Éste año no ha nevado excesivamente en ésta parte de España. De hecho hoy, tomando la foto que adorna la cabecera, la nieve casi brindaba por su ausencia. Ese hecho, que era sin embargo más que constatable en las cumbres de Sierra Nevada, a unos setenta kilómetros al sur, hacía que la poca agua en forma de copos prensados resultara casi irrisoria. No me ha sorprendido ésto, pues el invierno, éste invierno extraño cómo el tránsito de un país malo a otro peor, no ha dejado indiferente a nadie. Por primera vez en muchísimos años, la recolección de la aceituna se ha hecho tan seguida, tan limpiamente y de manera tan efectiva que, casi cada diez días, alguna almazara se veía obligada a cerrar la admisión de cosecheros por la simple razón de que no tenía más espacio para acoger fruto. Está siendo un invierno bastante atípico, algo de nieve ha caido, pero nada, poca y superflua.
Cumbres Borrascosas.
A mi, la ausencia de nieve me causa cierto resquemor. Por un lado, de modo práctico, el hecho de que la blanca delicia congelada no se aposente en el monte es mala señal. Casi tanto cómo la lluvia en exceso. Debe de ser que, cómo la lluvia, nunca cae a gusto de todos. Algo así pasa con la nieve y a mi, su ausencia, me fastidia casi tanto cómo su cuasiabundacia, cuando impregna una carretera por la que debes pasar con unas ruedas casi carentes de dibujo. Es fastidioso el exceso de nieve pero su ausencia... Su ausencia es pavorosa, pues es un depósito de agua que, al no caer, auspicia un verano en el que los cortes de agua andaran asegurados y el riego de cultivos peligrará casi con toda seguridad. Hoy había nieve en esos montes de la sub-Bética, pero ni que ver con otros años en que el manto ha sido masivo, de contundente hielo compactado, de entre veinte y treinta centímetros... Hoy poca, de mala calidad y con un montón de ovejas paseando sobre ella.
En el sentido figurado la cosa cambia tambien si no nieva. Ya se sabe, año de nieves, año de bienes. Pocos bienes podemos esperar este año. Unos, los que se fueron, arrasaron con todo y cómo la nieve que se derrite, se escurrieron sin más responsabilidad que la de haber sido gestores de algo abstracto, una Nación, durante un periodo francamente difícil en lo económico. Un periodo en el que aquellos que ya no están, no sólo no valoraron lo que pasaba, sino que se dedicaron al saqueo sistemático de la caja de todos aquellos que nos sentimos a gusto cuando vemos nevar y tenemos un hogar en el que resguardarnos. Hogar que aquellos que firmaron hipotecas abusivas, cuando el abuso era la tónica en un mar de abundancia de mentira, ya no tienen y que ahora, conforme a la carencia de nieve y escrúpulos no pueden ni soñar volver a conseguir, eso gracias a una crisis que los que se fueron no supieron gestionar.
Pero los que se quedan...
Trabajo tienen en un año que no es muy apetecible. Dígitos de años que aseguran calamidades y finales de ciclo que no sabemos si serán definitivos y radicales o nos dejaran con el culo al aire, la manta levantada y sin más esperanzas que ver caer un nuevo manto blanco en nuestra castigada patria para ver, si así, esa agua nos trae esos bienes que, cómo las benignas borrascas cargadas de agua hacen éste año, parecen irnos dando de lado para ver si sucumbimos en la deseperación. Los que se quedan deben de capear un temporal financiero y económico del mismo modo que el pastor debe capear la tormenta sin desatender su ganado. Lo mismo que cada uno de los que, oh milagro, conservamos el puesto de trabajo, debemos de alzarnos de la cama cada mañana para justificar ese sueldo con el que, ésta vez si, pagamos la hipoteca a nuestro particular vampiro económico de grandilocuentes siglas y menos sentimientos.
Esa zozobra me sacude cuando cada mañana mi Papa Luna, una pequeña imagen de Peñíscola impregnada de sulfato de cobalto amanece azulada lo mismo que un día de verano. Estabilidad, anticiclón, calma y una orujera emanando grandes columnas de humo cómo único cuajo gaseoso parecido a nubes que surcan el cielo. A nevado éste año sí, pero poco, ha caido cómo cae el crédito, con cuentagotas y tras mucho rogar, por dos días, en las altas altitudes de Sierra Mágina y para de contar. Vete tu ahora al banco a pedir para cambiar de coche y seguro que te pasa lo mismo, racaneo, muchas reticencias y al final ninguneo absoluto quedándosete cara de inerte mamarcio cuando sales sin el credito apetecido y con bronca por parte del director por tener un descubierto de veinte euros. Algo así ha caido en nieve éste año por éstas latitudes. Exigua vida, exigua economia, patético país y todo, todo, con falta de bienes.
A ver si otro año...
A ver si otro año cae la de Díos es Cristo. Una de esas nevadas acojonantes que cae duerante dos días y te deja un manto perlado durante varias semanas en el pueblo y varios meses en la Sierra. Sino tenemos la misma de éste año. Nada. Ni nieves, ni bienes, más crisis, menos solvencia, más incertidumbre y, al final, suicidios, desórdenes y acojone a tutiplén. Siento ser así de agorero, de fútil sentimentalista pero todo eso me provoca la ausencia de nevadas que nos deje en lo físico el agua y en lo anímico la impresión de que algo va a cambiar, de que algo va a empezar a moverse para que todo deje atrás la herrumbre de éstos cinco años de hedor financiero, penumbra económica, incapacidad política y, en general, de montones de errores que, concatenados nos dejan el mal sabor de una situación que no termina de empezar a cambiar. Lo mismo que no se decide a nevar. Y cómo no nos caigan las nieves, más vale que renuncien a tener, de nuevo, los bienes.
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20 comentarios:
Año de nieves, sí, año de bienes, así que lo que asome de 2012 da miedo. ¿Y la lluvia? Ni una gota.
Los mayas (porque son los mayas, ¿no?) auguran el fin del mundo para este 2012. ¡Vaya gracia! El fin del mundo y encima tendremos que vivirlo sendientos.
En fin, aguardemos a ver qué ocurre y vienen los bienes..., a pesar de que no viene la nieve.
Saludos.
Un poco pesimista le noto en este estupendo post.Claro que para ser realista el panorama es mas que preocupante.Nuestra Nacion se endeuda cada semana a un ritmo frenetico,Da miedo pensar que puede ocurrir,Mi post del verano 2017 pudiera pasar de la ficicion a la mas cruel realidad.un saludo y animo.
Ya hace muchos años que los expertos nos vienen diciendo que nos estamos cargando el Planeta, y desde luego creo que aciertan de pleno. Ya desde hace años no nieva donde lo ha hecho toda la vida, y los inviernos cada vez son menos fríos. Teruel uno de los lugares más gélidos de España hay años que prácticamente no nieva, y si lo hace son nevadas de risa. Otra cosa es cuando vienen esas olas de fríos polares que a lo mejor aparece la nieve donde no lo ha hecho nunca; pero vamos esto no es muy usual. En cuantos a la lluvias no sé lo que pasará, pero llueva o no, con el Gobierno seguro que nos cae la del "pulpo". Saludos amigo C S Peinado.
Tan "abstracto" consideran la Nación que el cabecilla la consideraba "discutida y discutible"...
¡Que razón tienes CS!... Año de nieves año de bienes... ¡Y este año no nieva.
¡Cuánto nos vamos a acordar de Zapatero, mucho tardaremos en olvidarle, si es que lo conseguimos alguna vez! Pero me temo que no nos acordaremos para bien.
Tranqui CS que este año el invierno viene tardío pero a final de Enero y Febrero caerá la mundial.
Saluditos.
Dicen en mi pueblo que al invierno no lo como el lobo. Así que si no es más pronto, será más tarde, pero vendrá.
Un abrazo
Lo del cambio climático es una trola que no se sostiene. El clima es cíclico y nos ha tocado un ciclo cálido que se convertirá en calente a no tardar.
Dentro de unos mesecillos, calculo.
Yo estoy con Candela, es más ¿crees que se hubiera hablado tanto de él de haber ganado Gore las elecciones y haber estado ocupado?.
Besos
Querido CS, me encanta como escribes, con esa espontaneidad y frescura que invita al diálogo y no a la simple lectura.
El invierno (y la nieve)vendrá como todos los años y, como dice mi paisano Valladares, no se lo come el lobo ni se lo comerán los tiburones de la política y las finanzas; vendrá y lo disfrutaremos a pesar de sus rigores. En los Picos de Europa y en la Sierra de Mágina caerá la túnica blanca que empapará la tierra en primavera...
Recuerdos al Dr. Mercurio y a la Casa de las Torres.
Saludos.
Buenas C S Peinado.
El problema esencial es que, tomando tu metáfora climatológica, las nieves, los temporales y demás fenómenos siempre vuelven, dado que se trata de fenómenos cíclicos. Nuestro sistema memocrático, pese a la aleatoriedad del resultado que siempre nos venden, es asimismo cíclico dado que siempre cada cierto tiempo nos toca padecer los delirios de algún Presidente con afán de protagonismo, sin ir más lejos el saliente. A los españolitos de a pie sólo nos resta comprarnos ropa de abrigo, paraguas y ale... ¡a capear el temporal!
Un saludo.
S. Cid, sedientos no, que aunque no llueva cerveza si hay y si está fresquita es la mejor forma de afrontar la Ola de Calor que, sin duda, nos sacudirá éste verano.
Que no falte, porque así, con una cervecita y una hamaca, se nos puede venir el fin del mundo encima.
Bueno, Agustin, el endeudamiento de la nación es sólo un reflejo de lo que todos los demás hamos hecho los veinte últimos años, cuando en el mismo paquete prestámico, sacabamos para el piso, el coche, las vacaciones y el botox de la parienta... Ahora toca pagar y parece ser que en el colmo de la idocia, la solución es endeuderse aún más... Así nos va.
Yo no me adhiero a ninguna de esas teorías del New Age, Rafa, yo creo que el planeta sabe autorregularse y que en el momento que seamos un verdadero problema se nos borrará de un plumazo de la faz de la tierra.
Por lo demás pues más de lo mismo, un gobierno, un país y por supuesto mucha porquería que barrer. Es lo de todos los días.
Lobo, lo abstracto es que de entre todos los que vivimos en éste país sólo se hayan quejado los pseudoizquierdistas del 15m que son, por otro lado los que más tienen que callar de ésta situación. No nieva lobo y eso no es buena señal, ni ahora, ni nunca.
Esperemos que tengas razón, Zorrete, y que veamos nuestra querida España cubierta de ese manto de nieve que tanta agua nos dejará para el incipiente verano.
Es loq ue hace falta Jose Luís, aunque no sé hasta que punto será factible.
Esperemos que tengas razón Candela, y que no terminemos calcinados en un ciclo final solar que nos mande a la urna funeraria... Que paranoico estoy.
Ya ves, María, que yo soy una persona que gusta de acometer la vida cómo venga... Ni creo ni dejo de creer en el cambi climático. Creo mucho más en el ciclo vital de la naturaleza que sigue lso cánones del equilibrio que, eso sí y en muchos aspectos, estamos aberrantemente cambiando el ser humano.
Esperemos que tengas razón Jano. Será muy triste encarar un verano con una carencia abundante de agua, ya sea cómo lluvia o cómo nieve, porque si bien aquí el invierno es riguroso, el verano ya no te cuento y es lo peor que hay, uno seco y cálido y con restricciones.
No se te olvide Wittmann, que esa periodícidad habla de una sociedad inmadura, despreocupada y carente de una necesidad auténtica de un sistema político representativo y que de respuestas a sus necesidades.
en el fondo creo que somos un poco (bastante) masocas y nos gusta que nos den caña.
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