![]()  | 
| Foto CSPeinado. Siempre a la espera... | 
Dia.
No
 es posible olvidar cada hecho que, concatenado, ha ido labrando una 
amistad más allá de lo que podría ser la de un humano con otro especimén
 vivo. Quien así lo haya probado, quien lo haya tenido desde siempre a 
su lado y siempre sepa que le recordará por mucho tiempo y vida que le 
quede por vivir sabrá que el día que le deje se tornará duro. Y todo 
ello porque habrá compartido una vida al completo. Porque aquella pelota
 blanca, de pelo irreverente y ojos cerrados, que gemía y apenas comía y
 te hacía preocupar que muriera de frío en el húmedo invierno de una 
casa desvencijada, salió adelante y, aunque en primer instancia lo 
habrías matado por destrozarte a bocados muebles y enseres, ahora 
matarías por perpetuar su vida al par de la tuya y no tener que 
enfrentarte al momento inevitable de su partida. Puede ser que todos 
recordemos aquel momento en que hubiéramos abierto al puerta para que se
 marchara a los confines del mundo, pero no es menos cierto que nos 
hubiéramos arrepentido al poco de verlo partir.
Porque
 es seguro que se hubiera marchado. Raudo, en busca de territorio sin 
marcar. Ignorante de peligros, hambre o necesidad. Sin equipaje y por 
supuesto sin despedirse. Pero también es seguro que a los pocos minutos 
el arrpentimiento se cebaría en nosotros, temeríamos la pérdida brutal 
del ser querido y tratando de poner remedio al entuerto saldríamos 
veloces, bajando a grandes zancadas y de dos en dos, los escalones que 
nos conducirían a su libertad, la que le dimos insconcientes de que el 
la tomaría sin pensar en las consecuencias. Y correríamos, y buscaríamos
 por parques, alamedas y avenidas. Y lo llamaríamos y lo imagínariamos 
con otros o con otras, pasando frío y hambre o sucumbiendo bajo el 
pesado tonelaje de un vehiculo industrial. Y nos plantaríamos en una 
esquina con el corazón encogido haciendo sonar una cadena que lo une 
inevitablemente a nosotros hasta verlo apegarse, amorosamente a nuestro 
lado.
Tarde.
Asi
 es cómo pasa el tiempo, a la mañana primorosa le sigue la tarde 
luminosa en que ese ser que ya nos habrá arruinado algún mueble a la 
alzada de su pata justiciera se habrá hecho imprescindible para 
nosotros. Que se le va a hacer, el tiempo crea el vínvulo y el vínculo 
el cariño y, determinadas acciones, carantoñas, movimientos o gestos se 
nos hacen del todo imprescindibles cuando, viéndolo progresar estimamos 
que sigue ahí, a nuestra espera y ensimismamiento. Es lo que tiene el 
cariño, que con sólo un gesto o una mirada, basta para hacer brillar la 
luz de la consciencia, la complicidad y el amor fraterno con un ser al 
que nunca podremos donar sangre, nunca veremos llorar ni veremos nunca 
pedir perdón o dedicarnos una sonrisa. Un ser que, sin embargo, se 
expresa por el arrumaco y la lamida que, de manera generosa y sin 
límites nos dará a la que menos nos esperemos, insistiendo una y otra 
vez en una desbordante entrega a cambio de un poco de juego, salidas 
regulares, comida y agua.
Cómo
 un afeitado de barba que depara otra barba nueva, él siempre renacerá 
en la confianza de sentirse amado, protegido y cuidado, hasta el punto 
de quitarnos el sueño que presente unas décimas de fiebre o simplemente 
padezca un afecto intestinal que lo obligue a vomitar lo ingerido en el 
día para después, malas trazas de especie, volverlo a ingerir en lo que 
para nosotros sería un asqueroso modo de proceder y para ellos sería un 
"adelante que son dos días". Y sin embargo lo seguiremos queriendo, 
recogeremos sus heces, lo lavaremos, peinaremos, sacaremos y 
achucharemos. Nunca será consciente de haber existido ni de haber estado
 en ésta tierra, pero para nosotros, cada mirada, cada lamida, cada 
atisbo de lo que podriamos interpretar cómo cariño será muestra y 
grabación a fuego en nuestra alma de la evolución de una vida que se 
agotará a más velocidad y con más intensidad de la que nunca pudiéramos 
tener en la nuestra.
Noche.
Así
 hasta el temido momento en que él, ser que sin ser humano nos haría 
matar al que osara ponerle la mano encima decida que es nuestro turno. 
Que ya no nos pedirá más agua ni nos traerá ningún juguete para que se 
lo arrojemos. Ese día, en que la noche habrá vencido inexorablemente al 
día de nuestro amigo, los motivos de duelo se habrán multiplicando 
pensando en el pesado proceder que implica el entregar parte de nuestro 
corazón a alguien que habrá pasado de manera tan fugaz por nuestra vida 
que los años se habrán tornado en pesados días que una vez trancurridos 
tendremos cómo recordatorio de que nunca lo disfrutamos, respetamos y 
quisimos bastante. El amor que el nos dará, perdurará seguramente más 
allá de la perdida de entidad corporal y su espera, eterna, nos 
avergonzará cuando pasado un tiempo tan sólo lo recordemos al ojear 
alguna foto o recordar algún episodio que nos dedicara cómo gracia, 
desgracia o vaya usted a saber. Mientras tanto, la noche se mojará de 
tormenta y nuestros sueños se arremolinaran en la creencia, y esto creo 
poder asegurarlo, de que él estará, eternemente, esperando.
Si deseas comunicarte conmigo, agregar algo a éste artículo, exponer tu opinión en privado o sugerirme temas sobre los que hablar no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de churre_s_peinado@hotmail.com. Gracias.

4 comentarios:
Muy enternecedor de verdad, gracias por compartir el cuento.
Saludos Edwin
Una reflexión sentida, querido Peinado, acerca de la relación de los humanos con nuestros perros, sábiamente comprimida en el tiempo de un día, porque nuestras queridas mascotas viven siete veces menos que nuestra esperanza de vida, con una entrega intensa; con una vivencia acelerada en el conocimiento de nosotros, sus amos, para dejarnos después de manera tórpida y sufrida o repentinamente, caídos en cualquier postura y con los ojos mirando al infinito... Ley de vida.
Un saludazo, Peinado.
maskfighter23, una realidad que nos espera, ineludiblemente, a todos los que tenemos mascota.
jano, malos momentos el que nos depara el momento de la partida. Si bien es que sólo son una etapa más de nuestra vida en forma de animalillo, no deja de ser duro perderlos, aunque, cómo un agujero con tierra se tapa, lo mismo habremos de sustituir uno por otro.
Publicar un comentario