lunes, 26 de noviembre de 2012

Bédmar. Paraje de Cuadros.

Foto CSPeinado. Rampa de Acceso al complejo de la Ermita.

En las estribaciones en que la Campiña se adentra con esmero, mediando el más grande adelfal de Europa en la agreste e impávida a los tiempos y los meteoros, Sierra Mágina, encontramos la población de Bedmar. Cabeza de señorío de antiguo y rancio abolengo en cuyo seno, a unos tres kilómetros de la población, sobre los remansos que crea el río Cuadros y bajo la atenta vigilancia de la Torre erigida por los árabes para verificar y preservar la antigua frontera entre Granada y Castilla se asienta el denominado Paraje de Cuadros.  Un lugar en que reposan las reliquias de la devoción vieja y amable que las gentes de Bedmar siguen procurando a su patrona, la Virgen de Cuadros, aposentada en su camarín durante once meses al año, dentro de una ermita escueta, sencilla, de reciente restauración, que vería el inicio de su factura allá por el año mil seiscientos quince de manos de Don Juán de la Cueva, comendador que fue de Moratalaz y segundo Marques de Bedmar en sucesión de su hermano.


Foto CSPeinado. Verja de entrada a la explanada de la Ermita.
   
Foto CSPeinado. Vegetación en el entorno de la Ermita.

Foto CSPeinado. Mural en azulejos que muestra la situación Ermita/Torreón.

Foto CSPeinado. Rampa de Acceso desde la Explanada.

Foto CSPeinado. Explanada de la Ermita de Cuadros.




Foto CSPeinado. Fuente de la Ermita de Cuadros.

Foto CSPeinado. Vista desde la Ermita de la explanada.

Foto CSPeinado. Vista de la Portada de la Ermita.

Foto CSPeinado. Vista de la Portada de la Ermita.

Foto CSPeinado. Vista de la Sacristía y el acceso a la Ermita.

Toda la sencillez que destila la ermita es un cúmulo de sentimientos que se desvelan en cada uno de los detalles que la impregnan. Detalles que, cómo los numerosos exvotos que podemos encontrar en su acceso, nos habla de gente sencilla que, a lo largo de los siglos, ha sabido ir poniendo su granito de arena para adecentar el hogar de la patrona de Bedmar. Nuestra Señora de Cuadros se yergue majestuosa sobre su pedstal dorado en un camarín todo lleno de su gracia con tonos sobredorados muy al estilo de los iconos orientales. El conjunto se encaja en un retablo que se eleva tras el altar mayor, situado bajo una cúpula ornamentada y franqueada por retablos dedicados a la Sagrada Familia y a santos de vinculación con el pueblo y la construcción. Dentro de su sencillez, la iglesia no adelece de cierta coquetería en las lámparas votivas, en la pintura ornamental de jambas y columnas e incluso en retablos y cientos de jarrones que, por doquiér, arropan a la Señora con cientos de flores frescas.

Foto CSPeinado. Vista del presbiterio de la Ermita con el camarín al fondo.

Foto CSPeinado. Vista del Camarín tras el Altar.


Foto CSPeinado. Nuestra Sra de Cuadros, patrona de Bedmar.

Foto CSPeinado. Vista del Altar y el Camarín.


Foto CSPeinado. Retablo de la Sagrada Familia.

Foto CSPeinado. Detalle del barroco retablo que orla a la Sagrada Familia.

Foto CSPeinado. Retablo lateral dentro de la Ermita.


Foto CSPeinado. Lámpara votiva de la Ermita.

Foto CSPeinado. Vista de la nave de la Ermita desde el Altar.


Foto CSPeinado. Paredes de la Ermita, ricamente decoradas.

Todo el complejo es un lugar fresco, cómo los accesos a la ermita, situados en medio de una exuberante vegetación procurada por el privilegiado lugar en que se aposenta. Una cañada protegida por miles de árboles, principalmente pinos y olivos abrevados por el generoso Río Cuadro que nace unos seis kilómetros más arríba de las nieves depósitadas en Magina y su entorno en los meses de invierno. El Rio abastece al área recreativa anexa a la ermita, a las viviendas y casas rurales circundantes y por supuesto, a la ermita, cuya fuente de seis caños refresca a los peregrinos en los largos y calurosos meses del estío. La construcción sacra es de piedra gruesa, por lo que en el interior se produce un intercambio generoso de temperatura, tanto en verano, cómo en invierno. El resto de la zona se inserta en el inmediato Parque Natural de Sierra Mágina, partiendo desde la zona, numerosas sendas y caminos muy valorados por todos los amantes del senderismo y la Naturaleza.

Foto CSPeinado. Tienda de Recuerdos y andas de la Virgen.

Foto CSPeinado. Exvotos.


Foto CSPeinado. Órreo en el descenso a la Cueva de Cuadros.


Foto CSPeinado. El agua es el elemento predominante fluyendo por doquier.


Foto CSPeinado. Rio Cuadros a su salida de la Cueva.


Foto CSPeinado. Rio Cuadros saliendo de la cueva con agua limpia.


Foto CSPeinado. Rio Cuadros entre las rocas en el interior de la Cueva.

Foto CSPeinado. Detalle de los remansos de agua y la vegetación.

Foto CSPeinado. Detalle de la vegetación que invade la Cueva.


Foto CSPeinado. Otro de los detalles del interior de la Cueva.

Otra de las atractivas visitas que se pueden realizar en el entorno es el descubrimiento de la Cueva que ha ido esculpiendo en la piedra caliza el Río Cuadros a lo largo de milenios de paciente discurrir. Una cueva cercana a la ermita y prácticamente bajo ella que se surte del generoso caudal del Río y al que podremos arribar tras dejar atrás un pequeño camino en el cual, tras otras sorpresas, podremos encontrar un órreo de piedra. La cueva es fácilmente transitable y, aunque en primavera el caudal baja algo más crecido por el deshielo, no es imposible entrar, siempre y cuando se esté dispuesto a mojarse los piés. En el interior podremos encontrar varias pozas, una cascada, que es la que surte el riachuelo en el interior de la cavidad y multitud de plantas y raices crecidas al amparo de la temperatura, la luz indirecta que recibe y la sempiterna humedad que el río Cuadros imprime en su interior. Todo ello mientras se sigue horadando la roca en un caudal eterno y cantarín.

Foto CSPeinado. Canal de salida de la cueva.


Foto CSPeinado. Recodos dentro de la Cueva.

Foto CSPeinado. Flujo de agua en el interior de la Cueva.

Foto CSPeinado. Pozas y hondonadas que se forman dentro de la Cueva.


Foto CSPeinado. Visión general de la Cueva de Cuadros.

Foto CSPeinado. Vista del acceso de la Cueva desde el interior.


Foto CSPeinado. Techumbre de la Cueva.

Foto CSPeinado. Visión General de la cueva con su acceso al fondo.

Foto CSPeinado. Flujo de agua y musgo en el interior de la concavidad.


Foto CSPeinado. Vista del río saltando sobre las piedras dentro de la Cueva.

El tercer atractivo que conserva el paraje de Cuadros el el Torreón Árabe erigido en el siglo XI y que se situaba en línea visual directa con el Castillo de Bedmar, del cual, se supone, recibiría las comunicaciones mediante heliógrafos y otros sistemas de comunicación visual. El torreón sería un puntal de defensa de la frontera entre Granada y Castilla que tanto protagonismo y castillos otorgó a la actual provincia de Jaén. Se asienta sobre una peña a excasos metros por encima de la Ermita y es la eterna pareja de la misma, pareciendo que estuviera en continua protección de la Patrona. El Torreón está compuesto de tres cuerpos diferenciados, teniendo el superior troneras, sirviendo el intermedio de despensa y el principal y de zona de vivienda estando en su base, justo por donde se accedía. Su privilegiada situación permite hacer vista de los alrededores, entre los que se avistan la serranía de Bedmar, las estribaciones de Sierra Mágina o el mismo complejo de viviendas a su base.

Foto CSPeinado. Vista de la Torre entre olivos.


Foto CSPeinado. Vista de la Torre desde el Área Recreativa.

Foto CSPeinado. Escaleras de acceso al Torreón.

Foto CSPeinado. Vista de la Serranía circundante desde el Torreón.


Foto CSPeinado. Escaleras que conducen al Torreón.


Foto CSPeinado. Torreón entre las peñas en que se asienta.

Foto CSPeinado. Torreón entre la vegetación.


Foto CSPeinado. Vista de Sierra Mágina.

Foto CSPeinado. Pinares aledaños al Torreón.

Foto CSPeinado. Detalle de la vegetación que circunda al Torreón.
Todo un lugar para perderse de manera tranquila a medio camino entre la proverbial campiña jiennense tan entregada a sus retorcidos olivos y las primeras ondulaciones de Sierra Mágina en camino hacía sus picos, valles y hondonadas. El Paraje de Cuadros es un lugar tranquilo, no demasiado masificado por la oferta turística, si bien desde hace años, se desarrolla en toda la provincia el Programa para impulsar el Turismo Interior, el mismo está más abocado hacía la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas, regalando en éstos parajes, apenas conocidos por aquellos que no sean de los alrededores, una vista y sensaciones de tranquilidad, naturaleza en estado casi puro y sobre todo una completa oferta turística basada en la tranquilidad de éstos bosques apenas recorridos. El Paraje de Cuadros merece ser visitado por lo que conlleva de carga afectiva del Pueblo de Bedmar a su patrona y por la tranquilidad y cariño de una zona a medio camino de todas partes.

Foto CSPeinado. Vista de la Serranía de Bédmar.

Foto CSPeinado. Vista de la campiña que se extiende hacia Jódar.

Foto CSPeinado. Viviendas y edificios al pie del Torreón.

Foto CSPeinado. Vista General del Torreón.

Foto CSPeinado. Macizo de Mágina desde el Torreón.
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4 comentarios:

Unknown dijo...

Tienes muy bonitas fotografía que conforman un estupendo reportaje sobre ese lugar.

Edwin dijo...

Qué bonito lugar para explorarlo! Me encantan las cuevas y riachuelos..

Unknown dijo...

Javier, ese día debí de estar muy inspirado, pues a parte de la caminata es cierto que saque verdaderas joyas para el disfrute de los que me visitan.

Unknown dijo...

maskfighter23, no es una cueva demasiado pronunciada ni profunda pero sí con un atractivo excepcional por estar cavada por el rio y estar llena de vegetación.

Darle Caña a ésto: