Hace unos dias, no muchos, tres, que parecen más semanas que jornadas simples, escribía para poner al tanto a los que visitais este mi, vuestro blog que quedaba en stand by hasta nueva orden. Desafortunadamente lo bueno dura menos que lo malo y vuelvo a ésta condena que no por necesaria es más molesta. Mi penitencia bloguipédica se torna de nuevo en acerada obligación y bueno, no es un secreto que ya tenía ganas de aporrear tecla para teneros al tanto de las paridas que se me pasan por la mente y poder, claro está, poneros a caldo a cada uno en vuestras respectivas bitácoras. Es broma.
Las vacaciones de los pobres son fugaces. Fugaces e intensas, pues cómo no sabes en qué momento podrás volver a retomar unos dias de asueto. En mi caso, en una situación intermedia entre el ahorcamiento total y financiero y un desahogo mas que alentador, este año he podido cogerme cuatro días, que no son mucho pero que merced al buen rendimiento laboral que vamos teniendo tanto mi pareja cómo yo alo hemos podido hacer, ya que llevábamos un par de años que, ora por el trabajo, ora por el dinero, nos ha sido imposible coger carretera y manta. Cómo digo unas vacaciones fugaces por lo rápido e intensas por cuanto quien no te llama nunca tiene el atino de hacerlo en éstos días. Quien se lleva cabreado y en silencio un porrón de meses decide joderte la vida en éstos días y claro, tu que no eres de piedra, no tienes más remedio que cabrearte y pagarlo con quien menos culpas tiene.
Al final es lo que tiene cualquier periodo temporal. Termina. Llega a su fín y supone el tránsito de una actividad a otra. En mi caso supone un tránsito muy vinculado a ésta bitácora, pues lo que retome hce cuatro meses va camino de madurar en una sucesión sinfín de artículos que, dicho sea de paso, me cuesta menos enhebrar ahora que cuando empecé. No sé si por una práctica continua en el arte de escribir o porque los contenidos, antaño ocultos a mis ojos, ahora se presentan nítidos en un camino de letras que van tejiendo una serie de relaciones, más o menos íntimas con mis contertulios. Así las cosas es tenebroso el camino a recorrer en cualquier empresa en la que, de novatos, nos iniciemos. Podemos creer que lo sabemos todo, que dominamos un determinado tema o varios pero siempre habrá un fleco, una pagina, que alguien ajeno a nosotros tenga y que éste dispuesto a compartir a cambio de una opinión, una página que el desconozca o simplemente un saludo reconociéndole su esfuerzo.
Ahora, casi a punto de culminar mis vacaciones, breves, esclarecedoras y no un fín más sino un tránsito de algo bueno a algo bastante mejor (la oportunidad de seguir escribiendo para los que visitais este mi, vuestro blog), deseo hacer una reflexión sobre lo que ha supuesto para mi el blog. Un camino de esclarecimiento en el que aprendo muchas más cosas a través de aqullos blogs con los que voy vinculándome, ya sea por gustos, afinidad ideológica o simple hobby. Una red de personas, pues no debemos nunca olvidar que tras las bitácoras, los ordenadores, los teclados, hay personas. Personas dolidas, alegres y anónimas que cejan su anonimato a través de esas webs que todos nos vamos tragando y leyendo. Personas con las que, aunque parezca que no, vamos tejiendo vínculos de esa misma afinidad, de amistad virtual que, no me cabe ninguna duda, algún dia rotará hacía una verdadera amistad en la que compartir los miles de temas que ahora compartimos por la Red al calor de unas cervecitas en un bar de copas.
Termino ya mi exposición de intenciones en éste tránsito de las vacaciones a la vida real con una petición a mis lectores y amigos. Una petición extraña en la que solicito encarecidamente que me expongan sus ideas y cositas raras que todos sabemos, esa tradición, esa leyenda, ese rumor, pues ya habeis visto que soy un poco místico en el sentido de que contemplo a nuestro país cómo una entidad viva gracias a su Historia y costumbres y, que mejor costumbre española que el marujeo sano por el cual todos nos vamos dándo a conocer a tráves de nuestras tradiciones y rumores. Bufff, aprieta el calor, pero aún me resisto a abandonar el hotel, si bién, hacerlo en vuestra compañia, será toda una gozada.
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