Opinion. Ocio Indecente.

Ufff, a tomar por saco el empaste.

Antes de comenzar a escribir advierto por activa y por pasiva que no voy a hablar de meretrices ni de cosas parecidas, por lo que si algún calentón está pensando en satisfacer su onanismo en base a lo que escribo se puede ir yendo rápidamente con viento fresco. Dicho ésto deseo comunicar que en éste artículo quiero abordar lo absolutamente INDECENTE que me parecen los sueldos que nuestros bufones contemporáneos ganan por rellenar nuestro OCIO. Ésto tras soportar la atronada de ciento cincuenta petardos, cohetes y tracas en mi pueblo después de que un puñado de ricachones sobrepagados hicieran "Historia" en Londres por ganar un pedazo de hierro con forma de copa enorme. Mi perro y mis testiculos les agradecemos a nuestros simpáticos vecinos y conciudadanos que nos recordaran el evento a base de pólvora. Por si no nos habíamos enterado.

El si mereció mejor puesto en Eurovisión.

Sabido es de todo el mundo que, trabajando, no se hace uno rico. Uno gana mucho dinero o bien explotando a los que sí trabajan para el o trapicheando, o cómo abordo en el presente artículo a través de la pantomima. Me refiero pues a los actorcetes, cantantes, futbolistas, toreros, famosillos de programa de corazón y en sí, todo aquel que viva del cuento y gane de ésta manera sus buenos cuartos a costa de entretenernos e incluso de crearnos falsos dioses a los que adorar mientras ellos ingresan sus buenos dineros. Tal caso es, sin ir más lejos,  el de nuestra caterva de pseudodioses futbolísticos que, por dar cuatro patadas al balón con mucha gracia, eso sí, se embolsan unas cantidades de más de seis ceros. Mientras, hay que reconocerlo, los tontos que los adoran, que son amplia mayoría y hacen legión, no tienen ni para comer. Ni ellos ni la familia, pero eso sí, el fútbol que no falte. Y es que cuando un club se gasta la indecente suma que se gastó el Real Madrid en Ronaldo, cosa que es muy libre de hacer, para eso ha estafado dicha cantidad a quien se gasta ochenta euros en una camiseta, la situación está muy jodida. Pero jodida de verdad. Que un padre de familia parado, con hipoteca, dos hijos y mil circunstancias más sólo infarte cuando pierde su equipo, por Dios que es para dar por pérdida a toda una sociedad.

Sin entrada pero con un buen par de... piernas.

Tal situación no es única en el deporte rey, que por deporte no lo entiendo yo sino por burdo y estúpido espéctaculo y me van a perdonar los aficionados que me lean en el blog. Pero es una cosa tan sumamente repetitiva, once contra once y varias garrapatas, ahora de colores, arbitrando un partido tras partido que al final parece que estás viendo únicamente una pelota golpeándo contra la pared una y otra vez. A mí ésto me aburre, que digan "hemos ganado" me hace reirme, pues no sé si el Barça trás ganar la copa de Europa es que va a repartir con todos los demás y el hecho de tener liga, copa, mundial, eurocopa, torneos me parece de una ridiculez inconmensurablre. Antes quedaba el consuelo de que a las mujeres no les gustaba demasiado el fútbol. Ahora la neurona se les debe de ir flojeando, pues hasta en ésto se nos quieren, y están en su derecho, parecer.

Ésto si que es arte, y no la Mona Lisa.

No veo mucha lógica tampoco, hirvanando con el tema del Barça, que los cantantes y actores vivan a todo lujo mientras los mortales nos embobamos contemplando algunas actuaciones, últimamente bastante deplorables en  muchos casos, tanto sobre los escenarios, cómo en el cine o televisión. Antiguamente los bufones eran personas en cierto modo admiradas por su cercanía al poder, pero no dejaban de ser eso, bufones que distraían con sus gracietas las largas noches de invierno de los nobles. Ahora los bufones se dedican a engrosar sus cuentas corrientes cobrándoles la entrada, el merchandaising y lo que se tercie a quienes acuden a ellos cómo las moscas a la miel. En verdad y ahora que lo pienso, no sé quien será de verdad el bufón, si el que se pone a menear o el que se pone a mirar cómo menea. 

Tertuliano de prensa rosa acabando su turno...

No pretendo con ésto criticar a las profesiones dedicadas al ámbito del arte o el deporte, ni aún a las dedicadas a la prensa rosa que hacen palidecer a cualquier catedrático de periodismo. Pretendo con ésto llamar la atención sobre la sopa de amebas que cada vez flota con más ardor en los cerebros de la población. No digo que a alguien le guste un partido, que vaya a los toros (con suerte pillada de huevos de torero), que se extasie en un concierto o simplemente que se pase la tarde viendo el putiferio si no hay otra cosa mejor que hacer. Pero de ahí, a ser un fanático de un equipo del que no obtiene más beneficio que infartos si pierde y erecciones si gana, perder el culo tres dias antes para pillar la entrada para el concierto del niñato de turno (cuya carrera musical se cifra en semanas) o pagar un pastón para una entrada de las Ventas para ver cómo se masacra un pobre toro ante la concurrencia de cincuentamil animales va un paso grande, más o menos cómo el que habría que dar para cruzar el Atlántico.

Seguid así, que vereis donde vamos a llegar...

Por ello les recomiendo que dediquen su ocio a cosas constructivas (No lleven un blog), lean, paseen, comprense una mascota, hablen con su esposa (si, ese robot que les hace todo en al casa mientras se ajustan la bufanda para ver con los amigotes cómo le cascan quince goles en casa), o simplemente mediten en que pierden su vida con futbolistas, cantantes frikies (Lady Gaga o cómo un mojón puede hacerse rico), toreros (Que tienen más cuernos en casa que en la ganadería), Periodistas con la carrera cursada en Gran Hermano big Hardcore... O esos entrañables personajillos que cuentan su vida y miserias de manera descriptiva y escándalosa a toda una audiencia que sólo lo ve por el morbo, sin preocuparle lo más mínimo la sífilis que se contagió en un lupanar en Vietnam... ¡Qué País!

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Gracias.