miércoles, 10 de abril de 2013

Unión Hispánica. La Hipocresía de las Naciones.

Al final les dejamos las Columnas cómo moneda...
El día que el bueno del malagueño Bernardo de Gálvez tuvo la ocurrencia de apoyar la Independencia de los Estados Unidos más valía que se hubiera quedado calentito junto a la estufa en lugar de meterse en camisas de once varas alimentando las ansias independentistas de unos, dando combustible a la masonería de otros y poniendo nuestra posición, con el culo al aire ante Francia por los pactos de Familia, en precario equilibrio. Y es que el amigo Gálvez, seguramente espoleado por los acontecimientos durante los cuales, pateamos y bien, el culo a los británicos en Cartagena de Indias de manos del glorioso Blas de Lezo apenas una veintena de años antes, se lanzó a fastidiarles un poco más tocándoles los wengues al tiempo que se deshacía apoyando a las trece colonias que serían más tarde los Estados Unidos de Norteamérica. Una jugada un tanto perrillera ya que era apoyar a un hijo e incitándole a atacar a su padre, sin tener en cuenta que, en unos años, serían uña y carne y se revolverían contra nosotros dándonos sonde más nos dolía. En el bolsillo.


España vs Gran Bretaña.

El caso es que Gálvez, cuando en mil setecientos setenta y nueve bloqueó el puerto de Nueva Orleans para impedir el paso de buques británicos por el Mississipi, seguramente no sospechaba, ni de lejos, que estaba abriendo una caja de pandora que sólo ciento nueve años más tarde nos afectaría de lleno. Y ésta vez la esperanza no se había quedado dentro. Se había ido diciendo adiós muy buenas. Por que seamos serios, una cosa es hacérsela a los ingleses a los que odiabamos con razón y otra quedarse a verlas venir con un país que sí, que quiere librarse de ellos, pero que esta formado por los mismos malditos bretones de los que desean librarse. O sea, que los ingleses y sus descendientes son asi de traicioneros, sino te la hacen a la entrada, te la dan a la salida. Nosotros, al fin y al cabo, tuvimos que vérnoslas, en las emancipaciones iberoaméricanas con hijos de los indígenas, criollos, que al fin y al cabo no tenían demasiado de español, pero darle caña a los estadounidenses, que eran hijos de los mismos británicos que afirmaban combatir....

A cambio de salvaguardar la supremacia sajona en un continente que más tarde arrasarían de este a oeste eliminando indígenas, explotando negros traidos de África tanto por Ingleses cómo de Portugueses y en muchísima menor medida por españoles (Spielberg se canteó pero mucho con la mentira esa que rodó de Amistad) y erigiéndose en reserva espiritual de Occidente sin más salvaguarda que estar lejos de todo, rodeados de Océano por el Este y el Oeste, con un país pacifista al norte y paises echos cachos y controlados de manera subrepticia por ellos mismos al Sur, Gálvez nos reconquistó las Dos Floridas, quitándoselas a los chungos de los Ingleses que nos las habían birlado  cambio de devolvernos La Habana, chorizada a su vez en mil setecientos ochenta y dos. Así, gracias a nuestros desvelos, esfuerzos militares y económicos, pudimos disfrutar unos cuantos años más del Estado del Sol hasta que se los malvendimos a los pujantes e imparables imperialistas estadounidenses. 

Gran Bretaña vs Estados Unidos. 

Y es que España es así. No sólo nos avergonzamos de nuestra Historia, con muchas más victorias que pérdidas, cuejada de cosas que por supuesto la mayoría desconoce y con la cual, el desconocimiento, nos sentimos legitimados para opinar sino que, además, damos la mano a quien más tarde nos la va amorder, nos va a comer la misma hasta el hombro y encima nos da palmaditas en la espalda diciendo, "venga que no es para tanto". El caso es que esos mismos Estados Unidos que no hubieran nacido sin el apoyo español fueron los que despojaron a España de sus últimas posesiones en ultramar en mil ochocientos ochenta y ocho. Una gracia. Para cuatro trozos que no se nos habían independizado, van los yanquis y nos dicen, "mirad, sabemos que llevais muchos años aqui y tal, pero no queremos colonialistas europeos, asi que Spain Go Home" y claro. España que tuvo un par de redaños les dijo "Si y un huevo", plantándonos con muchísimos más cojones que cerebro ante la nueva propietaria del Mundo.

Claro, que para entoces nuestro ejercito era una milicia de la Señorita Pepis enfrentandose a la crême de la crême de los ejércitos. Nosotros seguíamos con nuestras nueces flotantes, en mal estado, que flotaban de pura chiripa y los norteamericanos tenian sus novísimos acorazados, rápidos, relucientes, armados de cañones hasta los dientes y con unas ganas de gresca que riete tú de los ingleses en Trafalgar. Ellos tenían tropas fogueadas en la reciente Guerra de Sucesión con armamento de última generación, casi como ahora que nos llevan siglos luz. Gentes profesionales que iban de paseo mientras nuestras tropas, de reemplazo obligado, mal equipadas y peor alimentadas los veían venir a bayoneta calada con una sonrisita en los labios de puro miedo y con el único consuelo de "Por Dios y por España". Seguro que mas de mil y mas de dos mil aquel día se hicieron ateos por convencimiento. Mientras en Cuba los nuestros eran inmisericordemente masacrados por Tierra y por Mar, aquí éramos felices yéndonos a los toros...

Estados Unidos vs España.

Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. Ese fue el balance en el Tratado de Versalles. Los Yanquis se habían reido de los que más les apoyaron en su guerra de la Independencia pagándonos con la misma moneda con la que nosotros habíamos pagado a los ingleses. Les quitamos a sus parientes de encima y sus parientes quedaron por encima de nosotros para los restos. Dos millones de dólares de compensación cómo malos Judas que dejábamos a los nuestros en manos de nuestros tradicionales enemigos con los que además, después, nos aliamos. Y es que el refranero español, de sabio, es odioso. "Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a mojar". Lo estabamos viendo venir pero no lo reconocíamos. Y así nos fue. Nos dieron la del pulpo. Vamos, que si no salimos de allí quizás estariamos todavía recibiendo hostias. Pero podemos decir que tuvimos los santísimos de declararle la Guerra a los Estados Unidos. Si, la perdimos. ¿Y que? No todos los dias se sale en los libros de historia cómo el país mas inconsciente del mundo.

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2 comentarios:

David dijo...

Magnífico artículo, no hay que fiarse de los anglosajones, ni un pelo. Estoy de acuerdo en casi todo, excepto en dos cositas:
- En el párrafo 4º pones 1888 cuando realmente es 1898.
- En el último párrafo el Tratado que liquidó el imperio español fue el Tratado de París, y no el de Versalles.

Saludos y suerte!!

Urdanautorum dijo...

Tienes razón, si bien Bernardo de Gálvez cumplió con su deber.
Debería haber continuado "solo", como dice su lema, sin hacer caso a la corte durante una temporada.


















Darle Caña a ésto: