no estuvieran por entonces los Leones por las obras que se llevan a cabo en la Carrera de San Jeréronimo. La Estampa habría sido total. Una foto de portada para todos los diarios. Fumando de forma distendida el primer Lehendakari no nacionalista se paseó en el acceso del Hemiciclo. Éste hecho fue reconocido por el presidente del Parlamento y por ende, debía de ser acogido con alegría y esperanza por toda la Nación, pues es un síntoma de la normalización que poco a poco retorna al país, alejando el separatismo y las formas de gobierno extrañas: País Federal, Estado Libre Asociado, Bacalao con papas al ali oli, etc.

Patxi López será recordado muy al margen de su afiliación política por los tremendísimos avances que llevó por aquel entonces a cabo en el País Vasco. Marginación de los radicales, reconocimiento de las víctimas del terrorismo, normalización de las instituciones vascas, defensa del Estatuto de Guernica y reintroduccíón de la Bandera Española en los foros en los que le corresponde entrar. No sólo eso, además fue el primer Lehendakari que acudió a Madrid el día de la Constitución y por ello se debe considerar al Pueblo Vasco cómo integrante de hecho de la gran familia nacional, ya que durante todos éstos años sus representantes nacionalistas lo habían marginado a posta con su ausencia.

Cambios extraños.

No obstante las cosas han ido cambiando conforme la situación política ha ido degenerando poco a poco. En un ámbito de crisis económica, la crisis política no se hizo esperar y el jefe de López,el gran pensador zETAparo comenzó a negociar justo con aquellos que López quiso marginar. Las circunstancias mandan y los presupuestos más. Cómo todo en su gobierno, nuestro odioso presidente siempre miraba las veinticuatro horas siguientes en lugar de las consecuencias de sus decisiones a más tiempo visto. Llegamos así a una situación dantesca donde el caraladrillo Urkullu empieza a jamarse el Estado de Derecho exigiendo cosas que entraban claramente en confrontación con las más lógicas normas para respetar la Constitución. Lo peor no es que pidiera, lo pero es que con la misma concepción de deslealtad con la que llegó al Gobierno tras ciento novente y tres muertos, nuestro Bufón fue soltando cada cosa que les pedían los nazionalistas sin dudar. Tanto los vascuences cómo los catalanes.

Patxi López mientras tanto a callar. Madrid mandaba y el obedecía mientras la situación esperanzadora de dos mil nueve comenzaba a revertir por los dictámenes del mismísimo presidente del Gobierno de España. No es que nuestro Bufón sea tonto, es que es temerario y traidor y así nos ha dejado el cotarro. La enseña nacional volvió a desaparecer de muchos lugares en los que debía ondear, cambiaron los nombres de las provincias vascas, dieron la llave a los Bilduetarras y pusieron el País Vasco a punto de caramelo para la rendición del Estado Español ante los etarras, que para rizar el rizo se rindieron sin rendirse y pusieron al estado de derecho de rodillas por la desesperación sobapoltrona de unos suciatas traidores. Así estamos cómo estamos, hemos buscado el punto de inflexión y al final precisaremos otros treinta y tantos años para llegar, Dios sabe donde.

Desesperanza.

Ahora las cartas están sobre la mesa. Los filoetarras vuelven a la política nacional y cómo ya no hay violencia etarra no tienen nada que condener y por tanto cumplen la Ley de Partidos. Jugada maestra de la eta con el fin de conseguir un Lehendakari abertzale en dos mil trece y plantear la independencia en un ámbito exento de violencia. Juagada maestra que, sin embargo, se ve empañada por un cambio de tendencia. El PP sube, el PS baja y el PNV se hunde en favor de los abertzales. Es fina la línea de la desesperanza, tenue pero aún existe. ¿Se podrá vislumbrar de nuevo?

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