martes, 17 de mayo de 2011

El día que dejé de fumar.

Fuma, fuma, que yo te espero...
Hace ya unos años, cuando empecé mi fallida primera fase de blogger y mientras buscaba por donde meter la cabeza, refirieéndome por tal acción, cómo enfocar éste espacio, os conté porque fumaba en pipa. El tabaco me sometía cómo a tantos y tantos que, de una u otra manera, viven esclavizadas a él. Yo fumé mucho durante unos diez años y en aquella ocasion ya había intentado dejarlo de múltiples formas. De golpe, con parches, con chicles, con el métod de hoy fumo un cigarrillo menos que ayer... Desde el dos mil siete, fecha en que el Gobierno aprobó la primera Ley Antitabaco eso se convirtió en un objetivo para mi. Un objetivo que debía pasar de los quince cigarrillos de por aquel entonces a cero patatero.

Para cualquiera que haya fumado en su vida verá que siempre se cumple la Ley de Murphy por la cual, el día que lo quieres dejar pasa algo que exaspera aún mástus nervios. Nervios que por otro lado están ya más que desesperados por el mero hecho de carecer de nicotina a la que agarrarse. El cerebro comienza a sentir el síndrome de abstinencia y te pones atacado. No sólo eso, sino que por artes del Demonio, algo viene a crispar aún más tu ya de por si hostil estado de ánimo surgiendo la manida frase "Mal día para dejar de fumar". Eso nos ha pasado a todos, losque lo dejamos y los que aún están en el camino, siempre plagado de incertidumbres de quienes quieren dejar atrás al señor alquitrán.

Muchos métodos son fiables hasta cierto punto. Por lo que yo he visto, todos los que se acojen a ellos lo hacen con la esperanza de hacerlo sin esfuerzo. De que el método elegido sea tan milagroso que ¡Puf! dejen de fumar gracias al chicle mágico o el parche fantástico. sin hacer nada, sin poner de su parte. Y lo digo con conocimiento de causa, pues yo he sido de esos. De los que se hartaban a chicles de nicotina que, por cierto, son de todo menos baratos y despues afrontaba no al mono del tabaco sino al Gorila con el manubrio para darme sin vaselina, retornándome al infierno del tabaquismo que tan diluidamente te hacen dejar por un tiempo. La fuerza de voluntad es precisa y es totalemente necesaria. En consecuencia todos los métodos que no sea dejarlo de golpe y aguantar, son totalmente inútiles. No puedes esperar que una tonelada de chicles de nicotina te quiten las ganas para siempre, pues eso es, más que una posibilidad real una utopía remota.

De tal modo, en su día y viendo que el tabaco no dejaba de subir de precio y sabiendo la cantidad de porquería que el papel aporta al cigarrillo, pensé que tenia que buscar algo que,no sólo mejorara mi calidad de vida, sino que la abaratara en la medida de lo posible, pasándome, cómo relataba en el artículo antes citado, al consumo de picadura en pipa, lo que, además de salirme más barato, me permitía fumar tabaco en estado puro, sin papel y ello me impelió a imbuirme en el amplio mundillo de la pipa, no sólo cómo elemento para fumar, sino cómo filosofía. Cómo filosofía pues hay que tomárselo con mucha idem para no mandar la pipa, el tabaco y a quien se tercie al carajo. Así las cosas, vas quitándote poco a poco. Pues en el tiempo que tu empleas en limpiar la pipa, sanear la cánula, cargar el tabaco, encenderlo y fumar, otros se fuman medio paquete de cigarrillos.

En mi pueblo, cómo en tantos otros, el consumo de tabaco de pipa es restringido. De los tres estancos que viven del vicio de mis conciudadanos sólo uno vendía tabaco de pipa y la marca era equivalente a fumarte un geranio desecado, por lo que habienda cuenta de la situación me veía en la obligación de comprar una caja (cinco petacas) cada mes, desplazandome para ello a la capital. Pero un día tuve un encontronazo con otra persona que, gracias a Dios, no pasó de algunos empellones y empujones. No obstante, la intensidad del mismo fue superior a lo que cabiera esperar de una discusión común y tras ser separados me dí cuenta que, a pesar de que no fue gran cosa, de que me ahogaba. Me vi en otra pelea, más grave, y no podría responder con garantías. Parece estúpido pero fue la llama que predió la mecha. Mecha que por otro lado se terminó de consumir cuando a los dos días me quedé sin tabaco y me dije ¿Por qué no?

Ha pasado un año y cuatro meses. Mi salud seha refortalecido de manera notable. No me fatigo subiendo cuestas y mi aliento no huele a estercolero. Aprecio mejor el sabor y elolor de las cosas y me molesta soberanamente el humo de tabaco, sobre todo el de los cigarrillos que son todo menos tabaco. Hace dos años expliqué por qué fumaba en pipa y citaba, de sorna, que al cáncer había que darle de comer. Craso error. No vivimos eternamente y la poca vida que tenemos, cortay llena de vicisitudes, no está hecha para acortarla a base de tabaco o sustancias hostiles al organismo. No pretendo erigirme en porfeta del antitabaquismo. No está en mi naturaleza hacerlo. Simplemente quiero dejar aqui mi opinión y mis experiencias con el tabaco, la planta que más dineromueve del mundo, tanto cómo mercadería, cómo método de muerte segura y tratamiento médico extensivo.

El que quiera fumar que lo haga y quien no quiera hacerlo que no se le acerque el humo ni por asomo. A mí me a ido bien dejándelo y, aunque no se pueda decir nunca de éste agua no beberé ni éste cura no es mi padre, espero no volver a recaer en éste vicio,cuando menos asqueroso. Dejen de fumar, ganaran en Calidad de vida.

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