Hace doscientos años unos señores que estaban enclaustrados en la última ciudad que le quedaba por tomar al ejército napoleónico, la inmortal Gades, aprobaron, creo yo que, por puro aburrimiento, la primera Constitución de España. Eran los tiempos en que el Felón vivía del carajo en Bayona, Godoy había puesto píes en polvorosa tras ser el peor gobernante de la historia de la Nación, tan sólo superado por el Bufón Mayor del Reino zETAparo. Eran tiempos gloriosos de finiquito del Imperio, a causa indirecta de la misma Constitución, con Churruca puliéndose el cobre en Trafalgar y todo un país en efervescencia harto del gabacho que, ese sí, nos expoliaba que daba gusto. Una situación que los habitantes de Cádiz, a gustito dentro de sus murallas, haciendose tirabuzones con las bombas que tiran los fanfarrones, aprovecharon para, metiéndose en el Oratorio de San Felipe Neri, escuchando todas las aportaciones de los mentideros y pensando que ya era hora de dejar de ser súbditos crear un texto que regulara las funciones del Estado.
Constituciones del Pueblo, para el Pueblo pero sin el Pueblo...
El caso es que en aquel texto, que hoy por hoy sigue existiendo y que éstos días se muestra en la ciudad que la parió, se consagraba la soberanía popular y que los poderes emanaban del pueblo tal y cómo un texto de hoy en día podría hacer. El problema es que era tan idealista que una vez expulsado el invasor francés, reinstaurada la monarquía hispánica tras la huida de Pepe Botella a América con las joyas de la corona española gracias a las cuales vivió cómo un maharajá hasta el día de pudrirse en la tumba, el rey Felón, alias el Deseado, decidió que aquello que daba el poder al pueblo, que creaba ciudadanos donde no había sino súbditos, que daba representación en Cortés a los americanos, cosa que los igualaba a los peninsulares, que creaba el sufragio y tantas otras cosas no iban con él y determinó pasársela por el arco del triunfo, instaurar una monarquía absolutista y seguir donde se quedó el asunto cuando su papaito, el gran aficionado al boxeo Carlos IV dió lugar a la desmembración de España que con esa decisión se convirtió en irreversible.
España pasaba así a descubrir de golpe, no tanto cómo en el noventa y ocho, pero muy duramente, que el Deseado iba a ser de todo menos ello y la Constitución de mil ochocientos doce iba a ser más fugaz que un kilo de dulces en un colegio. "La Pepa" pasaba así a integrarse en la historia encaminando a España al Constitucionalismo y pasando a engrosar uno de los sonados y contemporáneos fracasos que nos llevaría, de manos de los Borbones, a decaer cómo país y cómo potencia, encaminandonos a repúblicas, restauraciones y dictaduras hasta entroncar directamente con la Constitución de mil novecientos setenta y ocho, la de más larga vigencia y que gente cómo los nazionalistas catalanes decidieron hace tiempo reciclar en papel higiénico, algo rugosillo, pues para ellos no sirve, mientras que para elresto de los españoles es de obligado cumplimiento. La Pepa sería el preludio de una larga serie de Constituciones que, cómo suele pasar, recogían tantísimas cosas de imposible cumplimiento que terminaban por fracasar.
Constitucionalismo español...
Seamos claros, sinceros y concisos. Todo lo que sea soltar la correa supone desmembrar el Estado. Todos tiramos hacía afuera mientras las Constituciones pretenden poner parches calientes para ver si así, nos conforman y seguimossiendo un ente, resquebrajado y en precario equilibrio pero uno al fin y al cabo. En una sociedad cómo la de mil ochocientos doce, muy analfabeta, dar el voto a personas que no sabían apenas firmar suponía pintorescos resultados que en esos años dieciochescos aprovecharon con creces los caciques para que gobernaran unos u otros vía pucherazo consiguiendo una burguesía muy vinculada al poder y por tanto y en determinadas zonas industriales creando el germen de un nacionalismo que se consolidaría en los años siguientes. La Constitución de mil ochocientos doce supuso un avance cuantitativo en la concepción del ciudadano y un atraso cualitativo en la consideración del Estado. Debemos de pensar que los grandes males de España vienen del hecho de pasar a ser una propiedad de la Corona a ser una propiedad del pueblo soberano que, en nuestro caso y poco letrado, no sabía que hacer con él.
Por ello, la politicástrica en España ha avanzado pareja a un constitucionalismo que, en mi opinión es muy demagógico. Nos promete el oro y el moro y a la vez permite grandes diferencias entre unos territorios que nunca han presentado deslealtad y les da todo a otros territorios que, crecidos, se arrogan el derecho de limpiarse el culo con la Constitución y pedir mucho más de lo que merecen al resto del pueblo español. Pueblo que cómo ya he reiterado no sabe que hacer con su soberanía y sigue viendo en los politicastros una guía en la que confía cuando las muestras es quela corrupción es cada vez mayor, el saqueo está institucionalizado y la Carta Magna que consagra el estado de las autonomías ha perdido vigencia porque ya no son regiones, sino taifas, deben ciento cuarenta mil millones de euros y seguirán siendo un lastre al que ningún políticastro quiere renunciar por loque supone de colocadero de estómagos agradecidos. Por eso el Constitucionalismo en España está considerado al fracaso.
Pero seguiremos...
Los grandes periodos históricos para España son aquellos que, paradójicamente y con la excepción de las dos décadas después del fallecimiento de Franco, el constitucionalismo ha brillado por su ausencia. Aún a costa de ser tildado de fascista o esas lindezas que los que más odian la democracia dedican a aquellos que no comulgan con la Historia oficial, sigo pensando que una norma básica llena de buenas intenciones pero que, en hechos clarísimos necesita de una interpretación para contentar determinados estamentos en detrimento del resto del país, no sirve para nada. Si el idioma que consagra es atacado, si la bandera que consagra es ultrajada y si aquellos que lo hacen no son castigados conforme a la ley sino que se les levanta la mano mientras a la población normal se les aprieta y aprieta, la norma constitucional no iguala sino que divide y ello en España supone estar siempre a la gresca. Por ello pienso que el camino constitucionalista en España empezó mal, igualando a los analfabetos con un voto lo mismo de válido que el de aquellos que los podían manipular y otorgando a los cuatro listos de turno todo el poder sobre la masa. El absolutismo constituyente estaba servido y que viva la Pepa.
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13 comentarios:
Una constitución para un imperio.
Eso si, lo de siempre se sacaba cuando convenía y se limpiaban el culo con ella cuando no convenía.
Lo mismito que se hace con la actual.
A mi esto de celebrar constituciones es como celebrar cuando te dan patadas en los (OO).
Ni aquella se respetó y la actual ya ni te digo....
Además estos de los San....queda para otros...yo es que soy el raro o el garbanzo negro de estás cosas de marquetin político.
Ya solo queda en celebrar la reforma esa famosa y milagrosa donde volvemos a la edad media...
si hombre esa que va a dar trabajo a todos los parados y enriquecerá con el erario público a empresarios, ETTs y instituciones.
Creo que la llamarán San Rajoy PP.
Saludos C.S.Peinado.
Totalmente de acuerdo... De poco o nada sirven las constituciones si no se respetan y nadie obliga a que se hagan respetar.
A pesar de las buenas vibraciones que aportan el recuerdo de "la Pepa", no es más que otro decorado en el teatro de los sueños en el que nos hacen vivir a los españoles.
Una Constitución que fue seguida por otras... y que, como esas otras, fue pisoteada al poco de ser redactada.
Pero ¡Que Viva la Pepa!, CS... y ala, otra de gambas, que ya tenemos Constitución, libertades y demás espejismos.
Un abrazo, campeón.
Desde luego has planteado un tema muy interesante, y de diferente resolucion para cada persona.
Mientras unos estaran contentos con la constitucion, otros la considerarán poco menos que un paño caliente como tu mismo dices.
Ahora bien, yo me pregunto ¿cuantas cosas no podriamos considerar, en general, paños calientes? El problema no es solo uno, son varios; y muchos, tienen nombre y apellidos...
La Constitución de Cádiz se la cargó un rey felón que claudicó por falta de güiwols después de haber jurado su acatamiento.
Aquella hablaba de España sin complejos, quizás por la situación bélica que hizo olvidar temporalmente el cainismo español, guerra a la que nos condujo la imbecilidad y cobardía de padre e hijo y que ha costado tanta sangre española desde entonces.
Fernando VII, conocido como el rey felón prometió una anmistía para que lo pusieran en libertad en Cádiz, donde estaba retenido. Engañó e incumplió su promesa persiguiendo y matando a quienes había asegurado no lo haría a cambio de su libertad.
Sombras de nuestra historia que merecen no ser olvidadas.
E..P.., los latinos no estamos acostumbrados ni hechos a un sistema constitucional que si funciona, plenamente, en los paises sajones. Da gusto ver cómo funcionan esas administraciones que, sin tanta normativa, administración, funcionario o regulación llevan adelante paises que sin duda fueron, son y serán mucho más avanzados de lo que nosotros seremos jamás.
En éste país, Lobo, sobre todo, pues tenemos una ristra fea, fea y larga, larga.
Herep, tenemos lo que merecemos, un sistema supradilatado, con muchos chupópteros de la teta estatal bendecido por un papel que no sirve ni para limpiarse el culo, así las cosas, la celebración de la Pepa sólo sirve para recordarnos que en el momento en que nos aflojaron el collar y nos quedamos sin enemigos externos demostramos nuestra valía para descuartizarnos mutuamente.
Waru Waru, el problema es que la soberanía nacional que consagra la Constitución no reside en el Pueblo, sino en cualquiera que en un momento dado decida que estamos desfasados o no convergemos con el resto, ya sean los mercados, la UE, el FMI o su puta madre. Cosa que, además es lógica, pues el pueblo tiene que progresar y, en un mundo globalizado, si no intereccionas, te asocias y comercias con todos, ajustándote a las reglas de juego no eres nada ni nadie, cosa que parece, nos resistimos a aceptar.
El rey Felón dió la puntilla al constitucionalismo recién salido de Cádiz y desde entonces fuimos de mal en peor entre diatribas dinásticas, nazionalismos emanados del romanticismo y idioteces varias Urdanautorum. Por ello, el que crea que Constitución y España es compatible y que además eso nos consolida es un completo ignorante...
Buenas Peinado.
Sinceramente, creo que lo que ha empezado mal no es la Constitución en sí, sino que determinadas élites y bajo determinadas siglas se han apoderado de ella para torticeramente utilizarla a su antojo. Por suerte aquella contiene límites y principios que ninguno quiere superar dado que las supresión de estos supone la hipotética pérdida del sillón que les ha costado cuatro años conseguir. Ahora bien, un poco de mano dura en su cumplimiento y arrojo en cuanto a su aplicación estricta (en referencia a las normas y Códigos que de ella dimanan) no vendría nada mal. Una valentía que aquellos constitucionalistas evidenciaron y celebraron al grito de ¡viva la Pepa!
Saludos.
Pues yo seré un iluso y sigo pensando en que algún día podamos tener un constitución liberal que, nada mas y nada menos, nos deje labrarnos cada uno nuestro propio destino.
Y no puedo menos que gritar "Viva la Pepa" cuando recuerdo que el grito contrario era "Vivan las caenas", por cierto, grito que hoy en día se sigue escuchando aunque sea escondido detrás de palabras como social o igualdad.
Un saludazo.
Ta como estamos no se ve mejoras en el horizonte. La esperanza de los que queremos que se cumpla la Ley (dura Lex sed Lex), estaba en la supuesta seriedad al respecto del PP. Perola realidade de los hechos nos ha decepcionado, cosa por otra parte bastante previsible.
Aquí hay dos tipos de ciudadanos, los que tenemos que cumplir la Ley y pagar religiosamente y los que cumplen a la carta y sin responsabilidad alguna.
Y si dices algo eres un "facha".
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