martes, 7 de junio de 2011

Personajes. El Obispo Insepulto. Alonso Suarez de la Fuente del Sauce.

Hace unos días comentaba en este mi, vuestro blog, sobre el Puente del Obispo. Uno de los primeros, por no decir el primero de los puentes renacentistas en España. Dicho puente, que salva el Río Guadalquivir me hizo pensar en su promotor. Un personaje cuando menos controvertido por cuanto hizo o dejó de hacer a lo largo de su vida. Éste personaje, primero que incluyo en el blog y que abre la vía a otros que han hoyado en la Historia de España. Éste personaje en cuestión es conocido cómo el Obispo Insepulto o el Obispo Constructor. Éste es Alonso Suárez de la Fuente del Sauce.

El amigo Su´rez nació en el pequeño pueblo abulense de Fuente del Sauce, del cual tomó su segundo apellido. Desde joven apuntó maneras y se le encomendó a la carrera eclesiástica donde, merced a su capacidad intelectual y diplomático hizo un meteorico ascenso que podría haber acabado en cardenalato o incluso papado de no ser por haber venido, por causas extrañas, a Jaén. Así, entre los destinos que fue ocupando destacan la cátedra que ocupó en 1493 al frente de la diócesis de Mondoñedo. A posteriori y durante seis años ocupa cátedra al frente del obispado de Lugo, donde se hizo querido por la población. Allí conoce que, por manos de la Reina doña Isabel, la futura Isabel I de Castilla, la Católica, se le nombra Inquisidor General en 1494 y dos años después acumula también el título de comisario de la Santa Cruzada. Éstos títulos y la rapidez con los que los aglutinó el muchacho nos da idea de que era todo un fuera de serie que pudo y llegó lejos aunque reitero, su carrera se vió de repente estancada en el Santo Reino. No podemos dejar de lado el hecho de que llegó a ser presidente del Consejo de Castilla.
Curiosamente el destino pareció jugar de manera extraña pues, en 1499 era obispo electo de Málaga, a tal diócesis iba a desplazarse cuando supo que la sede de Jaén permanecía vacante. Por entonces la ciudad de Jaén era un pequeño poblacho en zona fronteriza. Granada hacía sólo  unos años que había dejado de ser una amenaza y todas las ciudades y pueblos aledaños eran fortalezas y avanzadasdonde florecían las gentes de mala vida, prostitutas, ladrones y en general la zona era difícil e inestable, llena de miseria e insalubridad. Así llegó Alonso Suarez a la ciudad en 1500 y lo más curioso y según cuentan las crónicas es que lo hizo de manera voluntaria y totalmente contento por hacerlo. En Jaén  entregaría su alma al Creador en 1520, tras una fiebre constructora que dejaría su impronta por toda la provincia. Vivió los veinte años que lo hizo a la sombra del cerro de Santa Catalina en la calle Campanas, en la misma esquina del Mesón de la  Parra años ha desaparecido. Su hogar enlazaba con la catedral mediante un arco frente al Sagrario Viejo.
La cantidad de obras y edificaciones que a su costa sufragó y promovió se dejó notar a lo largo y ancho del territorio sobre el cual su diócesis tenía extensión. Se le llamó a tal fin el Obispo Constructor y, en los veinte años que vivió en éstos lares hizo tanto y tan bueno que aún hoy se le recuerda y venera cómo santo varón que dejó un importantísimo legado en piedra que nos llega hasta hoy. Lo curioso es que éstas obras las pagó de su fortuna y solar. A nadíe pidió y a nadie, ni persona ni organización dejó debido ni un real. Las habladurías vuelan en esos casos y enlazando con la tradición que habla de la Mesa de Salomón de la cual Juan Eslava Galán se ha hecho eco en montones de ocasiones se decía que Suárez habia encontrado lo incontrable. De hecho se sospecha que ya sabía de su existencia en jaén y que tal cuestión fue la que motivó su gran interés por venir a tierra de olivos y no otros más espirituales cómo pastor y misionero. El caso es que la referida mesa, tabla o espejo, manaría de manera continua y espectacular múltiples riquezas. El obispo, sintiéndose culpable al gozar de tales prebendas, debió pensar que, entrgándose a la construcción de edificios según las necesidades de su grey, purgaria el pecado de la codicia. Así pues podemos constractar que tomó parte efectiva cómo contribuyente dinerario en las siguientes obras de las que iré dando cuenta a través de mi sección de Patrimonio:
-Capilla en la iglesia de Fuente del Sauce en Ávila, para el enterramiento de sus familiares. Curiosamente sólo para sus familiares entre los cuales no se contaba él mismo.
-Iglesia de la Encarnación en Bailén. Edificada en 1504, una buena muestra de la construccion renacentista jiénnense.
-Puente del Obispo, sobre el río Guadalquivir en Begíjar. Edificado hacía 1505 y del que me refiero en mi otro artículo. A reseñar la gratuidad que se le otorgó por el prelado:

Este puente se llama del Obispo. Hízola toda a su costa D. Alonso de la Fuente del Sauce, Obispo que fue de Mondoñedo y después de Lugo y en el año 1500, de Jahen. Y dejó el paso libre de ella. Y es libre de todos, sin pagar tributo alguno. Comenzada el año mil y quinientos y cinco, y acabada el año mil y quinientos y ocho. Y concede a los que pasaran y rezaren un Ave-María, quarenta días de Perdón. Reza una inscripción en canteria, con primorosa letra gótica sobre el puente que cruza al Padre Betis.

Junto con el puente, el obispo sufragó la construcción de una pequeña Capilla en honor de la Virgen María al sobre el mismo Puente del Obispo

- El obispo constructor se fijó también en la Loma. Realizó para Ubeda la imponente portada de la capilla de San Ildefonso.
- Se empleó en financiar y enaltecer para la Catedral de Santa María de la capital jaenera la Capilla Mayor en 1509. Sacó los cimientos para elnaltecer una nueva.
- Financió tambien a su cargo la fachada principal de la iglesia de San Pablo también en úbeda hacía 1511.
- Construyó para la antigua sede episcopal de Baeza la Iglesia de San Andrés. Tanto por este templo cómo por el referido Puente del Obispo, le fue dado por la ciudad, el título de Bienhechor.
- Un poco más allá elevó la Iglesia parroquial de San Pedro de Sabiote
- Dándole vidilla a la gubía se labró en maderas nobles y por supuesto a su cargo la sillería del coro de la anteriormente referida Capilla Mayor. Tal patrocinio queda relevantementemostrado en ésta obra cumbre de la madera tallada con su rostro y escudo labrado en el coro. Al estar dicho coro en dicha capilla se entendío que el prelado deseaba tener sepultura en tal lugar, cómo así sucedio en el momento de su muerte, acontecida el cinco de noviembre de 1520 según las fuentes más fiables, si bien se cree que tambíen pudo llegarle el óbito dos años después.
- Portada de la iglesia de la Asunción en Villacarrillo. 1510


Así las cosas, un siglo después, el buen Obispo Constructor, gano tristemente su segundo apodo, el de Obispo Insepulto. No creo que se hiciera adrede pero el tiempo pasa, las obras de nuevos movimientos constructores sustituyen a los antiguos y la Catedral de Jaén no era ajena a ello. Por tal motivo en 1634 el Obispo Moscoso ordena que la Capilla mayor sea derruida junto con el crucero y, en definitiva con cuanto edificaron los antecesores del mismo. Las prédicas constructoras de Suárez, Merino y Osorio se avienen al derribo tanto por estar desfasadas cómo por mostrar estado ruinoso. No quedó todo en destrozo, pues para la nueva eimponente capilla del Santo Rostro se aprovechó el retablo erigido en 1610 en la querida Capilla de de la Fuente. Se anotaron las fechas de 1637 y 1653 como periodo factible de edificación. Y mientras tanto, ¿Qué pasó con el buen obispo?

Mientras los paletas se dedicaban al palustre y erigir buena factura depiedra para la Diócesis, el obispo en curso tuvo el detalle de ihnumar a Suárez, dejando su cadaver momificado en un arcón que reposaría hasta la conclusión de las obras en la Sacristía mayor. Es de notar que fueron múltiples los caballeros que, habíendose dejado la honra y la piel en la recuperación de los territorios españoles contra el moro, fueron enterrados en la mezquita reconvertida en Catedral y, con el paso del tiempo y las sucesivas reconstrucciones, se fueron perdiendo cadaveres y restos que, se supone, siguen en el primer templo metropolitano. Lo que no se sabe es en que estado o trozos. El Obispo se escapó de la quema. El otrora Obispo Constructor pasó a estar metidito en su arcón por más de cuatro siglos. En tal tesitura estuvo pues, terminadas las obras se pensó que su mejor destino sería el Coro de la catedral, donde se sepultaban por sistema los representantes episcopales.  A ésto se negaron sus descendientes y entablaron un costoso pleito con el Cabildo Catedralicio.

Un pleito que se demoró y alargó en el tiempo. Hay que decir que, si hoy el Obispo por fin ha recibido sepultura, ha sido, sin duda, por la prestancia y tozudez de las generaciones que le siguieron que, una y otra vez reclamaron su sepultura en la Capilla del Santo Rostro basando dicha reclamación en que ésta capilla ocupaba el lugar que ocupara la erigida por Suárez, que en ella había estado ya sepultado y que cómo tal había quedado establecido en su testamento. Por contra el Cabildo sostenía que, si bien la capilla era la que era, en el nuevo estatus de cobijo de la Santa Faz y por lo que ésta, en razón de reliquia y cómo parte que era, en cierto modo de el Salvador, no era lugar para sepulturas, estableciendo el coro para dichos enterramientos. Pretendía con esto enaltecer el ya de por su fuerte culto al Santo Rostro y cortar de golpe todas las posibles pretensiones de enterramiento en tal lugar a posteriori de otros obispos.

Fue tanta la acritud en el enfrentamiento que, tras un pastón gastado por ambas partes la Iglesia determinó que, sin estar sepultado, el obispo reposara en su arcón en un lado de la capilla del Santo Rostro. Al mismo tiempo estableció tres posibles casos en los que, dándose, se culminaría el caso, mientras recomendaba a los descendientes el hacer una ofrenda al Cabildo de manera anual. Ésta se haría en vísperas de Todos los Santos y el cabildo podría aceptarlo o no.  Los tres casos que se podrian dar serian:

- Que los descendientes se cansaran o pasaran de seguir haciendo ofrenda y el Cabildo sepultara al obispo en el coro, tal y cómo era su deseo.
- Que el Cabildo aceptara la ofrenda y de forma inmediata el Obispo fuera al hoyo donde era su deseo o
- Que hubiera ofrenda pero no se aceptara, con lo cual se siguiera con el Obispo en su arcón año tras año, cómo ha sido durante casi cuatro centurias.

Asi las cosas, durante años y años se fueron dando ofrendas que al principio fueron copiosas cómo ganado lanar, vino, miel y toda clase de bienes incluida la cera virgen para los oficios que, de igual modo y año tras año, fue inevitablemente rechazada por el Cabildo. Éstas ofrendas fueron perdieron fuelle a traves de los siglos y fueron quedando en unos blndones de cera que se ofrecian puntualmente y con la misma puntualidad se rechazaban, quedándose nuestro pobre episcopus en su cajón con su inscripción:

Aquí yace don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, Obispo que fue de esta Santa Iglesia, falleció a cinco de noviembre de 1522. Se mandó trasladar por los S.S. Deán y Cabildo a 24 de octubre de 1664. En sede vacante.

Dice 1522, pero según la tabla cronológica del Deán Mazas, querido por todo el pueblo de Jaén la fecha era de 1520, puede tratarse de un error o no. Tal caso es cuestion discutida y discutible aún en la actualidad.

Con la visita de Su Majestad el Rey Alfonso XIII allá por 1904 a la capital del Santo Reino se abrió el cajón para su contemplación por la regia autoridad. Se volvió a abrir a posteriori a visita del General Francisco Franco y un poco después a visitas de su esposa Carmen Polo. Se dice que la señor del Generalísimo portaba unmisal y que, por la impresión de ver la momia, lo dejó caer sobre el cadaver, quedándo este allí, sin nadie que se atreviera a recogerlo. parece ser que esto es falso y que lo que había era otro libro muy anterior. En una de esas aperturas se dice que desapareció un ejemplar de las Odas de Horacio, que fue enterrada con el obispo y que contenía las claves para localizar y emplear la anteriormente referida Mesa de Salomón. El caso es que parece ser que el robo se dió cuando se revistio la momia de pontifical. Se dice que el obispo estaba rígido, momificado y primorosamente conservado, pero con sus ropas raidas por la humedad y el tiempo. Era de porte alto y se revistio a instancias del señor Monescillo, a partir del cual el Cabildo consintió en revestirle.

Seis blandones de cera nueva eran la ofrenda que, en un momento dado se acordó entre el Cabildo y los descendientes de Suárez. Ésto se hizo por que era cansino que, a través de los años se avinieran con toda la historia de ovejas, barricas y demás. El procedimiento no varió al paso del tiempo. El dia de Todos los Santos a la hora de Vísperas un abogado en nombre de la familia, acompañado de un notario acudia a la Santa Iglesia Catedral para, citándose con el Cabildo recibir la acostumbrada negativa. Ésto se consignaba por escrito y después se firmaba por todos los congregados. Sólo hubo una vez que estuvo a punto de irse de cabeza a la capilla. Tras la toma de posesión del Deán Pedro José Espinosa, tuvo que presenciar el lúgrube y preñado de años acto. Al no conocer la historia no tuvo reparo en aceptar dicha ofrenda y a poco lo hace sino fuera por que el Arcipreste don Francisco de Civera irrumpió degolpe en el acto y, ante la expectación de los asistentes evito a voz en grito que el Cabildo perdiera su derecho de siglos. Se añadiría por acuerdo de la corporación, al canónigo mas antiguo al concilio opara evitar que la ignorancia del Deán cuajara en otro error de éste tipo.

Finalmente se llegó a una decisión salomónica. Se acordó entre cabildo y herederos que el Obispo fuera sepultado a medias. No es que fuera partido en dos. La tumba del pobre Alonso Suárez está partida por la verja que cierra la capilla del Santo Rostro. Así se respetan los deseos de las dos partes. Media tumba dentro de la capilla dando gusto a los herederos y media fuera dando gusto al cabildo. El acto de inhumación tuvo lugar el 13 de mayo de 2001. Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, el obispo constructor dejó de ser el obispo insepulto pasando a ostentar una lápida negra en la que su escudo, un sauce dentro de una fuente brota el agua mágica o bendita que simbolizó el Gualdalquivir que cruzó con su puente para edificar la Loma con fondos tan misteriosos como abundantes. Yace por fin inhumado. Tal leyenda reza en su lápida en latín. Descanse en paz.
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