sábado, 17 de noviembre de 2012

Sindicalisto español, sindicalisto sinvergüenza.

Foto de Internet. Cómo yo decía, sindicalistos de Clase... Alta.
Bueno, pues ya nos hemos comido esa buena Juerga General en la que incluso hemos tenido la anécdota, maldita la gracía que le habrá hecho al restaurador, de un piquete que no sólo no le cerró el restaurante sino que, tra hincharse a comer de lo bueno lo mejor, se largó sin pagar la cuenta aduciendo que en un día tan señalado, sería obsceno usar el dinero. Una Juerga General que nos deja cuantiosos daños, cargas policiales, energúmenos demostrando que son cualquier suerte de animal a excepción de un ser humano y sobretodo, sobretodo una imagen exterior de España rayante en la república bananera con idiotas enfervorecidos en el amplio estado de desidia y permisividad que emana de nuestros obsoleto sistema judicial. Tenemos bien mercidos todos y cada uno de los hechos comprobables acaecidos en una jornada en la que los sindicalistos han perdido el norte, muchísima gente trabajó y los que fueron a dar la brasa lo hicieron no por los derechos del ciudadano sino, simplemente, por dar la nota.


Haciendo daño.

Parece ser que el sindicalisto español, habienda cuenta de su inutilidad, de la poca capa social a la que llega, de la mamadurria que profesa y de la estulticia que destila está ya, única y absolutamente, por hacer daño. No en el sentido físico, que supongo que, cómo buenos animales se guiarán por el instinto de supervivencia, ésto es mariscada, rolex y vivir cómo un rajá, sino cómo elemento distorsionante del buen desarrollo social, económico e internacional de España. Algo que nuestros sindicalistos de Clase, de clase alta se entiende, pues no creo que se vayan a ensuciar las manos de grasa estrechando las manos de un fulano empleado en un taller mecánico, se han especializado con el único objetivo de seguir viviendo, cómo ya les acostumbro Mister X, alias González desde el advenimiento del principio del final de la nación española. Un erario del que se han alimentado generosamente mientras el inequívoco visionario zETAparo nos iba metiendo en el cubo de la basura del mundo Occidental.

Es ahora que ya no hay nada en lo que raspar, ahora que ya todo se descompone cómo ceniza al viento, que los sindicalistos toman conciencia de lo precaria de su situación. No sirven para nada, no son intermediarios de nadie y simplemente están abocados a desaparecer. Así debería ser, existiendo sólo un sindicalisto que pudiera mantenerse con las cuotas de sus afiliados, aquellos a los que lograran engañar, sino fuera porque nuestro gobierno, el actual, el de Don Mariasno el Corto, les empieza a dar aire aliviando el recorte en liberados con lo que ello supone a las empresas en palabras de Montoro el Desdichado. No señor, no hemos votado al Partido Popular para ésto, sino para enmendar lo hecho por el anterior ejecutivo. No obstante, con su gabinete cagalera, el señor Rajao está consiguiendo no ya ponerse a nivel de RuGalFaisán, sino mucho más abajo, haciendo que todos empecemos a creer que el sucialismo es la panacea a todos los males que él mismo ha creado.

Sindicalistos y muy tontos.

Y es que para que dos mil sindicalistos vivan de puta madre, hacen falta varios miles más de tontos que les hagan el juego para que, total, la Reforma Laboral siga adelante, que a ellos les viene muy bien poder despedir gente a costo cero, pero viene mucho mejor tener una fuerza de choque suficiente, vociferante, culturalmente anodina, adoctrinada a base de la consigna fácil para poder, vía excusa de recortes de un estado de bienestar que nunca ha existido más allá de lo carísimo que nos ha salido a los currelas, mantener su enorme y costoso, lujoso y extravagante tren de vida. Y es normal, claro, más allá de la manifestación, de la pancarta, de la amenaza con incendiar la calle, que hasta el sucialismo patrio se une a ello entusiasmado, está el pagar las joyas de la mujer, los colegios privados, defendiendo lo público para los pobres, claro, de sus nenes o los cochazos en los que nunca les veremos llegar a los mítines y vociferamientos, que una cosa es ser de clase y otra que te envidien más de la cuenta por tener clase, jommio.

Y eso es lo que tenemos en España, lo que nos sobra y los que orgullosamente (al menos eso parece) fabricamos en masa, Tontos. Tontos para usarlos para asaltar al Congreso, jalear a los sindicalistos, aupar de nuevo al poder a los causantes de nuestra debacle o simplemente para hacer bulto en cualquier suerte de manifa por muy pintoresca o estúpida que a la mente ligeramente inteligente le pueda parecer. Y es por ello que en los puestos de responsabilidad del Estado sólo tenemos tontos, tontos que a la postre son demasiado listos, pues usan a otros, mucho más tontos, nosotros, para auparse al poder o engancharse de él, cómo hacen los sindicalistos, para mamar indefectiblemente y de manera indefinida mientras Cáritas, mucho más necesitada de fondos, pide ayuda desesperada para dar de comer a tanto producto de la buena gestión (para ellos) de los sindicalistos, en los EREs que han puesto a media España en la cola de la sopa Boba. Más o menos cómo ellos, pero con mucho menos glamour.

Y de aquí a la eternidad.

Que es más o menos el tiempo que nos resta aguantar a esa pandilla de soplapollas que son los que aguantan que el sindicalistismo sea su forma de vida y sostén usando las más peregrinas excusas. Por la sanidad, donde sobran jefes y faltan enfermeros desde los años de Guerra, por la educación pública, plenamente adoctrinada y escorada ora a la izquierda ora a los nazimbécilismos y donde ningún politicastro o sindicalisto de postín mandaría, ni harto de vino, a sus hijos. Por unos servicios públicos de calidad, que al final usan más y en mejores condiciones los extranjeros, leáse moracos y subsaharianos, para conseguir mejores prestaciones, no tener que trabajar y traerse a la familia, la prole de la familia y los vecinos de la familia a una España donde no cabe mas mierda. Mierda que, por otra parte, nos traen cada dos por tres para, reitero, seguir manteniéndose arriba mientras todo se desmorona, sin solución de continuidad y a nuestro alrededor, los sindicalistos.

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11 comentarios:

Unknown dijo...

Están, estos autodenominados lideres sindicales, en la misma provocación y mentalidad que la que tenían en los años 1930 y que terminó en una guerra civil. Y una dictadura de 40 años.

Parece que el cerebro lo tienen en exclusiva en su Libreta de Banco y todo lo demás es tratar de seguir haciendo acopio de patrimonio personal.

Para ello precisan de montar follones permanentes.

MAMUMA dijo...

Es de lo que se trata yo vivo como DIOS, y los gilipollas que chuten.

Anónimo dijo...

Zampar sin pagar forma parte del entrenamiento básico del sindicalista español de hoy día.
El Rolex es para llegar solo un poco tarde a las manifas.
Saluditos.

Unknown dijo...

Tienen un sólo objetivo ya los sindicatos, defender a la casta política de lso suyos, UGT al PSOE y CCOO a IU, son dos correas de trransmisión de sus lugartenientes, ergo son políticos y no representantes de ningún trabajador. Y los hechos dan la razón.
Ellos no se han sentido impulsados a salir a protestar contra la bajada de las pensiones que hiciera Zp ni siquiera cuando sus propios conmilitones han saqueado las cajas de ahorros provocando el desastre que ahora tenemos, ni un tanto así cuando Zp recibió la llamada de Obama y Merkel conminándole a hacer recortes, los mismos que hace Rajoy, cuando España hizo "default".

ni uno solo se movilizó y ni uno de lso que se han movilizado han renunciado a cobrar el día de la huelga, y ni uno renuncia a cobrar por cada trabajador que queda parado.

Estos son los hechos de manera breve, pero la larga lista de desgravios que hacen a los trabajadores es de tal gravedad que están completamente desautorizados y no representan a nadie. Si no emplean el piquete no consiguen nada y aún así, tampoco.

Eso sí, hemos quedado mal ante el mundo que es lo que parece que quieren hacer ver.
Hundirnos más todavía.

Saludos.

Anónimo dijo...

"La tonteria mental nazimbécil no entiende de lógica"

Tienes razón, tú eres el ejemplo perfecto.

Leona catalana dijo...

Esta vez no me ha apetecido publicar sobre esta chusma porque ya cansan.
Lo hice en los dos paros generales anteriores, con profusión de información, pero siempre es igual, matones obligando a cerrar establecimientos bajo el pomposo nombre de "piquetes informativos". ¿Informativos? Deben ser de aquellos maestros convencidos de que "la letra con sangre entra" porque las hostias que reparten estos mafiosos son de cuidado.

En cuanto a los tontos del haba, los hay a raudales. Tengo una amiga progre que me salta a la yugular si me meto con "sus" sindicalistas. La pobre chica aún está convencida de que son unos angelitos que nos salvarán de algo y de nada sirve que le ponga datos debajo de la nariz.

Entre los sinvergüenzas y los tontos muy tontos, estamos apañados.

Unknown dijo...

Javier, son listos, se emplean en dividir en lugar de unir con el único objetivo de seguir haciéndose notar y hacer que los trabajadores, pocos, por fortuna ultimamente, los apoyen.

Otra cosa es que el Gobierno, con mayoría absoluta, se cague en el esportón a las primeras de cambio aumentándoles los liberados para que se estén calladitos y tranquilitos en lo que supone todo un despropósito.

Unknown dijo...

MAMUMA, que bien lo sabes y cómo dominas lo que esos engendros representan, vivir, sin trabajar, pero no de cualquier manera, sino de puta madre y a costa nuestra.

Unknown dijo...

Zorrete, es su forma de vivir y entregarse a la causa, cómer, pagándolo con nuestro dinero (cuando lo pagan), lo mejor de lo mejor a nuestra propia costa. Es su sino y su clase sindicalista, su entrega a la causa mafiosa más grande que apreciarse pueda.

Unknown dijo...

Eleonora, tienes razón, no sirven a la clase trabajadora sino a sus amos, los que disponen de nuestros dineros para hacerles más ricos. Es una pena, pero lo sindical es una mafia tan grande cómo cualquier otra que se mantenga con dinero robado o ensangrentado.

Unknown dijo...

Leona, no hay más cera que la que arde y después de la debacle que nos ha prestado la presente Crisis, ni siquiera parafina barata ha quedado. Que hay que cortar el grifo es una evidencia que los sindicalistos se niegan a asumir.

Lo que de verdad me aterra es que aún tengan el poder de convocatoria suficiente cómo para mover tantísimo tonto del haba. Veo que la sociedad española sigue estancada y que será arduo y difícil arrancarla de ahí.

Darle Caña a ésto: