La dura vida de camarero. |
Para los que me sigan a menudo, sabran que ando pluriempleado por la simple razón que los que no pueden no lo hacen. Por necesidad. En mi caso, el pluriempleo me absorve muchos fines de semana en el noble arte de servir, cómo camarero, en un salón de bodas. Bodas, comuniones, comidas variadas y esas cosas que hacemos los humanos en reunión, ya sea por gusto u obligación hartándose de comer y de beber. Personalmente ésto no me molesta. Es más. para mi esto es más que preciso, pues a más reuniones más trabajo y por lógica, más ingresos pecuniarios a mi favor. Y el de mi mujer, que también le da a la bandeja.
Trabajar aguantando gente. |
Ahora bien, una cosa es andar necesitado y otra muy distinta hacer el gilipollas por sistema. Esto es lo que se deben creer muchos clientes que, a la hora de sentarse en una mesa para que los sirvas, más parecen ver en tí un esclavo estúpido que no sabe ni donde está ni a que hora debede acabar de sobarles las pelotillas. Si, aunque parezca mentira y sin ahondar en lo explotado que puede llegar a estar un camarero, el servicio se acaba cuando se acaba de recoger toda la aparamenta. Da igual que acabes a las cinco de la tarde o las once de la noche. Mientras el chambado no se quede cómo te lo encontraste, de allí no se mueve ni Dios. Esto, que es fácilmente comprensible, creo, que por todo el mundo, no es de aplicación general ni mucho menos.
Sin que falte de nada. |
Es decir, sí que es así, pero no en la forma lógica en la que un camarero, cómo cualquier otro profesional, debería hacerlo, porque al factor rutinario se une, casi siempre el factor desvergüenza.Y no lo digo por generalizar, Dios me libre, lo digo por ese especimen que tanto abunda en nuestro pais y que debemos denominar, por que lo es, el tocapelotas máximo. Es fácilmente identificable porque es extremadamente amable cuandoempiezas el servicio y va sufriendo una especie de metamorfosis a lo largo del mismo por el cual la pretendida -y falsa- amabilidad que muestra mientras le llevas las primeras cervecillas va mutando en ironia y finalmente en mosqueo tocapelotaril cuando, por la misma naturaleza de tu oficio, te ves obligado a suspender elsuministro de malta en zumo por viandas en sólido. Hecho éste que va provocando la referida metamorfosis. Supongo por el mono de no poder ingerir cantidades continuas de cervezapor el morro.
Atendiendo con cortesía. |
Aún así, el tocapelotas se puede sortearde cierta manera más o menos elegante si está sólo. Es decir. Si no tiene más tocapelotas franqueándole, cosa extraña pues suelen ir en manada. Si está sólo pues le das de lado, pasas lo mínimo a su altura y sanseacabó. Pero, Ay Amigo si van en manada. El servicio se convierte en una actividad insufrible ,casi tanto con andar con chinchetas metidas en el calzado todo el día. La mesa de tocapelotas no sólo te intenta absorver pidiéndote innumerables cosas, además afectará tu rendimiento pues, al estar enfocados en ellos, descuidarás tus otras mesas convirtiéndoles, sin querer en nuevos tocapelotas que te sumergiran en una espiral de carreras, despropósitos e ironías que calaran tu alma cómo un cuchillo corta la mantequilla en verano.
Con una sonrisa en la cara. |
Pero bueno. Un servicio pasa. Aguantas mucha porquería, sandeces, ansias, ves que algunos de paciencia van cortos, de educación cortísimosy de vergüenza raspados. Compruebas el envilecimiento en función de la cantidad de cervezas que le sirvas y cómo se convierten en monstruos ávidos de suministro. Esto mientras el calor o la tardanza del camarero, porque hay que ir por grandes cantidades de jamón, otro de los objetivos del tocapelotas, van haciendo que su contador de ceporril molestiavaya creciendo para después soltarla a bocajarro. Aún así todo se pasa. Cuando pones el último café, té o manzanilla sabes que has culminado. Que ha llegado la hora de desmontar, soltar lastre y salir pitando pero... el tocapelotas está al acecho y no está dispuesto a dejerte ir tan alegremente. Aunque ya lleves diez horas corriendo por tenerlo todo listo y a pedir de boca.
Con premura y entrega. |
Hoy ha sido uno de esos casos. Cómo el movimiento del 15-M las tres comuniones que hemos atendido han ido cayendo en cadena en un tándem por tocarle los huevos al personal y es que, de verdad, lo que hemos vivido hoy, con doscientos setenta adultos y casi cincuenta niños ha sido casi para cortarse las venas por no dejárnoslas largas. Empezando por aquellos finolis muy de pueblo,que sólo faltaba que sacaran la navaja para cortar el pan y que se han indignado cuando hemos querido quitarles las fundas a las sillas, sin más ánimo que enviarlas a lavar. Las señoras decían que si los estábamos echando, que sí las otras comuniones es que eran enchufados o privilegiados, cuando aún no había habido oportunidad de quitarles a éstos el servicio.
Sin perder el tiempo, raudos y veloces. |
Despues siguieron aquellos ricachoncetes de pueblo con buenos coches y un gran chalet pero nula educación. Esos que se creen la polla con cebolla por el hecho de saber coger una copa cabernet de champán con dos dedos y decirte lo muchísimo que les quieren en la joyería del barrio de los dinerales que van a gastarse en medallones de la santa local. Supongo que para que les mantenga la economía, porque lo que es el saber estar... eso no tiene solución. Al final, todo lo bien que has hechoelservicio porque han sabido comportarse cómo personas durante todo el día se jode a la hora de levantar. A nosotros nos ha exigido, nada de pedir o rogar, que ledejaramos las mesas, fundas,manteles sucios (cómo no) porque, y aquí viene la gran explicación, así no les quitariamos las copas de champán. Prodigioso. Al final nos ha tocado desmontarles el lugar porque se han dado cuenta que para montar la barra libre y el baile había que quitar las mesas. So pena de no poder bailar más allá delo que circunscribe una baldosa de terrazo de 4o cms de lado.
A servir al tocapelotas aunque tengas lastripas negras. |
Por último están los que son familia del jefe. Estos son los más peligrosos. No son sólo tocapelotas,es que encima son aprovechados y, cuando les estás sirviendo, te piden de todo y en cantidades ingentes de lo que no está en la carta con la consiguiente distorsión no sólo del servicio sino de tus nervios y los del jefe que se le van hinchando poco a poco los cojones hasta que estalla. Por supuesto la explosión te pringa a ti, no a ellos, y te pringa de improperios por una situación que tu, precisamente tu, no has porvocado. Pero ya se sabe, los camareros vamos sobrados de espalda sobre la que volcar culpas. Nuestra última comunión ha sido de éste tipo y el roce ha llegado no cómo consecuencia de un mal servicio sino todo lo contrario. Cómo las normas mandan, por querer dejar limpio el comedor, se ha desplazado a los comensales a otro lugar para que celebren la barra libre. Consecuencia, segñun el pdre de la criatura, lo hemos echado. Para no variar. Al final tres comuniones y las tres no han tocado las pelotas y la moral.
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