Al final les dejamos las Columnas cómo moneda... |
El día que el bueno del malagueño Bernardo de Gálvez tuvo la ocurrencia de apoyar la Independencia de los Estados Unidos más valía que se hubiera quedado calentito junto a la estufa en lugar de meterse en camisas de once varas alimentando las ansias independentistas de unos, dando combustible a la masonería de otros y poniendo nuestra posición, con el culo al aire ante Francia por los pactos de Familia, en precario equilibrio. Y es que el amigo Gálvez, seguramente espoleado por los acontecimientos durante los cuales, pateamos y bien, el culo a los británicos en Cartagena de Indias de manos del glorioso Blas de Lezo apenas una veintena de años antes, se lanzó a fastidiarles un poco más tocándoles los wengues al tiempo que se deshacía apoyando a las trece colonias que serían más tarde los Estados Unidos de Norteamérica. Una jugada un tanto perrillera ya que era apoyar a un hijo e incitándole a atacar a su padre, sin tener en cuenta que, en unos años, serían uña y carne y se revolverían contra nosotros dándonos sonde más nos dolía. En el bolsillo.