Hasta mi perro sale harto de Navidad. |
Llega Santa Clossss.
A la sociedad española se la debería de llamar la sociedad esponja. Da lo mismo lo que venga del exterior, lo absorvemos y acoplamos a nuestra vida diaria de la manera más sencilla y normal. Da lo mismo que sea telemierda italiana, símbolos paganos del norte cómo el árbol de navidad o el gordo pintado de rojo por Coca Cola procedente de Estados Unidos. Sómos lo más parecidos a amebas funcionales que existe sobre la tierra y eso define nuestro carácter. Aborrecimiento masivo de lo nuestro en beneficio de lo foráneo. Es de este modo que la Navidad Sajona, carácterizada por el árbol de Navidad, una reminiscencia celta de adoración al Cedro o al Roble, se nos cuela en la casa adornada con bolones, espumillones y una referencia al Nacimiento que es esa gran estrella que colocamos en la cumbre. Aunque los fashion-victims no sepan que significa y su visión sea más caro, más inutil y más feo. O sea, es lo que mola te lo juro por Snooooopy.
Si tenemos en cuenta que éstas fechas son una efeméride sin ser pues, en muchos lugares lo único que se celebra es reunirse con ese cuñado al que en cualquier otro día le mandarías los dientes a marte, completamos una sinrazón total con una disfuncionalidad absoluta. Pareciera que algunos les produjera sarpullidos ver el carácter religioso de la Natividad (tal debiera ser el nombre) y pretendan hacerlo colar eufemísticamente por unas "Vacaciones Invernales en las que la Familia se reune amorosamente en torno a un banquete que empacharía a medio Sudán". Cómo si la familia no pudiera reunirse más que en Diciembre y el resto del tiempo nos repeliéramos cómo imanes de mismo polo e intensidad. Son cosas que nos definen, absorción de costumbres extranjeras, denostamiento de las propias "olvido selectivo" del carácter religioso de éste periodo y por supuesto, desmesurado consumismo mientras celebramos el nacimiento, en la más absoluta pobreza, del Redentor.
Pobres Reyes Magos...
Así que nuestros queridos Reyes, esos seres importados en su día, cómo el belén, de tierras italianas (lo de absorver lo extraño no es de ahora) ven cómo quedan para segundo plato del consumismo. Lo que antes era ilusión hasta última hora en un consumismo límitado a la cordura de la celebración y la capacidad económica de cada cual, ahora es desenfreno desde primera hora con los atracones hasta el día cinco con los regalos, previas comilonas de Navidad, esos regalillos que deja el Gordo enrojecido, los arreos de Nochevieja y la resaca de Año Nuevo. Eso sin contar con la breva gorda de las adquisiciones que en éstos días hacen que el estres que no hayamos pillado en todas las fiestas se acumulen por las prisas, los precios o las existencias. Eso mismo le decía yo a mi mujer a la conque de que hoy saldría para comprar los Reyes a su familia. A mi no, que yo no soy muy dado a ello y suelo pedir más salud o trabajo que meros artículos para quitarles el polvo.
Será que soy raro pero a mí, cómo ya dije artículos atrás no es que no me guste la Navidad, es que la aborrezco y sólo encuentro consuelo en que me llueva algún día para librarme de ir al campo, cosa que éste año los hados del Destino me han negado. La Nochebuena y la Navidad la solemos pasar con los más allegados, Noche Vieja la paso trabajando y del día de Reyes que, con bastante probabilidad pasaré ejerciendo el papel de recolector de olivos, sólo me interesa el delicioso Roscón que, previo regalo de la suegra (eso también es tradición), nos zampamos a dos carrillos mi legítima y yo. Así que el consumismo no cala en mí, sólo mi indignación por ver cómo una costumbre religiosa que se supone de mucho arraigo en España (la Navidad) se torna en la más sucia y pagana celebración capitalista orquestada por los grandes almacenes para, con la excusa de Santa Clos primero y de los Reyes segundo, metérnosla doblada.
Ilusión de que pase... Rápido.
Así que ya saben señores, niños y niñas, amiguitos y amiguitas, hagan sus textos para los Reyes, escribanles contándoles que se han portado muy bien y esperen que les traigan todo lo que en sus cartas se les lleve el paje Real. Cosa dudosa pues la situación económica no está para los dispendios de hace unos años en los que el nene te pedía la Luna y se la traías junto con Plutón si era menester. Ahora el consumismo anda de capa caida y, aunque las grandes superficies se afanen en vender la moto el bolsillo sigue resistiéndose a soltar. Yo por mi cuenta ni calcetines, ni vaso de leche ni galletas. Que pasen de largo esos desaprensivos que vienen a traernos obsequios que no hemos pedido en forma de colonias y corbatas. Por lo menos sino queda más remedio que recibirlos, que traigan tres o cuatro roscones. Más vale perder la noche por un empacho que levantarse por la mañana y ver que tus Reyes son un desacato.
Pobres Reyes Magos...
Así que nuestros queridos Reyes, esos seres importados en su día, cómo el belén, de tierras italianas (lo de absorver lo extraño no es de ahora) ven cómo quedan para segundo plato del consumismo. Lo que antes era ilusión hasta última hora en un consumismo límitado a la cordura de la celebración y la capacidad económica de cada cual, ahora es desenfreno desde primera hora con los atracones hasta el día cinco con los regalos, previas comilonas de Navidad, esos regalillos que deja el Gordo enrojecido, los arreos de Nochevieja y la resaca de Año Nuevo. Eso sin contar con la breva gorda de las adquisiciones que en éstos días hacen que el estres que no hayamos pillado en todas las fiestas se acumulen por las prisas, los precios o las existencias. Eso mismo le decía yo a mi mujer a la conque de que hoy saldría para comprar los Reyes a su familia. A mi no, que yo no soy muy dado a ello y suelo pedir más salud o trabajo que meros artículos para quitarles el polvo.
Será que soy raro pero a mí, cómo ya dije artículos atrás no es que no me guste la Navidad, es que la aborrezco y sólo encuentro consuelo en que me llueva algún día para librarme de ir al campo, cosa que éste año los hados del Destino me han negado. La Nochebuena y la Navidad la solemos pasar con los más allegados, Noche Vieja la paso trabajando y del día de Reyes que, con bastante probabilidad pasaré ejerciendo el papel de recolector de olivos, sólo me interesa el delicioso Roscón que, previo regalo de la suegra (eso también es tradición), nos zampamos a dos carrillos mi legítima y yo. Así que el consumismo no cala en mí, sólo mi indignación por ver cómo una costumbre religiosa que se supone de mucho arraigo en España (la Navidad) se torna en la más sucia y pagana celebración capitalista orquestada por los grandes almacenes para, con la excusa de Santa Clos primero y de los Reyes segundo, metérnosla doblada.
Ilusión de que pase... Rápido.
Así que ya saben señores, niños y niñas, amiguitos y amiguitas, hagan sus textos para los Reyes, escribanles contándoles que se han portado muy bien y esperen que les traigan todo lo que en sus cartas se les lleve el paje Real. Cosa dudosa pues la situación económica no está para los dispendios de hace unos años en los que el nene te pedía la Luna y se la traías junto con Plutón si era menester. Ahora el consumismo anda de capa caida y, aunque las grandes superficies se afanen en vender la moto el bolsillo sigue resistiéndose a soltar. Yo por mi cuenta ni calcetines, ni vaso de leche ni galletas. Que pasen de largo esos desaprensivos que vienen a traernos obsequios que no hemos pedido en forma de colonias y corbatas. Por lo menos sino queda más remedio que recibirlos, que traigan tres o cuatro roscones. Más vale perder la noche por un empacho que levantarse por la mañana y ver que tus Reyes son un desacato.
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22 comentarios:
oño, a ti te regalan corbatas y colonias... a mi me han regalado una multa de tráfico por ir a 132 km por la autopista de peaje... Eso si, con derecho a dejarmela en la mitad si pago rapido, que me han dicho los guardias que al Pere tambien tiene que llevar los reyes a sus retoños...
Amigo CS,
Espero que los Reyes sean generosos... ya verás... a última hora, sorpresón. Y espero que éste sea de los buenos, que de los otros ya andamos servidos el año pasado... y lo poco de éste.
Un abrazo, compañero... y sí, ya se acaban las fiestas y empieza la cuesta de Enero.
¿Cuesta?
Ya te dije en su dia que la Navidad no es una fiesta consumista para los católicos que celebramos la venida del Señor.
Si la Navidad se plantea desde el aspecto mercantilista y se vive de esa forma, es evidente que produce hartazgo.
Pero si se vive desde la fe, desde la solidaridad y la ayuda con los necsitados -yo colaboro en un comedor de Caritas-,si se vive con los seres queridos,los amigos, si se hace con espíritu cristiano y con amor,la Navidad es la época deñ año más maravillosa.
No seas maluco CS que luego los Reyes te traerán carbón. Por cierto a como esta la aceituna ¿a 30 céntimos por Jaén también?.
Saluditos.
En Reyes lo que más ilusión hace es ver a los niños correr por las calles con esas caras de ilusión.
Es parte de nuestra fiesta, de nuestra fe, aunque no podemos pretender vivirla como cuando éramos pequeños. Y sigo estando con Natalia, el consumismo no forma parte de lo que celebramos, es algo implantado de forma artificial.
De momento, yo me he regalado esta tarde con churros y buñuelos, me los he comprado cuando salía del curro y ya han caido la mitad.
Yo también soy de Roscón, y lo de consumir, bueno, mi hijo ya es mayor y su cumple coincide casi con los Reyes asi que un regalo cae, pero ropa y cosas necesarias y mirando bien los precios.
Saludos!
Pues a mí los Reyes como la Navidad "ni fu ni fa", entre otras muchas cosas porque ni eran tres, ni reyes ni magos. Yo cuando le he tenido que regalar juguetes a mis hijos se los he dado una semana antes, para que los disfrutasen más. El día después de reyes colegiales y no colegiales todo el mundo a la marcha. Saludos C. S. Peinado.
Lo que me pide el cuerpo pedir no creo que me lo trajeran los Reyes, así que pediré paz en mi familia y en la de todos mis amigos, empezando por vosotros mis blogueros del alma.
Un Real abrazo .
coincido: detesto el consumismo y me encanta el roscón, pero sin nata.
saludos blogueros, amigo
Que SSMM de Oriente te traigan muchas cosas.
Un beso.
Buenas C S.
Aunque sea por sólo esta vez, voy hacer una pequeña crítica. Y es que no estás diciendo nada nuevo, lo cual, a la postre, viene a darte la razón con mayor fuerza. Lo patético es que todo el mundo sabe que el espíritu navideño se ha degradado hasta el punto de convertirse en un consumismo afanoso, degradante y compulsivo, cercenando todo lo que antaño representaba. Las Navidades pasaron de ser esa época entrañable que, con el frío invernar, pasamos con el calor de la familia reunida y en la que se hace, si cabe, algún pequeño detalle el día de Reyes, a una época de consumismo de cabo a rabo, con regalos por doquier, periodo cuyo cenit viene señalado por la llegada de los Magos de Oriente, que han pasado a ser los baluartes de una infancia materialista, malcriada y consumista, carne de cañón para períodos navideños futuros. Un caldo de cultivo perfecto para la sociedad imperfecta.
Un saludo.
Eso que no falte, Lobo, que la Benemérita e Interior tienen que seguir amortizando los rádares en la medida de lo posible.
Pues el sorpresón Herep ha sido que no hay sorpreson. No ha caido nada, pero nada era loq ue esperaba, con lo que me he quedado lo mismoq ue estaba.
Para gustos colores Natalia, lo mejor es sobrellevarla cómo mejor podamos cada uno y aú.
Pues no se a cómo andará Zorrete, pero cómo siempre aqui la aceituna cae en picado y el virgen extra estaba, hace unos días, tocando fondo.
Candela, cada palo que aguante su vela y la de Papa No el viene dando caña desde tiempo atras. La ilusion es voluble, solo hace falta motivarla.
Es lo suyo ion-laos, mirar y mirar hasta lo mejor encontrar y no darse al gasto injustificado y en masa sin sentido.
Es justo pensar así Rafa, ¿De que le sirven a los crios los juguetes el último día si al día siguiente deben de acometer sus tareas rutinarias? Logramos sólo que a los tres días e imposibilitados para gozarlos plenamente se aburran de ellos.
Haces bien Capitán Trueno, proque el armamento pesado para destruir enemigos de la patria creo que no lo sirven.
Pues yo sin nata cómo que no le encuentro la gracia Jose Antonio.
Reciproco es mi deseo, María.
Así es, o al menos así lo vemos yo. Las Navidades se han degradado a un punto en que es mejor que pasen lo antes posible. Ya no se ven esos belenes, concursos de villancicos, no se pide el aguinaldo pro las casas, la misa del Gallo o estar reunidos junto a la lumbre hasta altas horas de la madrugada. Sólo mal rolletes, a ver quien paga esto o quien regala lo otro.
Patético.
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