miércoles, 12 de diciembre de 2012

Historia. El Sitio de Barcelona (1713-1714)(1).

Sitio de Barcelona, Museo Rafael Casanova.
Dentro delos grandísimos cacaos mentales que tienen los nazimbéciles en la cabeza, el Sitio de Barcelona, acaecido al final de la Guerra de Sucesión Española, no fue una lucha por la libertad de Cataluña ni por la pérdida de su Independencia, sino meramente la lucha de la Ciudad en favor del pretendiente al trono por el lado austracista contra Felipe V de Borbón. Se produjo entre el veinticinco de julio de mil setecientos trece y el once de septiembre de mil setecientos catorce, de ahí que los Catalanes celebren el día de su comunidad autónoma en tal fecha, fecha en que perdieron defendiendo el bando del Archiduque Carlos en sus pretensiones a la Corona de España. Los ejércitos de la Ciudad estaban compuestos por la coronela, el ejército regular catalán, tropas procedentes de otros lugares de la Corona de Aragón en su defensa, reitero, de un aspirante a la Corona de España y no de la independencia catalana y aliados variados en singular popurrí del archiduque Carlos que se las vieron con las tropas del Borbón.

La Guerra de Sucesión Española.

Al morir sin descendencia el último de los Austrias, Carlos II, apodado El Hechizado, se vió con la sucesión por parte de Felipe de Anjou, francés, nieto de Luis XIV que no hablaba ni papa de español. Ello llevó a la confrontación frontal con la otra parte contratante que aducía tener vela en el entierro y que sería la compuesta por el Archiduque Carlos de Austria. La posible ruptura del equilibrio en Europa si España se tornaba borbónica, hizo que el conflicto, se tornara en una guerra civil en la que todos los que pudieron metieron la mano y la zarpa. Ya en mil setecientos dos, Felipe V juraría las Constituciones de Cataluña, añadiendo además nuevos privilegios a las instituciones catalanas que, ipso facto y pese a las malas relaciones que Cataluña había mantenido con Francia desde que Luis XIII les hiciera la faena, le rindieron homenaje y acogieron cómo nuevo Rey. No obstante, la cosa ya iba calentita y la Guerra estaba en danza, máxime cuando la Casa de Austria invadió los territorios españoles en Italia.

Ese hecho hizo que no pudiera, tal y cómo tenía previsto Felipe V, seguir jurando los fueros de Aragón y Valencia, trasladándose en persona para ver las evoluciones enemigas en el frente italiano. Corría el año mil setecientos tres cuando los austracistas recibirían el mote de Imperiales o Aguiluchos, al ser éste el emblema del Sacro Imperio Romano Germánico. A los fieles de Felipe V se les llamaría Butiflers, de donde vendría la palabra despectiva hacia los españoles no catalanes. En mil setecientos cuatro, las tropas agrupadas en la Gran Alianza de la Haya intentaron desembarcar en Barcelona para enfrentar a las tropas borbónicas con un muy reducido número de aguiluchos barceloneses. Cómo consecuencia, una vez abortada la operación varios caudillos austracistas catalanes se exiliaron mientras el virrey, Francisco de Velasco, lanzó una represión indiscriminada con el objetivo de hacer aflorar al enemigo que pululaba por la ciudad. Cómo consecuencia del exceso de celo, se conculcarían en repetidas ocasiones las Constituciones de Cataluña, aumentando ésto el apoyo a los partidarios del Archiduque.

Retorno de Felipe V.

Retornado Felipe V a Madrid, la ciudad de Barcelona, que entre otros privilegios tenía el de nombrar embajadores propios, envió a Pablo Ignacio Dalmases con el objetivo de denunciar ante el Rey en persona la actitud del Virrey Velasco. Llegando a Madrid, el cinco de febrero de mil setecientos cinco, el embajador fue detenido y encarcelando, dilatándose sólo tres meses más la paz antes de que la revuelta en Cataluña fuera efectiva. El veinte de junio de mil setecientos cinco, los caudillos austracistas, antaño pertenecientes a la gloriosa Corona de España en manos de los Austrias, traicionaban sus principios y lealtades firmando el pacto de Génova, por el cual se aliaban a Inglaterra con el objetivo de prestar su apoyo por el lado catalán al pretendiente austracista y exigir a Inglaterra que defendiera las Constituciones Catalanas tanto si ganaba Felipe V, lo cual supondría una intervención militar en pro de la Independencia de una parte de España, cosa que Inglaterra no haría cómo si ganaba Carlos de Austria, suponiendo así una tutela británica en toda orden sobre Cataluña.

Cómo se puede ver, los postulados nazimbéciles tienen buena base, ya que por entonces se apuntaba maneras para que, de un modo u otro, Cataluña siempre saliera bien parada sobre el resto de España. En octubre de mil setecientos cinco, las tropas austracistas cayeron sobre Barcelona y la Generalidad y los Consejeros de Barcelona lo aclamaron cómo a un libertador. Así, Carlos III sería proclamado, en Barcelona, rey de España, jurando respetar las Constituciones de Cataluña y convirtiendo a Barcelona en sede de su Corte, de donde después vendría creerse el centro del Mundo y baluarte austracista durante el resto de la Guerra.  En abril de mil setecientos seis, las tropas españolas con su mismo comandante en Jefe, Felipe V a la cabeza, arribarían a los arrabales de la ciudad comenzando las operaciones en pos de su reconquista. Tras bloquearla, las tropas borbónicas empezaron las maniobras con el objetivo de conquistar la fortaleza de Montjuic, siendo su toma el principio para conseguir rendir acto seguido, la ciudad.

Un Sitio demasiado corto.

El veintiuno de abril, las tropas borbónicas ya habían conseguido tomar posiciones en derredor de la fortaleza y comenzaron las labores de hostigamiento. Fue en aquel momento cuando en los mentideros de la ciudad se corrió el rumor de que las tropas austracistas, viendo la cosa muy mal, habían decidido pactar la rendición de Montjuic con los ejércitos borbónicos. Éste rumor causaría un amotinamiento general por toda la ciudad a lo largo del cual moriría el Consejero en Jefe Francisco Nicolás de Sanjuan. Quedaría al frente de la Ciudad, que no de Cataluña un mercader, Francisco Gallart y Casanova de tercer mandamás, los cuales consiguieron llamar a la calma y reorganizar la resistencia hasta que el ocho de mayo y haciendo honor a su pacto traicionero con Inglaterra, Barcelona vió cómo una flota al mando del Almirante Jonh Leake, arribaba a puerto haciendo poner pies en polvorosa a los borbónicos que, en su precipitada huida, se dejaron todo por el camino, huidos, pertrechos, suministros, munición y todo el parque de Artillería.

Continuará>>>




Bibliografía.

AA.VV. (2006): Catalunya durant la Guerra de Successió. Barcelona: Ara LlibresALBERTÍ, SANTIAGO (2006): L'Onze de Setembre
ALBAREDA SALVADO, JOAQUIM (2010): La Guerra de Sucesión de España (1700-1714)
BRUGUERA, M. (1871-2): Historia del memorable sitio y bloqueo de Barcelona y heroica defensa de los fueros y privilegios de Cataluña de 1713 y 1714. Barcelona: ed. de Luis Fiol y Gros.
COROLEU, J., y PELLA Y FORGÁS, J. (1878): Los fueros de Cataluña
HERNÁNDEZ CARDONA, F.J. y RIART Y JOU, F. (2010): Els Exèrcits de Catalunya 1713-1714: Uniformes, equipaments, organització. Barcelona: Rafael Dalmau.
LEÓN SANZ, VIRGINIA (2007): Abandono de patria y hacienda. El exilio austracista valenciano
Wikipedia.org.

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5 comentarios:

Lin Fernández dijo...

Historico y fidedigno post.Que hace honor a lo que de verdad sucedio.No las mentiras que cuentan a los chiquills catalanes en sus escuelas,un abrazo.

José Luis Valladares Fernández dijo...

La historia real de Cataluña es efectivamente muy distinta de lo que muchos catalanes hubieran querido que fuera y, por supuesto, muy distinta a la que se enseña en sus escuelas.
Hasta Casanova hizo profesión de españoleidad en los momentos más álgidos de la guerra de sucesión,

Unknown dijo...

Agustin, muchos prefieren quedarse con la mentira y pensar en una Cataluña idílica e independiente antes de enfrentarse a la realidad.

Unknown dijo...

José Luís, la Historia está ahí y para lamento de muchos, internet se presenta cómo un arma silenciosa e invasiva frente a la nefasta ideología de la que algunos siguen queriendo hacer bandera.

Unknown dijo...

La Guerra de Sucesión española y en concreto su acto final, la toma de Barcelona por los felipistas, no fue ni ese levantamiento nacional contra la opresión centralista, ni una defensa de libertades democráticas, ni esa guerra de Cataluña contra Castilla/España que nos quieren hacer ver los nacionalistas actuales con su manipulación de la Historia. Hasta Casanova arengaba a los suyos con un ¡Por España! Sin embargo, por mucho que se insista en ello y en la falsedad de la historieta, que no historia, que los nacionalistas imponen, el adoctrinamiento nacionalista es tal que sus adoctrinados nunca se dan por aludidos.

Darle Caña a ésto: