Los llamados por los nazionalistas catalanes hechos del seis de octubre consistieron en los hechos insurrecionales por los cuales se sublevaron y otorgaron en proclamar el Estado Catalán dentro de los hechos derivados de la entrada de la CEDA en el gobierno de la república. Éstos hechos, coétaneos de la Revolución de Asturias que muestra el afán republicano de izquierdas por cortar el paso de la derecha al gobierno de la nación (República sí, pero sólo de izquierdas) sucedieron en mil novecientos treinta y cuatro. El breve Estado Catalán fue proclamado por Lluis Companys, a la sazón presidente de la Generalidad. Un paso más en la lealtad de los nazionalistas a España.
Antes de eso...
Recordemos que tras el cagarro de la Dictadura de Primo de Rivera, en la década de mil novecientos veinte al treinta, Alfonso XIII, cuyo cuello ya pendía de un hilo intentó salvar las formas iniciando una transición a la democracia. Para ello otorgó en organizar unas elecciones municipales, éstas serían el finiquito de la monarquía y estuvieron fijadas el doce de abril de mil novecientos trienta y uno. En Agosto del anterior año, los partidos que concurrían cómo repúblicanos, con el concurso de los nacionalistas catalanes que ya empezaban a meter el dedo en el ojo, se habían reunido con el objetivo de lograr dar una respuesta y lograr la instauración de una República en España. En esa reunión y dentro del proyecto republicano los catalanes, representados por los partidos Estat Catalá, precedente directo de lo que sería ERC, Acción Republicana de Cataluña y Acción Catalana, lograron colar un compromiso por el cual una vez proclamada la República, sus adalices se comprometían a dar una solución jurídica al problema catalán, dando un estatus jurídico autónomo a la región. Ello significaría la declaración autonómica de Cataluña con un estatuto aprobado por las Cortes Españolas.
En Cataluña concurririan todo un conglomerado de partidos. Tal y cómo sucede en la actualidad, había más papeletas que mesa donde dejarlas y, a parte de los monárquicos que no las tenían todas cosigo concurririan cuatro grupos más. Los conservadores de la Lliga Regionalista, El Partido Catalanista Republicano de carácter centrista y los progresistas de Izquierda Repúblicana de Catañuña. Por otro lado los radicales y socialistas que reproducian la conjunción estelar republicano-socialista del resto del país. Con Francisco Macias a la cabeza ERC obtuvo una aplastante victoria y no tardó para anunciar, en catalán, por radio la proclamación de la República Catalana cómo parte intengrante de la Federación Ibérica en calidad de Estado. Todo ello en el contexto del catorce de abril, en cuya mañana, Companys había proclamado la República desde el balcón del consistorio barcelonés.
Todo ello antes de proclamarse la Segunda República Española, que lo haría unas horas después en Madrid. Había prisa por lo tanto. Macias había tomado la iniciativa esperando que la nueva República anduviera en el camino federalista. Lo hizo sin pensar que le hacía la puñeta a los socialistas y de hecho violaba con saña el pacto de San Sebastian, pues daba algo por sentado sin nisiquiera haberse constituido las Cortes que debería dar a luz a la nueva Cosntitución. Eso hizo que el gobierno de Madrid le reconveniera, pero el envío de algunos ministros a Barcelona el diecisiete de abril, entre los que estaban Domingo, d´Olwer y de los Rios, suavizó las primeras ampollas, que después serían ampollones, pues lo que mal empieza... De todos modos los catalanes entraron a por uvas. Renunciaban al Estado Catalán pero a cambio querian el restablecimiento de la Generalidad, cosa que autorizaría el veintiuno Alcalá Zamora. Francisco Macias sería el presidente y habría representación de todos los partidos de izquierdas y republicanos. Además las Cortes Constituyentes reconocerían y ratificarian el Estatuto Catalán elaborado en el horno catalán y aprobado en plesbicito por los catalanes.
Cómo suele pasar, los catalanes pedían el oro y el moro y el camello y en mil novecientos treinta y dos se aprueba el Estatuto de Núria con restricciones y recortes a tutiplén. Se celebran nuevas elecciones y ERC vuelve a ganar quedándose con cincuenta y ocho de ochenta y cinco escaños posibles. El seis de diciembre Companys asumía el control de la cámara legislativa catalana. en enero del treinta y cuatro asumirian las transferencias judiciales y nuevas competencias cómo las de orden público. Desaparecian los Gobernadores Civiles, representación del Estado español y se crea el Tribunal de Casación. El uno de enero de ese año, Companys era elegido presidente de la Generalidad ante el óbito de Macias.
Semanas antes, las segundas elecciones generales del periodo repúblicano eran ganadas por la CEDA, que barría a los radicales de Lerroux y los socialistas y republicanos de izquierda fueron prácticamente expulsados de la cámara. Eso para que digan que la república fue sólo de izquierdas. Así las cosas, pasó lo que tenía que pasar, la derecha de Madrid no tragaba a la izquierda catalana y a la inversa, con lo que la aplicación de la autonomía comenzó a resentirse.
En Cataluña, Companys aspiraba a llevar a cabo una ambiciosa reforma agraria para regular la entrega de terrenos a los viticultores que no tenían propiedad yla cultivaban bajo contratos a largo plazo. El programa, llevado a cabo por la Union de Arrendadores, fundada en parte por Companys, pretendía el acceso a la propiedad. Ésto se llevaría acabo previa aprobación el doce de abril del treinta y cuatro de la Ley de Contratos de Cultivo, dando opción a los arrendadores a explotar las tierras por un mínimo de seis años y a adquirirlas pasados dieciocho. Eso fue la gota que colmó el vaso, haciendo saltar,cómo un resorte a la Lliga que, colaborando con la CEDA solicitó la inconstitucionalidad de la ley y pidió a Ricardo Samper, presidente del consejo de ministros que la presentara ante el Tribunal de Garantías Constitucionales, cosá que no perdió tiempo en hacer. Mientras la Lliga reivindicaba que la Reforma Agraria (que no se pudo llevar a cabo en el treinta y trés) era competencia estatal la Generalidad argumentaba que en virtud del estatuto de autonomía era cosa suya. El ocho de junio, se declararía por diez votos a trece incompetente al parlamento catalán para legislar en ese asunto derrogando la Ley. Eso supuso un estallido de insubordinación por parte de Cataluña con un considerable aumento del terrorismo callejero de manos las Juventudes del Estado Catalán de manos de Josep Dencás.
Se caldea el ambiente.
El tal Dencás habría obtenido la consejaría de Gobernación el dieciocho de septiembre. Miguel Badía de ERC se habría hecho con el control del orden público en Cataluña. El dos de octubre dimite Samper que no había llegado a un acuerdo con Companys, asumiendo el poder Lerroux que tendría que crear un gobierno con ministros de la CEDA, eso haría que de manera automática se proclame la huelga general en España. Ahí se empezaría a ver la influencia de izquierdas en lo que antes referí, República sí, pero sólo de izquierdas.
En Cataluña, el cinco de octubre se declara la huelga y Barcelona se paraliza. La CNT que no la ha apoyado ve cómo Dencás empieza su particular caza de brujas deteniendo a algunos anarquistas. El caso es que unos por otros se empiezan a movilizar con distintos fines. Unos cómo la Alianza Obrera persiguen la revolución social, otros cómo Estado Catalán el golpe de estado separatista. Cómo no tenían medios, al final la cosa se queda en aguas de borrajas disolviéndose los grupúsculos de escamots de Estado y militantes de Alianza el seis de octubre. Los actos de violencia serían apenas testimoniales. Tanto en Barcelona cómo en Cataluña.
Proclamando lo improclamable.
Cómo si no anduviera revuelto el tema, Companys, a las ocho de la tarde se asoma al balcón de la Generalidad y proclama el Estado Catalán dentro de la República Federal Española. Un golpe de efecto a la legalidad vigente pues la república no era en absoluto federal. Para ello no duda en usar el manido argumento de que la derecha es muy mala, que han traidionado a la república, que han ido por Cataluña y que no les deja más camino que romper la baraja, vamos, lo mismo de siempre. Aprovecha para llevar el agua a su molino y marcar la agenda al resto de España. Que si Cataluña es la verdadera valedora de la República y que si lo mejor, ya puestos, es la república federal, que es lo mejor y más moderno.
Después coge el camino y se va para la sede de la Cuarta división Orgánica del Ejército, donde pide a Balet, General catalán que es más bien tranquilo que se ponga a las órdenes de la Generalidad. Vamos, que dote de ejército al nuevo país catalán. El general que no lo ve claro parlamenta con el jefe de los Mozos de Escuadra, Pérez Fárras para que se pase por capitanía para ponerse a sus órdenes. El otro replica que el sólo obedece a Companys y Balet, tras consultar con Madrid hace lo más lógico, declarar el Estado de Guerra.
Al final pasó lo que todos esperaban, de una situación tranquila cómo la vivida el seis de ocutbre se pasa a una zona de guerra en la que las barricadas son improvisados baluartes en las que los militantes de ERC, los de la Alianza Obrera, los partidarios del PSOE y su madre vestida de verde van a hacer la revolución cada uno por su cuenta. Con escopetas y poco más eso sí, cómo dejaría en evidencia los primeros encontronazos con un ejército disciplinado y equipado. la primera acometida, por aprte de una compañia de infantería sería en el Centro Autonomista de Dependecias del Comercio y la Industria. Allí son abatidos un sargento y heridos siete militares. Ahí se desata la vorágine militar que acaba con Compte, Bardina y Alba, dirigentes del Partido Proletario Catalán.
Haciéndose los machitos por otro lado Dencás, badía y alguno más de ERC se hacen fuertes en la Via layetana con cuatro armas y no pueden contener el avance militar. Una columna de artillería se presenta en la plaza de la República (de San Jaime) comunicando al jefe de los Mozos que van a tomar la Generalidad y el Ayuntamiento. Hay un intercambio de tiros y ante la llegada de una compañia de ametralladoras se meten en el consistorio. Balet tenía orden estricta de tomar a sangre y fuego los edificios. Pero el buen hombrel sabiendo que tiene el toro cogido por los cuernos, se espera tranquilamente hasta que, rozando las seis de la mañana se descubre que Dencás habia puesto pies en polvorosa y Companys se rendía sin condiciones.
Rindiéndose que es gerundio.
En el palacio de la Generalidad fueron aprendidos, a parte de Companys, Xirau, Tarradellas, Casanellas, Ruiz y al presidente del Parlamento Casanovas. Despúes sacaron del ayuntamiento a Pi i Sunyer y algunos concejales de ERC que los flanqueaban. Después los apresados fueron ingresados en un buque prisión anclado en el puerto. El Uruguay.
En Barcelona, a lo largo del día iria volviendo la cosa a la normalidad, incluyendo llamamientos de la CNT para retornar a los puestos de trabajo. Balet por su parte pudo resolver una situación muy compleja con un mínimo de fuerza. Paradójicamente, al tiempo que el gobierno le concedía la Cruz laureada de San Fernando por éstos hechos, quedaría entre ojos de los derechistas hasta el punto de ser represaliado por el ejército nacional durante la guerra civil. En Barcelona la situación fue bastante más liviana que lo acontecido en Asturias, donde los enfrentamientos fueron bastante más cruentos.
En resumidas cuentas...
La genial idea de proclamar unilateralmente la independecia en forma de Estado Catalán en la República Federal Española (que no existía), costó unos cuarenta muertos por los combates. Algo más, unas tres mil personas, vinculadas a los protagonistas de la trama fueron sometidas a los tribunales militares, competentes por haberse declarado el Estado de Guerra. Los jefes fueron condenados a larguísimas penas de prisión por traición. Algunos verian conmutadas sus penas de muerte por cadena perpetua, cómo en el caso de Farrás o Escofet. Todo por gracia de alcalá Zamora.
En cuanto a la autonomía catalana, se vió indefinidamente suspendida, más o menos hasta la Transición, en una situación muy parecida a la actual, que empieza a clamar al cielo. La Generalidad fue sustituida por un gobernador general de Cataluña ordenado por Madrid, cuyo cargo cayó inicialmente en el teniente coronel Francisco Jimenez. Éste sería sucedido por Portela Valladares en enero del año siguiente y a éste le sucedería Pich y Pon (sin comentarios) logrando que se devolvieran a la Generalidad todas sus competencias hasta el reingreso en el gobierno de los detenidos en el treinta y cuatro ya entrado el treinta y seis en lo que se conocen cómo larguísimas penas aquí en España.
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5 comentarios:
Qué barbaridad..
Y mira que esta parte de la preguerra la conozco por haber leido varios libros sobre el tema, pero cada vez que lo lees te sorprende. Menudo batiburrillo ideológico festivo se montaron los mendarracas para acabar matandose entre ellos mismos y con los demás.
Y es que la sed de poder de estos politicuchos catalufos no tiene ningún límite, ni la lógica, ni el sentido del ridículo. Y aquí estamos, repitiendo la movida, o al menos ellos lo intentan.
Muy agradable lectura y siempre instructiva.
Un saludo.
Pues es lo mismo que ahora, ni más, ni menos, se ve que tienen el libro bein aprendido y está normalizado y todo.
Pero ahí lo ves, hacen lo que les sale de los huevos, cuando y donde quieren y si la cosa falla pues nada, la culpa es de los demás.
Y lo gracioso es que quien les vota se lo traga una y otra y otra vez.
Es pasmoso.
Bien lo dice el refrán, la cabra siempre tira al monte. Parece una maldición. No me extraña que muchos digan que tenemos que expulsarles de España y no volverlos a dejar entrar jamas. Y mira por una parte....
Saluditos.
Jajaja, no Zorrete, hay buenos catalanes, de eso doy fe, pero la verdad es que no abundan, o si lo hacen y les da cosa darse a conocer... No hay que olvidar la gran cantidad de catalanes que esperaban a Franco en la Diagonal cuando entró en Barcelona...
Un saludazo.
Si cambiamos nombres y fechas y actualizamos lo demás a nuestro tiempo... ¡Calcado oye!
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