miércoles, 19 de septiembre de 2012

Historia. El sitio de Cartagena de Indias de 1741 (2).

Foto de Internet. Virrey de Nueva Granada Sebastían de Eslava.
Como fuere, las defensas de Cartagena de Indias no eran demasiado potentes. Muy al estilo de improvisación española, los gruesos muros de San Felipe se pensaban que serían suficientes para detener una invasión fuera cual fuera. Al menos hasta ver aparecer casi doscientas velas por el horizonte, momento en que, a parte de murallas, supieron que tendrían que echarle muchos ovoides a la cuestión. En números, a Cartagena la defenderían del inglés apenas tres mi hombres entre tropa regular, mal armada y pertrechada y milicianos sin apenas formación militar. Junto a ellos seiscientos indios flecheros traidos del interior, de la cuenca amazónica y posesiones españolas y la marinería y tropa de los seís únicos navíos españoles que suponían la frontera naval española contra el segundo contingente de desembarco más grande de la historia tras el Desembarco de Normandía. Flota compuesta por el Galicia, cómo nave capitana, el San Felipe, el San Carlos, el África el Dragón y el Conquistador.

Pocos hombres, grandes generales. 

Lo bueno de los españoles es que nos han sobrado, tradicionalmente, mas gónadas que neuronas. Aún así en ésta ocasión se aunaron en la defensa de la llave continental de América dos de los genios militares más importantes de la Historia de España. Por un lado, el Virrey de Nueva Granada era, en aquella ocasión, Don Sebastián de Eslava, que ostentaba el grado de Almirante de los Reales Ejércitos con una extensa experiencia militar y bajo su mando el no menos importante y preparado en las lides de la Guerra y el enfrentamiento con el inglés Don Blas de Lezo, Almirante de la Armada, más conocido por "Medio Hombre", al faltarle un brazo, sacrificado en Barcelona, una pierna perdida Málaga y un ojo dado en batalla en la defensa de Toulón. Veintidós batallas hablaban  de la dilatada vida dedicada a la defensa de España que llevaba a la espaldas. Ambos hombres, que en ocasiones tendrían discrepancias en el modo de abordar la batalla, actuarían finalmente cómo uno en la defensa de los intereses ultramarinos de España.

Sin desmerecer, aunque más opacados por la Historia, participarían también en la batalla al mando de las exiguas tropas que deberían defender la Ciudad, el Mariscal de Campo Don Melchor de Navarrete, ostensorio del título de gobernador de la ciudad, que debería ingeniárselas para procurar y sacar de donde no había, víveres para el abastecimiento de las unidades militares y para la población, así cómo la gestión de la administración de la ciudad en tanto en cuanto duraran los combates. Por otro lado, el cuarto en liza fue el menos conocido Coronel Carlos Des Naux, uno de los grandes ingenieros militares que perjeñaron las defensas españolas en América y a cuyo cargo quedaron el fortalecimiento de las defensas, asumiendo el cargo de Castellano, al principio, del Castillo de San Luis de Bocachica y posteriormente Castellano del no menos imponente San Felipe de Barajas. Cuatro hombres, con un puñado de tropas, sin pertrecho, contra el grueso de la fuerza brítanica prestos a forjar su propia leyenda.

Vernon se pone gallito.

El 31 de marzo, Vernon, seguro de su victoria y muy arrogante, escribe a su esposa:
  • Desde el navío "Princesa Carolina", en el puerto de Cartagena, 31 de Marzo de 1741.
  • "Después del glorioso éxito que le ha complacido favorecernos a Dios Todopoderoso, de Cuyas múltiples gracias espero no ser olvidado nunca, no puedo dejar pasar la oportunidad de escribir una carta que envio a casa para haceros saber las gratas noticias, aunque con las prisas presentes no tengo mucho tiempo para entrar en detalles....
  • El primer ataque fue de tres de mis barcos de 80 cañones en los fuertes de San Yago y San Felipe, permaneciendo a las afueras del castillo de Boca Chica, para asegurar el desembarco; condujimos al enemigo fuera de ellos en menos de una hora, asegurando el desembarco del ejército, sin mucho más que un simple disparo de moquetón sobre ellos. Mis bravos marineros por dos veces atacaron y tomaron dos baterías en el lado opuesto del puerto; una de quince y la otra de cinco cañones de 24 libras. El general me recriminó el haber vejado a su ejército, habiendo ellos rearmado y reparado las armas después de nuestro primer ataque que las destruyó, y pudimos disponer nuestra batería en tierra.
  • En el propicio 25 de Marzo, el día que tomé el mando, el General me envió un mensaje de su intención de atacar el castillo de Boca Chica; sobre el cual, antes del tiempo que él proponía, envié todos mis barcos cargados de hombres y armados para desembarcar sobre esas baterías destrozadas una tercera vez, con el fin de distraer por ese lado, y favorecer su ataque. Pero el enemigo estaba tan consternado, que nuestras tropas marcharon dentro del castillo a través de la brecha sin que hubiera un solo disparo sobre ellos, y sobre las diez de la noche mis bravos marineros atacaron sin abrir una brecha el fuerte de San José, desde el cual, al principio de la noche, el enemigo había estado disparando a nuestros hombres con mosquetes, sin producir ningún daño. Pero ellos no se enfrentaron al ataque, pues abandonaron el fuerte, dejando sólo a tres españoles borrachos tras de sí. Animados con este éxito, mis oficiales encontraron a los españoles quemando y hundiendo sus barcos. Parte de los botes fueron separados, para intentar salvarlos; y abordaron y tomaron el barco del almirante español, El Galicia, con la bandera izada, y con su capitán dentro, el capitan de los infantes de marina, la insignia, y 60 hombres, quienes, no teniendo botes para escapar, nos dieron la oportunidad de salvar este barco, el cual tenian órdenes de hundir igual que los otros. Además del barco del almirante tomado, de 70 cañones, quemaron el San Felipe, de 80 cañones, y hundieron el San Carlos y el Africa, de 60 cañones cada uno, en el canal; y ese mismo día los únicos soldados que quedaban aquí habían hundido el Conquistador y el Dragón, de 60 cañones cada uno, ya que ellos habían hecho que todos los galeones y otros barcos yacieran debajo de Castillo Grande cerca de cinco leguas más arriba del puerto.
  • Solo tengo tiempo de añadir que ha complacido a Dios Todopoderoso preservar mi salud para llevar a cabo estas gloriosas fatigas, y tenerme en una buena disposición para comenzar con todo el posible vigor, para humillar a los orgullosos españoles, y llevarlos al arrepentimiento por todas las heridas y las depredaciones llevadas a cabo sobre nosotros durante mucho tiempo.
  • Solo tengo tiempo para enviarte mi más sincero amor y afecto hacia ti y bendiciones para nuestros queridos hijos; y con saludos para todos nuestros vecinos, y al honesto Will Fisher.
H. Moorhouse. Letters of English Seamen. (London: 1910).
(Traducción de Margarita L. B.) 

Comienzo del desastre británico.

Vernon no sabía lo que se le venía encima.  Iba en principio muy sobrado, confiado plenamente de sus fuerzas, tanto navales cómo terrestres, pero la inteligencia militar británica era bastante peor que la española y si bien ellos no sabían lo que se les venía encima, los españoles estaban sobradamente informados de la disposición naval y de tropas del almirante inglés. En el libro que he citado se describe la decisiva batalla nocturna que, teniendo lugar del diecinueve al veinte de abril de mil setecientos cuarenta y uno, llevó a los británicos a intentar tomar el Castillo de San Felipe de Barajas, descrita cómo la mayor caja fuerte del mundo, por cuanto en ella se depositaban todos los caudales que debían viajar, vía marítima a España. Verdaderamente ese intento de tomar la fortaleza resultaría toda una carnicería para los británicos que verían con horror que pese a las reducidas fuerzas españolas eran capces de infringirles un daño considerable.

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11 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa batalla, marítima y terrestre, fué el mayor palo que España dió nunca a los ingleses.
Y el único gran héroe de ella es BLAS DE LEZO porque el gobernador lo único que hizo fue ponerle obstáculos e impedir que se hicieran bien las cosas. A pesar de ello, el almirante Blas de Lezo triunfó al frente de las tropas españolas e indígenas que mandaba y de los pocos barcos que tenía.

Jaime dijo...

Los ingleses se tuvieron que comer con patatas la medalla que habian acuñado para conmemorar la victoria, en la que se ve a Blas de Lezo rindiendose a Vernon; posteriormente se prohibió hablar de la derrota en ningún lugar, ni publicar noticia alguna sobre tales hechos.
Los ingleses a Blas de Lezo le llamaban "Mediohombre"; pero su gente le llamaba "Hombreymedio"; demostró que su gente le conocía bien.
n Pasajes de San Pedro (Guipúzcoa), esta en pie la casa en la que nació este gran hombre.
Salud

Wittmann dijo...

Buenas Peinado.

Por ahí circulan grandes recreaciones de esta batalla que, en mi humilde opinión, es de las más importantes en lo que a nuestra Historia. Debería enseñarse más en los colegios e institutos, dado que es una batalla cargada de anécdotas y, sobre todo, simbolismo patrio. Ver cómo el lisiado Blas de Lezo respondía a las solicitudes de capitulación del, como bien refieres, gallito Vernon y la ya posterior anécdota eterna de las monedas conmemorativas de su "victoria".

Un saludo.

Norma dijo...

Hablas desde el Virreinato de la Nueva Granada, y, te leo desde lo que fue el Virreinato del Río de la Plata. Muy buen post histórico. Bss

Unknown dijo...

Javier, es cierto que tuvieron sus disensiones pero, sin el concurso, en mayor o menor medida de cada uno de los implicados, la defensa de Cartagena habría sido imposible. Hubo sus más y sus menos, que surgieron después de mandar al Inglés a su casa, cosa que debiéramos aprender en la actualidad, a dejar las diferencias y las idioteces para después de la crisis.

Unknown dijo...

Jaime, de Lezo era, en el fondo, una alegoría de lo que es España, capaz de conquistar el mundo con la mitad del cuerpo, mientras el otro cuerpo le pone trabas al total. Creo que de Lezo, del cual ni siquiera se conoce la sepultura y que al Estado parece no tener mucho apetito en encontrar, ha sido injustamente relegado al olvido, ya que, de haber nacido en Gran Bretaña, tendría su propia plaza al nivel de Horatio Nelson.

Unknown dijo...

Wittmann, mi estimado amigo, en España lo bueno es recordar que los izquierdistas perdieron la Guerra Civil y que por ello la derecha es mala y es mejor vender España a trozos que mantenerla unida por lo facha que resulta. Y todo por no mirar que hay historia más allá del dieciocho de julio de mil novecientos treinta y seis. Personalmente son miles las gestas, personas, hechos y lugares que han orlado la Historia de España de la mejor gloria y el mayor honor, tanto de las armas cómo de las palabras.

Unknown dijo...

Norma, querida, ¿Quieres creer que para mí siempre será el Virreinato de la Plata? En cierto modo, nos separan nuestros politicastros, pero nos une el corazón, la cultura, la lengua y nuestras tradiciones.

Anónimo dijo...

Me ha gustado eso de que tradicionalmente los españoles le echamos mas gonadas que neuronas; es una gran verdad.

Unknown dijo...

Lobo, es una certeza. El español primero actua, después se da cuenta que la ha cagado y por último al no poder deshacerlo se encoje de hombre y dice "por si acaso".

Anónimo dijo...

La historia completa, en el libro "La batalla de Cartagena de Indias". Informacion en www.labatalladecartagenadeindias.com

Darle Caña a ésto: