Reflexionando... |
Es cómo mejor se reflexiona. Ni mucha ni poca luz. Nada de quedarse a oscuras porque te duermes. Nada de estar a plena luz porque la claridad es lo más contraproducente que hay para nuestra propia clarividencia a la hora de poner en orden los pensamientos que, día a día, se nos acumulan en el encéfalo. La penumbra, el silencio, la comodidad del sillón y el techo, es todo lo que se precisa para pensar, claramente, en lo que se nos viene encima cada día. Yo, por mi trabajo, anhelo con fuerza que llegue el fin de semana para, colocándome en la tesitura que refiero, organizar mis ideas y saber, porque derroteros, debo conducir mi vida en el inmediato futuro adyacente. Y no es algo baladí, pues en la vida que nos ha tocado vivir, con todas nuestras comodidades y avances que nos permiten no tener que esforzarnos en cosas que sólo hace cien años nos supondrían un enorme quebradero de cabeza, el estress está a la orden del día y nos sentimos infelices tan sólo por no tener lo último, a la última.
Reflexionando sin dormirse.
Es uno de mis temas favoritos de reflexión. Uno de mis preferidos temas de pensamiento. La infelicidad del ser humano ante la eventualidad de tenerlo todo, de ser accesible a todo tipo de comodidades sin llegar a encontrarse del todo consigo mismo. No es algo raro y todos tenemos alguien cercano que, siendo un as de la tecnología o de cuelquier otro campo es, sin embargo, un ser superficial, vacio en sentimientos e introspección y sometido, por mucho, al cambiante y azaroso cambio de las modas. En ese aspecto yo, que soy un antimoda total, que hace siglos que no he adquirido una prenda de marca, me siento plenamente satisfecho con mi vida. Soy de los pocos que, sin tener un puestazo de trabajo, me considero afortunado de tener y disfrutar el que tengo, en el que , a mi modo, puedo ser creativo con las lógicas limitaciones que da el dedicarse hoy en día, a cualquier tipo de industria. Yo soy así y mi fortuna ha sido y es ser cómo soy y tomarme la vida a sorbitos y cómo vaya viniendo.
De otro modo el mal rollo que produce la incapacidad de obtener cosas, servicios o personas provoca la incertidumbre moral de ser personas cabales. Nos produce la frustración del que no puede o no debe aspirar más que a lo ya obtenido y nos sumerge en la desidia de acostumbrarnos a lo que tenemos sin aspirar a más. Por ello esos seres que refería al principio son tan desdichados, pues se seinten frustrados en tener todo lo que su bolsillo puede adquirir sin llegar a desarrollar su interior cómo ser humano. Es un poco la doctrina de Buda llevada a sus últimas y paradójicas consecuencias. Si el deseo produce dolor y por tanto la solución para la armonía es suprimir el deseo y quitarse con ello el dolor, el tenerlo todo produce ansiedad por tener más, con lo que se hace bueno el refrán por el cual se enuncia que "No es más rico quien más tiene sino quien menos necesita". Algo tan simple no es fácil de ver y por experiencia propia puedo decir que, aspirando a poco se obtiene más y cómo que el dinero llama al dinero, la felicidad atrae la suerte.
Todo ello sin el estómago vacío.
Por todo ello me siento feliz. Por poder pensar que, pensando, puedo obtener mi felicidad y la de los que me rodean con la simple plasmación de esas ideas en un blog que podrá o no podrá ser leido pero, que sin duda, dará la opción de leer mis artículos a los que deseen acceder a ellos. Es una de las pocas cosas satisfactorias que tiene la vida. Soltar lo que discurre por tus neuronas y que otros, aquí, a doscientos kilómetros o al otro lado del mundo, sepan que piensas, cómo lo piensas y de que modo debes de exponerlo para hacerlo resultar atractivo a quienes te leen. En ese sentido me siento muy afortunado, pues mi soltura con el teclado, con la palabra y con la exposición ha crecido exponencialmente desde que, vía internet, el CSPeinadismo se ha ido extendiendo a quienes han deseado acogerlo cómo esa parte minúscula de pensamiento que, manando de mi cabeza, ha ido a complementar sus pensamientos, acoplándose en una especie de comunión virtual basada en el entendimiento mutuo. Cómo corresponde a personas civilizadas.
Da un poco de miedo pensar donde estábamos hace unos meses, apenas siete, cómo dí el frenazo en seco en Diciembre y cómo el arrancar, lento y suave ha traido nuevos temas, no tan afines a la política, con los que ir llenando páginas y páginas de éste mi, vuestro blog. Son muchas las cosas que en éstos instantes de valoración, recien estrenado el año, le podría hacer a éstas reflexiones que dan cómo resultado lo que cada día, en forma de uno, dos o más artículos podeís leer en la bitácora. La mejor reflexión es que mi situación va mejorando conforme el blog va evolucionando, pues es de rigor que, a más éxito a la hora de escribir, más satisfacción a la hora de hacer cualquier otra cosa con el ánimo seguro de que, por poco o por mucho, algo terminará haciendo que me sienta bien. Es algo increible el cómo a base de unir palabras un día tras otro la realización se va haciendo patente en algo que no es material, no más que la propia mente y con tan pocos límites cómo ésta tenga.
Más madera.
Es lo que me queda por agregar a ésta situación que no habría previsto nunca en las múltiples cosas y subrepticios lamentos que me han acompañado en mi incesante búsqueda por encontrar la estabilidad haciendo algo que me gustara, que me llenara y la vez me hiciera crecer no ya cómo persona sino cómo escritor, cómo transmisor de ideas a través de la palabra escrita. Eso que nos carácteriza cómo seres inteligentes, que nos hace comunicarnos y que, de usar mucho más, tanto cómo el buen arte de la conversación y el mejor aún de la diplomacia, evitaria los desparrames que la sociedad en su conjunto hace cada dos por tres. No es ya ser humanos de distintos credos o razas, es ser seres humanos y comprender que no es tener mucho más, sino gestionar mejor lo que tenemos, se nos ha dado o hemos obtenido. Sólo así será posible conseguir, cómo lo he conseguido yo, sentirnos realizados, acercar posturas, ser felices y poder trabajar en post de hacer algo por lo que de verdad seamos recordados.
Si deseas comunicarte conmigo, agregar algo a éste artículo, exponer tu opinión en privado o sugerirme temas sobre los que hablar no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de churre_s_peinado@hotmail.com. Gracias.
10 comentarios:
Yo tambien me tomo mi tiempo de vez en cuando para reflexionar sobre las cosas de la vida. Hace muy bien al alma, sobre todo si nuestros pensamientos son positivos. Una gran entrada. Un placer leerte. Saludos desde Puerto rico
Quizás el mayor bien y mas grande logro de esta sociedad sea precisamente que puedas tomarte tu tiempo para pensar y con el estómago lleno.... de un televisor, radio, cocina eléctrica, lavadora... podemos prescindir; pero sin nuestros pensamientos sencillamente perdemos la capacidad de ser humanos... ¡Y si encima es con el estómago lleno, miel sobre hojuelas!
Ya sólo nos faltaba que no nos dejaran reflexionar y recapacitar tranquilos, y por supuesto que sea con el estómago lleno, y si es al lado de una buena birra o un cubata, mejor que mejor. Saludos C S Peinado.
La reflexion es tan necesaria como la respiracion.Es nuestro unico momento de la verdad.un saludo.
Gracias por comentar en mi blog, y dejar tu huella, ello me permitió conocer tu blog.
Saludos.
Gracias por tu comentario Jackie. Adoro Puerto Rico, creo que es una de las más lindísimas tierras del mundo y además nos unen muchas más cosas que nos separan.
Espero verte a menudo por aquí.
No creas que siempre se puede hacer Lobo, algunas veces te dan ganas de pegarle un porretazo a alguien o algo simple y llanamente porque te fastidian ese pequeño momento de esparcimiento en que dormitas y te relajas...
...siempre hay quien te viene a fastidiar cuando menos ganas tienes de levantarte a apagar la aluz.
Rafa, no siempre tenemos la oportunidad de relajarnos al cien por cien, máxime cuando la comida se hace pesada o hace frío. cuando no hay ganas de pensar o las responsabilidades nos atosigan. Pero cuando las condiciones se dan es de los mayores placeres que existen.
Tú, además, Agustín, tendras la gran oportunidad de hacerlo en parajes tan bellos cómo los de Nueva Zelanda. Que envidia me das.
Pues espero, María, que sea sólo el comienzo de una colaboración en la que tus bellos escritos me acompañen en mis feas críticas al sistema. Jejeje.
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