viernes, 17 de junio de 2011

Creacion. Divino calor.

Es ley de vida que el verano, cuando llega, llega de verdad. Es algo acuciante e inevitable y por mucho que se demore siempre termina llegando. Y no viene sólo. Llega empujando con su calor, su marea de insectos y sacándonos el sudor cómo si de una exprimidora se tratara. Es inevitable el verano, y es deseado y odiado por igual. Lo mismo estás frito por que llegué para aliviarte de ropa y ver al género femenino aliviarse de lo mismo, que sales hasta los mismísimos de pasar días y días de calor, sudado, sucio y comido por las moscas.

Ese calor acuciante que se nos mete en el cuerpo y nos vuelve locos. Nos hace enloquecer al compás de un termómetro en que los grados, uno detrás de otro ascienden sin parar. Grados que nos secan la garganta y que provocan que la Ola de calor busque inevitablemente la ola de cerveza con la que apaciguar esos ardores internos y externos que nos hacen pasar noches en vela o al menos envelarnos hasta que una misericordiosa brizna de aire o las frigorías del Aire Acondicionado nos permite descansar. Ese calor vergonzante que nos llega desde el sur y nos hace perder el norte mientras maldecimos a todos los puntos cardinales por novivir en una latitud que no nos haga sudar las calendas de julio.

Es mal consejero el calor. El extenuante y agobiante calor que nos hace sudar, maldecir y agobiarnos sin remedio. Ese calor que es ley de vida, pues el verano lo es, nos parece cada año peor que el anterior. No es así, es nuestra mente la que se queda atrás con aquel agobio pasado que nos parece más futil que el actual cuando, quizás es del todo al revés.Quizás aquel fue peor que éste pero es éste el que andamos viviendo y es éste el que nos anda agobiando mucho mas que el pasado. Es algo relativo pues en función de lo que nos peguemos con toda la piel al respaldo del sofá de skay nos parecerá estar bien en el desierto, bien en el mismo infierno.

Me gusta el calor. El divino calor que saca lo peor de nosotros mismos  para valorar la simpar razón que nos hace vivir. Que somos humanos. Que somos personas y estamos vivas y que el Divino calor en verano cómo el mal frío en invierno nos hace sentirnos vivos, indulgentes de nosotros mismos y maledicentes de todas nuestras taras y por supuesto de nuestra mala fortuna sino podemos pagarnos un aire acondicionado decente.



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