Llegan las postrimerías de éstas Navidades y con ellas el retorno a la rutina. Bien dice el refrán que "Hasta San Antón, Pascuas son" y tan sabio es el refranero español que, verdaderamente, la Navidad debería durar hasta el próximo dieciseís del corriente. Pero eso ya son demasiadas navidades y, al paso que vamos, pronto se acortará más, cuando sus Graciosas Majastades de Oriente hagan suspensión de pagos en favor de Santa Clos S.L. Así, unido al recorte de puentes y festividades, la Navidad quedará reducida a una semana, con suerte y no dará tiempo a coger depresión. De hecho, cuando seas consciente del plastón navideño, éste ya habrá pasado y podremos seguir en nuestro quehacer diario, el de esclavos o esclavistas, según toque. De momento, el dos mil doce ha entrado ya y nos encaminamos hacía el cambio de ciclo pronosticado por los Mayas, si bien yo creo que el cambio ya llegó con la negación de la crisis por parte de zETAparo y se ha consumado con la patética salida de tono de RuGalcalva de éste fin de semana.
Bragas Rojas.
Cómo ya hace tiempo que vamos de culo y cuesta abajo, a nadie debe de sorprender que, llegado el dos mil doce nos salude con las más variopintas catástrofes. La excisión del sucialismo apañó, la brutal subida de impuestos del govern de Rajay, la tocada de huevos de Almanidellah o cómo carallo se escriba mandando mensajitos a Occidente vía misil... Así no es de extrañar que todos los que, aún no siendo supersticiosos, pueden celebrar éstas entrañables y cargantes festividades, cumplan a rajatabla con la tradiciónes. En particular y que yo recuerde, las de ponerse ciegos con las uvas (¿A alguién le da tiempo a jamárselas todas a tiempo?), brindar con el anillo de oro enla copa de champán/cava/sidra/gaseosa (Algunos estarán cómo para someterlos a un esterilizado quirúrgico), besarse debajo del muérdago (Para el caso cualquier mala hierba vale) o la más conocida que es la de usar ropa interior de color rojo. La de la parienta es ideal y se vuelve doblemente suertible si la susodicha está "en esos días" en que las bragas andan doblemente carmesíes.
Yo, que no soy muy de supersticiones, sólo tengo la de empezar el año trabajando. Literalmente. Nada de ir a trabajar el día de Noche Vieja por la mañana o al día siguiente. Para mí, durante los últimos siete años, el tránsito de un año a otro se ha producido con la bandeja en la mano y pasando un frío del carajo en un bar en mitad de la nada serrana. Y no es baladí. Para un año que no lo hice, el dos mil nueve, dejé el blog, mi mujer perdió el bebé que esperaba, mi situación económica se vió seriamente dañada e incluso temí que en una de esas un rayo me partiera longitudinalmente en su nefasta caida desde el orto de los dioses. Por ello a mi me la trae al pairo que se cruce un gato negro, que una escalera me fuerce a repegarme a la pared bajo su trabada estructura o que en mi inutilidad manifiesta para asir con seguridad un espejo recien levantado éste pase a la lista de objetos inservibles tras su más que probable ruptura. A mi lo que de verdad me acojona y lo digo por propia experiencia es tomarme las uvas con la familia.
Cosas chungas, cosas raras...
Por lo demás no suelo ser mucho más supersticioso. Prudente si acaso, pero no supersticioso. No le temo a las maldiciones gitanas ni a bobadas similares y mis creencias metafísicas no atienden a la creencia en un sistema estructurado de Dogmas cómo nos pretende vender la Santa, Católica, Romana, Apostolica y tal y tal Iglesia. Los que me leen ya saben que sólo veo ese sistema cómo una muralla, cada vez más debilitada, ante la imparable ola islámica que en unas decadas nos sodomizará brutalmente. Creo que hay algo superior y que el Destino nos tiene marcadas las pautas en la vida. Por lo demás mis supersticiones se reducen a la ya comentada y no llegar más tarde de las ocho del trabajo. Esa creo que la compartimos todos porque la maldición es la misma, el largo y tenebroso calvario hasta las oficinas del Inem. No soy una persona que vea doblegada su voluntad por esas cosas y mucho menos que vea su vida condicionada por varibles tan poco fiables.
Aún así, el otro día mi mujer me regaló un péndulo de cuarzo. Lo compró en una tienda de artículos esotéricos y me lo obsequió sabiendo la querencia que yo tenía por un objeto de tales carácterísticas. Es una piedra ciertamente bella. Cristal de roca que presenta una limpieza y transparencia increíble y que me proporciona el placentero gusto de ver cómo doblega los haces de luz y cómo se mueve cuando se encuentra cerca de una corriente telúrica de esas que tan abundantes son por aquí. Ese, junto con el hecho de doblarla en la transición temporal del año que acaba al año que comienza, son mis únicos atisbos de contrarazocínio. Y muy gustosamente lo comparto con vosotros que me seguís en éste primer artículo del año. No espero que sea el mejor, pero siendo el primero es de justicia alborear esos gustos que os muestro y que deseo os sirvan de consuelo si el año no ha empezado con el tino que debiéra o, por el contrario, de contrapunto si el mismo ha empezado bueno, bueno, bueno.
Asi que...
Espero que éste año que recien acaba de avenirse sea un gran año. El pasado ha sido bueno y al menos espero que el presente sea igual. Peor no lo quiero, cómo supongo que nadie en su sano juicio aceptaría acogerlo. Mejor es factible, pero ante la duda mejor quedarse uno cómo está. No hay que comer ansias y las limitaciones de cada cual, sin dejar de lado el hecho de que debemos seguir adelante e intentar superarnos, iran marcando las pautas para aforntar los desafíos que, sin duda, se iran presentando conforme vayan corriéndo las calendas. Yo he cumplido un año más con el rito y, si bien la cosa no está cómo para tirar cohetes ( más bien para metérselos en la boca y prender la mecha, según casos), alguna alegría si que nos llevaremos y yo ya me he llevado la primera viendo que el blog se mantiene y que puedo seguir soltando mis paridas a mis devotos, con los que debería formar el club de las causas perdidas a fin de emborracharnos en la orgía dialectica de nuestras propias bitácoras. Sin supersticiones, feliz año.
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12 comentarios:
Pues procura poner barreras o fosos o lo que sea a base de esa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, o lanza en ristre para detener al Islam.
Porque, como llegar llegue, te forzaran a ponerte a mirar para La Meca y a rezar. Y si no, ya sabes, al infiel, la muerte. Esos si que no se andan con remilgos.
Un abrazo
Pues nos espera un año 2012 en que vamos a tener que encomendarnos a todos los santos y rezar lo que sepamos, por que el panorama que se presenta es negro azabache.
Dentro de lo malo.que puede ser 2012 al meno ya sabemos por donde iran los tiros,Por lo menos estamos prevenidos.Y a la proxima tocada de huevos via subida de impuestos.armarle una buena huelga salvaje en las calles.Eso si pasando de los Sindicatos,Tun saludo.
Pues yo ya me he comprado ajos y varias docenas de escapularios, solo que este Drácula no se nos tira al cuello sino al bolsillo y a la moral.
Por si te sirve de consuelo -que no creo- piensa si se hubiera quedado ZP cuatro años más..
uuhhhh!!!
La opulencia gastronomica ha terminado, las burbujas coperas tambien y las uvas dónde estaran ya.
Hemos comenzado el año ya con los sobresaltos de las medidas anti deuda y las amenazas iraníes.
Esperemos que se tranquilicen un poco los mercados y la deuda no rebose el vaso, creo que ya va siendo hora de tener un poco de sosiego.
Saludos.
Pues yo casi me conformo conque 2012 no sea mucho peor que 2011...
Jose Luis, ya tengo la cueva llena de víveres, las escopetas límpias y cartuchos en abundancia... por loq ue pudiera pasar.
No tanto Natalia, sólo hay que encomendarse al santísimo bolsillo de cada cual, del que no deben salir mas billetes que plegarias si que remos llegar a final de año.
Estaremos preparados para lo que se tenga que venir, Agustín, voto a brios.
Y comprate una buena maza con pinchos, por si tenemso que hacer flamenquines de politicastro, que será lo más factible viendo lo visto,Candela.
Pues ya sabes lo que toca Helio, muchísimo Alkaserser por vía intravenosa para evitar los enormes dolores de estómago que aún nos han de provocar las avenidas de la marea económica de Rajay.
En esas andamos, Lobo, en esas andamos...
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