martes, 4 de octubre de 2011

Patrimonio. Antiguas Fuentes de Jaén.

Muchos dirán que tengo cierta fijación por lo que son los cursos de agua, pues hasta la fecha, todo lo que ha publicado en torno a fotografías sacadas por mi mismo y cómo lugares recomendados son o fuentes o puentes y la verdad es que considero que son cómo verdaderas plataformas de tránsito entre nuestro mundo y aquellos en los que desearíamos estar cuando al frescor de un manantial nos sentimos transportados a un mundo de placer y sensaciones. Por cuanto yo sé, las cuetro fuentes que voy a enumerar, son o fueron abrevaderos o raudales que en su día fueron verdaderos dadores de vida, tanto a las bestias a las que surtian cómo a las personas a las que vivian cercanas a ella.
La Primera de estas fuentes sería la que hoy se conoce la de Las Bernardas, por estar cerca del convento del mismo nombre. Se trata de un pilar abrevadero de grandes proporciones, y a la vez fuente monumental, que se surtía del raudal de la llamada Fuente de Don Diego. Consta de dos pilares laterales de los que surte de agua a la enorme pila de agua en la que antiguamente se abrevaba, Está realizada toda ella en arenisca resultando un conjunto impresionante, tanto por la forma cómo por la factura y lugar en que se encuentra emplazado.











Está situada en la antigua entrada de la Puerta de Granada un poco antes del postigo conocido cómo la Puerta del Ángel,  a pocos pasos de la explanada de la Alameda y fijada al muro del convento de las Bernardas, cerca de la actual plaza de toros. Debido a su caótico estado, en mil novecientos sesenta y siete se restauró de urgencia por parte de jiennense arquitecto Luis Berges Roldán.  Se  reequilibró, se pulió y se reconstruyó cómo fuente monumental añadiéndole un cuerpo imperial con el escudo de Carlos I e inscripciones conservadas de las antiguas Carnicerías sitas al lado de la plaza del Pósito, en la plaza de San Francisco.

Andando por la antigua capital del Santo Reino y perdiéndonos por sus callejuelas en dirección al castillo nos adentramos en lo que es el casco viejo. Por encima de la Catedral y pasando la plaza de Cruz Rueda, arribaremos a la plaza de la Merced. Alli, en una plaza cerrada, pequeña y recogida encontraremos la segunda fuente de nuestro interés, la Fuente d ela Merced o cómo se la conoce en Jaén la Fuente del Conde de Torralba.














La fuente, que parece que ha estado ahí desde siempre bebe del Jaén del siglo XVIII. Las primeras noticias en las que surgen apuntes documentados y fidedignos que nos hablan de ésta fuente tienen fecha de mil setecientos doce. Siendo una fuente pública que se  conocía en aquella época como Fuente Nueva del Conde de Torralba el cual la patrocinaba para el uso público, si bien la lápida lateral cifra su construcción aún antes, en mil quinientos cuatro. Es una enorme pila de piedra adosada a uno de los edificios que se asoman a la plazoleta de la Merced, junto a la iglesía homónima. En su día se surtía del antiguo raudal del Alamillo y cómo tantas otras fuentes de la época renancentista, tenia un gran pilar abrevadero que, por desgracia, hoy se ha perdido.
Separado de éste abrevadero había un pasillo para facilitar el acceso a los caños. Éstos se encuentran en dos pequeñas hornacinas abovedadas sobre el cual se alza el cuerpo almohadillado con dos volutas a modo de frontón clásico. en tiempo tubo dos piecas de cerámica incrustadas. En éste cuerpo podemos apreciar, degastados por el tiempo tres blasones labrados en la piedra parda de la que está hecha toda la fuente. Una no se aprecía por cuanto ha sido muy castigada por los elementos. En el centro se divisa las armas del Rey y a la diestra el escudo de la ciudad de Jaén.
Seguimos con nuestro callejeo en dirección a la plaza de la Magdalena, la cual merece un capítulo aparte y nos introducimos por los callejones que, alejándonos del Archivo Provincial nos dejan caer hacía la antigua judería. Nos encontraremos así otra emblemática fuente del viejo Jaén. La Fuente de los Caños está enclavada en la plaza homónima y, surtiéndose del Raudal de la Magdalena daba agua al centro de la Ciudad Antigua, por encima de la referida judería y del Barrio de San Bartólome.
















Cómo en las grandes fuentes renacentistas, consta de un gran pilar abrevadero, bien conservado y adosado, cómo ya vemos que es costumbre en éste tipo de construcciones, a un muro. En su parte inferior,con gran sentido de la estética, tres niños desnudos de corte romano vierten grqaciosamente sus ánforas en cuyo interior vemos que el artista colocó la salida del agua en forma d epilares de bronce. Si bien el proyecto de la obra pública data de mil quinientos cincuenta y ocho, se cree que pudo ser construido por Francisco del Castillo, reputado arquitecto o de gente a su cargo. Sea cómo fuere, la fuente ostenta varías inscripciones con fechas y textos. Fechadas en mil quinientos sesenta y nueve y mil seiscientos cuarenta y ocho, si bien los textos son dificilmente legibles.
La fuente derrama sus aguas desde una antigüedad ya remota. Testigo de esto son las intrincadas calles y callejones que cómo tela de arña se derraman en todas direcciones, si bien la principal llegaria hasta San Andrés y serían herederos directos de la antigua ciudad Medieval. Ciudad en la que las fuentes y raudales eran elementos vertebradores alrededores de las cuales crecian los arrabales y barrios que, al expandirse configuraron la ciudad vieja de Jaén que hoy nos ha llegado. Ciudades que contaban con pretéritas cisternas de época romana y árabe que con el discurrir del tiempo se tornarían en éstas monumentales fuentes frecuentemente patrocinadas por gente relevante de las ciudades, como tributo y recuerdo a su persona para la posteridad
Descendiendo ya hacía Millan de Priego, frontera entre lo viejo y lo nuevo, entre el Jaén antiguo y el Jaén moderno encontraremos la última fuente a la que haremos mención en éste artículo y que se llama Pilar del Arrabalejo, por cuanto se encontraba en el antiguo arrabal extramuros a poniente de la capital, pasando la judería y cerca de la Puerta del Sol. El Arrabal conocido cómo de la Puerta de baeza, sería el que contaría con esta monumental fuente.














Así, serían los vecinos del Arrabal  los que en mil quinientos setenta y trés solicitarian permiso al cabildo de la ciudad a cargo del diseño de Alonso Barba. Dicho pilar sería una fuente monumental con dos caños, en sendas hornacinas y un gran abrevadero para las bestias. Lo ejecutaría con maestría el cantero Miguel Ruiz de la Peña, estando enclavado en un lugar clásico de la ciudad. Está rematado por un jarrón y una cartela con la fecha de mil quinientos setenta y cuatro, constituyendo una de las obras carácteristicas de servicio público del renacimiento. Se surtía del potentísimo raudal de la Magdalena y hoy lo podemos ver prestar servicio cómo antaño manando agua cómo lo hiciera durante siglos.

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