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Carlos III, el mejor alclade de Madrid y padre de la Criatura. |
En España tenemos una de las banderas más polémicas del mundo. Lo gracioso es que ésta, nuestra rojigualda, es polémica sólo desde hace unos años. Desde que el franquista Carlos III la creara cómo elemento opresor de las libertades republicanas y de izquierdas (gran apertura de miras) según los mísmos adalices que revientan escudos de los Reyes Católicos en cumplimiento de la Ley de Desmemoria Histérica, ha suscitado lealtades a muerte y odios idiotas para morirse. Es un trapo que identifica al polvorín de mecha mojada más grande del mundo. Amaga con reventar, reventar, reventar, pero nunca termina de explotar. Máxime cuando ese trapo en poco nos identifica y nos amaricona igual y el por qué lo daré un poco más adelante. De momento diré que Carlos III no la tenía en mente cómo enseña nacional, pues en Reino era propiedad del Rey y sus armas eran en consecuencia las de España. Fue diseñada cómo una enseña identificativa de la Real Armada en la que compartia trapo con el verdadero trapo español, las armas del rey con la cruz de Borgoña.
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Símbolos anticonstitucionales que hay que ir superando. |
Ésto, se lo explicas a algún cazurro salvarepúblicas y se te queda mirando con cara de "¿Eto que e lo que e?". Mientras ese aspirante a indignado pseudoperroflauta procesa dicha información y la contrasta con sus sectarios conocimientos de la Historia de España, te da tiempo a hacer una carrera, porque tiene el software viciado y a lo único que dará es llamarte "fascista", sin más explicación ni referencia a que base interpone para llamarte eso. Así pues, si la izquierda fué capaz de cambiar el color del Pendón de Castilla para incorporarlo a la bandera de la Real Armada para convertirlo en la bandera de la República popular española (y olé) de la que setenta años después saldrían las camisetas de la selección (lamentablemente toda cayó en la Batalla del Ebro, que no va a ser capaz cuando, tras jurar respetar el trapo de boca del Asesino de Paracuellos en los inicios de la Transición ahora es uno de los objetivos básicos a abatir.
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El burro catalán, simbolo donde los haya de un pueblo. |
Todo ésto viene al caso de una conversación que escuche anoche entre un tipo andaluz y otro, que creo era su cuñado, catalán. El andaluz, con gran razón decía que, para moverse por el mundo, sabiendo castellano, que no español, e inglés, era más que suficiente. La verdad es que dicen que, siendo camarero es cómo mejor se conoce a la gente y la verdad, vi apasionado a mi paisano y un poco incrédulo al otro tipo. Trás una breve pausa mojada en tónica el catalán dijo que ni sí, ni que no. Curioso. No se atrevía a entrar al trapo, con lo que su cuñado, previo mojeteo de lengua en Gin tonic, malicioso aseveró que, en Inglaterra se podía estudiar libremente tres idiomas, a saber, escocés en Escocia, galés en Gales e Inglés en cualquier parte del país y que la gente, cómo primer idioma siempre elegía el inglés en virtud de la movilidad y capacidad que otorga un idioma tan usado e institucionado, cosa que en España no pasaba de hacerse de manera perversa, pues el catalán se estudia de manera forzosa. El cuñado, parece ser que de Barcelona empezó a cambiar una cara y poner otra, yéndosele el color para un lado y para otro. La pregunta venía a ser "¿Es necesario saber catalán teniendo el castellano que es usado por más de cuatrocientos millones de personas?"
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Amigos para siempre... |
Ésta discusión, a la sazón de un interés que para mñi suscito la creación de un artículo del calado del que estoy creando, se daba en una terraza de verano, a la hora de cerrar, en un pueblo de la Sierra Sur de Jaén en unas deprimidas fiestas patronales que apenas sirvieron para cubrir gastos al propietario y yo la capté cuando andaba recogiendo servilleteros. El caso es que el catalán podría haber referido las costumbristas falacias sobre el patriotismo polaco basado casi exclusivamente en la perpetuación del idioma cómo vitalcuestión identitaria. Tanto que al punto es casi el único frente de batalla para el buen catalá, si lo hablas siempre y conmucho enfasís te transformaras en Supersoberanist, o algo así. Cuestiones de Historía, el expansionismo catalán por el Mediterraneo, el manido mapa de los paises catalanes (así en minúscula), la superioridad del Fútbol Club Barcelona, la decisión de quedarse allí a la Moreneta o que se yó. La capacidad de crear los mejores caganets o mona de pascua del mundo. El tipo podía haber esgrimido cualquier excuso o justificación. "Es que somos un pueblo universal". Cómo lo leeis, esa fue su respuesta y su justificación para usar el catalán y sobreprotegerlo con cuantiosas subvenciones mientras se desatiende la Sanidad o la Educación en el país de las cuatro barras.
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Barcelona dejando sus lados independentistas de lado. |
Éste inciso que parece no tener nada, o muy poco que ver con lo que hablaba al principio de nuestro artículo viene a cuenta de que, viendo la universalidad con la que el catalán se refería para justificar las ingentes cantidades de dinero que se usan para sostener la lengua de Pi y Margal, su cuñado, haciendo uso de la potestad que le daba el segundo gintonic que le serví, insistió en la cuestión preguntando por qué, si Cataluña era España, el uso del pabellón nacional, brillaba por su ausencia en muchos consistorios. Aquí perdí la onda de la conversación porque la respuesta ya la sabía. No ponemos bandera porque nuestra universalidad y la de la cuatribarrada empaña la opresiñon que sobre nuestro augusto pueblo ejerce el opresor español... Tche, ahí di con la cuestión. Con el por qué del odio a la bandera "española" y del gran patriotismo del catalá. Vamos, los de Fuerza Nueva son una mierda al lado del soberanista Catalán en su amor a España.
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El inicio de la Fractura por una cosa que nada tenía que ver. |
Sí, señores. El Catalán no odia a España, sino a su bandera y cómo son tan cuadriculados cómo para basar toda su Historia, su cultura y su identidad en un idioma, es justo que su odio no este basado en cosas tangibles y justificables, sino en cosas que para ellos suponen algo cómo la perdida de ¿libertad?. En nuestro caso un trapo. Un trapo de dos colores que sólo simboliza un ideal, el franquismo y que, solucionaría el problema simplemente con un cambio sustancial. A éstas alturas, después de statuts, jodapujolparanoias, cambios en la Constitución y problemas en las relaciones multilaterales entre pseudonaciones con España resulta que todo viene por el dichoso y amariconado trapo que nos representa. Volvamos al día que Carlos III preocupado porque sus armas se confundieran con las de Francia, Sicilia, Parma o Dos Sicilias (todas blancas y en muy probable situación de conflictividad) convocó un corcuso para realizar una enseña para la Real Armada. Una enseña para la flota. Cómo si dijeramos una bandera de proa cómo la que hoy exhiben nuestros buques y que nada tiene que ver con la enseña nacional que, paradójicamente hoy lucen los buques de la Armada.
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Hasta los bolivianos se sienten mas españoles que nosotros. |
En España somos especialistas en crear problemas donde no los hay. Del mismo modo si tenemos un problema, en lugar de solucionarlo, creamos otro mayor para taparlo, con lo que, cual bolita de nieve al final tenemos una esfera de considerables proporciones acercándosenos a una velocidad nada desdeñable y sin capacidad de escape posible. Por ello, cuando Carlos III creó la puñetera banderita que, dicho sea de paso adoro y amo pero que tengo que poner por desgracia por debajo de la verdadera bandera de España, no sabía que algún gilipollas, hembra en éste caso, la adoptaría cómo enseña nacional. Si Isabel de Castilla, la primera fue un dechado de virtudes, la II fue una cataplasma, promiscua y desde luego más preocupada por ver a su Alfonsito en el trono que por los verdaderos problemas de España. (¿Les suena?). Mientras, la verdadera enseña de España, la cruz de Borgoña bajo la cual fuimos dueños de medio mundo, mantuvimos al inglés a raya y atrajo a catalanes y vascos cómo Españoles compormetidos con la unidad de la patria, pasaba al marginal grupo carlista. Carlos María Isidro se llevó para si la sacrosanta enseña del imperio y provocóse, gracias a la ocurrencia isabelina,el comienzo de la escisión nacional de manos de una enseña que provocaría el mismo rechazo que unión suscitaba el símbolo que nos legara Felipe I de España.
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La eterna espera de nuestros hermanos americanos. |
No soy carlista ni me siento demasiado atraido por nada que huela a derechos dinásticos. La Historia es la que es y los errores son muchos. A los ingleses les pasa algo parecido. Tanto recibir culturas e inglese sde pleno derecho procedentes de cientos de puntos del imperio ha traido una confrontación brutal cómo la que se dio en los meses de Agosto del dos mil once. El imperio se desmorona por la base. Su manipulación de gentes y culturas para favorecer el mercantilismo es equivalente a la desidia de nuestro Fernando VII el Hijopudeseado que, lamiéndole las pelotas a Napoleón provocó que las Juntas de Defensa en las Colonias iniciaran la Independencia de un Imperio que no era suyo sino de todos los españoles. En ese sentido para los ingleses, su simbolo, la monarquia, es una salvaguarda en el futuro. para nosotros debe ser la Blanquirroja.
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Nuestros símbolos son los que son, pese a lo poco que les guste a algunos |
Así conseguiriamos muchas cosas. Por un lado retornar a un estatus quo con un trapo que nos identifique a todos. Creo que habría menos porblemas en que la Ikurriña y la Cuatribarrada ondearan al lado de una enseña muy vinculadas a varios pueblos. La Ikurriña la integra en sí misma y los Catalanes eran fieles seguidores de los Habsburgo con lo que les daríamos donde más les duele, su justificación para odiar a España parte, en sí, de la ausencia de éste simbolo. Volveríamos a infundir el temor en los enemigos tales cómo el inglés al volver a ver el pabellón que tantas derrotas infringiera en sus carracas de manos de soldados cómo Lezo o Velasco. Quitaríamos un símbolo que ya no es inasociable de un periodo tétrico y fatídico de la Historia. Es cómo el pollo. Nunca lo desvincularemos del periodo franquista a pesar que los Reyes Católicos y Carlos I hicieron uso del mismo, con orgullo. Volveríamos a tener un símbolo que nos identificaría a todos los españoles. A los peninsulares, insulares, aquellos que no lo son de título pero sí de corazón allende los mares en América, África y Ásia. Volveríamos a retomar una Historia que se fue por los caprichos de dos hijos de puta Padre e Hija y volveríamos a ser, por fin, una Nación.
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