jueves, 20 de octubre de 2011

Un mes para el 20N, otra vez.

De nuevo, la Historia, se repite.
Hace exactamente treinta y seis años, un mes y un día, España enterraba más de cuarenta años de su historia bajo varias toneladas de granito en Cuelgamuros. El veinte había dejado de respirar el Generalisimo. El Caudillo por la Gracia de Dios y el Ejército de África había heredado una España en crisis severa procedente de un experimento republicano fallido e inaplicable, por segunda vez, a la realidad e idiosincracia española. Se iba dejando un país modernizado. Un país en sintonía con la realidad Europea que, si bien estaba lejos de los conciertos políticos internacionales, no estaba tan alejado cómo nos pretenden hacer creer a nivel económico. Francisco Franco se iba a rendir cuentas a Dios aquel veinte de noviembre. Hacía frió, España estaba con la oreja pegada a los partes hospitalarios y más de uno descorchó cava ante la incertidumbre que se cernía desde aquel momento en el país.

Atado y Bien Atado.

El próximo veinte de noviembre otro caudillo, éste de la ignominia, verá morir, entre espasmos de indecencia y vergüenza su carrera política. Hace treinta y seis años España empezaba a despertar a una democracia. Ahora esa misma democracia ha sido violada de tal manera que más parece haber retornado a la dictadura. Con un Estado rendido a los filoterroristas. Un sistema judicial tan politizado que no se sabe donde acaba el brazo del Ejecutivo y comienza el de la judicatura. Los sempiternos cinco millones de desempleados. Un sistema financiero y económico en retroceso y un país que no sabe si va o si viene.

El Caudillo del Talante, que llegó por un golpe de estado al poder, se va a inspeccionar esas nubes en las que parece que ha estado dormitando dos legislaturas. Deja al cuidado del cortijo a un tonto útil, un RuGalcalva que no sabe por donde le ha venido el regalo pero que va descubriendo, poco a poco, que no está ya envenenado, sino que hiede a carne agusanada. El del talante pronto descubrió su verdadera cara. No tenía nada de estadista y las pocas luces que le fueron concecidas las usó para terminar con España, un concepto disctutible y discutido que debía de ser golpeado bajo la línea de flotación.

España vió cómo los díscolos nazionalistas, aupados por el jefe de un gobierno que no se sabía si estaba aquí para representar a los españoles o enviarlos al ostracismo se crecian. España ha visto cómo los foros internacionales le ha dado la espalda. Cómo el sistema educativo hacía aguas. Cómo en definitiva se iba al guano.

20 de Noviembre.

Ese día España sepultará, por segunda vez, un dictador. Al otro bajo una losa de granito. A éste bajo una losa de olvido. Ni el infame Godoy hizo tanto mal a éste país. Nadie, nunca, superó, violó y cruzó tantos límites lógicos creyendo, encima, que ha hecho un gran papel cómo dirigente. Su partido le recordará siempre cómo el único que hizo el triplete. Peor presidente de un gobierno democrático, peor secretario general y peor ciudadano de un país que ahora va a tardar lustros, con un esfuerzo colosal y bajo presiones inmensas en recuperar, someramente, lo que tuvo antes de la crisis.

Crisis de la que el Caudillo del Talante no era responsable. Eso es admisible. Crisis que sabía que venía. Eso es cierto. Crisis que no se hizo ni se ha hecho nada para evitar, salvo sobredimensionar la deuda española, quebrar el sistema financiero al que se le inyectó analmente cincuenta mil millones de todos los españoles y rebajar nuestra calificación día a día mientras la prima de riesgo se lanzaba a la luna. España no es lo que era, nuestro Caudillo la ha transformado, no para recibir algo mejor cómo en el franquismo, sino para dejarnos que lo que venga, sea lo que sea, lo toreemos cómo Dios nos de a entender.

A rey muerto, rey puesto.

Si bien al figura del rey se ha visto seriamente cuestionada por su inoperancia, no es él el que tenía que actuar para parar al presi felón. El rey reina, pero no gobierna, y zETAparo no ha gobaernado, más bien ha dejado suelta la barra del timón para ver si la nave se dirigía a costas de singular igualdad. O quizás para ver si se estrellaba con talante en alguna isla lejana donde la Alianza de Civilizaciones, el evento astronómico con Obama y el mimo con que acogió al movimiento perroflautico del quince M le permitieran salir airoso de una gestión no desastrosa sino aniquiladora.

Dentro de un mes, el veinte de noviembre España puede elegir, o resucitar a un nuevo amanecer cómo el del setenta y cinco o hundirse definitivamente en las aguas de la estulticia. Cada uno de nosotros es responsable de ese camino. Nunca, cómo ese día, cada voto contará en la Historia. Nunca cómo ese día cada uno de nosotros será responsable de lo que quede de España al día siguiente.

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6 comentarios:

Doramas dijo...

Pues yo tengo una opinión, que espero me equivoque, y es que estos no van a soltar el poder por las urnas. Ya lo hicieron cuando la república y la actualidad política me recuerda a aquellas fechas.

Anónimo dijo...

Bueno, eso de que no es responsable de la crisis es más que discutible...
Uno no tiene por que tener intención de que algo ocurra para ser responsable de ello; un accidente de trafico es buen exponente.
Cada cual es responsable de, por poner un ejemplo, lo que pase en su trabajo, aunque él personalmente no lo haya provocado. La responsabilidad de Zapatero era ver venir la crisis y hacerla frente y no solamente no ha sido capaz sino que además la ha agravado... Y hay más que serios indicios de que ayudó y mucho a provocarla. De eso si es responsable. Jueces hay para juzgarle, yo no lo soy, pero decir que no tiene responsabilidad es como decir que un "camikace" que va a 200 por el carril contrario no es responsable de un accidente que provoque en que mueran varias personas.

Unknown dijo...

DORAMAS, sería la guinda del pastel, la forma más ruin de sindicarse cómo la izquierda casposa y antidemocrática que es. Ojalá que no tengan esas inclinaciones y, de tenerlas, que los demás seamos capaces de ponernos a la altura de las circunstancias.

Unknown dijo...

Lobo, coincido contigo en tu analisis. Pero aún así que un dirigente que no sabe hacer la "O" con un canuto llegue a presidir un país es cuando menos síntoma de un país enfermo que no sabe a donde va.

Esperemos que en las próximas elecciones podamos enmendar, siquiera mínimamente, ésta tendencia.

Anónimo dijo...

Cuando te hacen responsable aunque sea de un kiosko de pipas, lo que tienes que ver es si lo dejas mejor o peor que cuando te hiciste cargo de el. Este le puede echar la culpa al lucero del alba, pero encontró un país arriba y lo deja desolado por los cuatro costados. El presente ya le culpa, la historia le juzgara severamente.
Saluditos.

Unknown dijo...

Zorrete, para abrir un kiosko hay que saber que se vende en él. Para gobernar un país hay que ser consciente de que lo que hagas afectará a todos los ciudadanos. No se puede gobernar pensando en tu abuelo republicano cuando eso ha quedado superado y no se puede negar lo que es evidente en todo el mundo.

zETAparo es un pobre imbecil que ha jugado al gran dirigente y ha quedado convertido en el gran dictador de Chaplin.

Darle Caña a ésto: