Habemus Huelga.

Foto de Internet. Un pasito más hacía la autodestrucción.

Con el beneplácito de comunistas, mamoncetes, chupones, sucialistas, perroflautas y vividores profesionales, los sindicalistos Coco y Ojete han vuelto a convocar, sus subvenciones mediante, una nueva Huelga General (se están explayando, éste año ya van dos y eso es mucho trabajar para ellos) para el próximo catorce de Noviembre. La excusa, cómo siempre que gobiernan los conservadores es la misma y socorrida destrucción del Estado de Bienestar. Un Estado de Bienestar creado durante el Régimen de Francisco Franco y que la izquierda ha ido dinamitando con el paso de los tiempos por ser algo franquista mientras ellos se arrogaban el derecho a haberlo creado y ser sus mejores defensores. Izquierda, agrego que, tras destruir el país, tras reducir a escombro todo lo construido desde que en mil novecientos cincuenta y cinco superáramos la autarquía y el aislacionismo, se arrogan el derecho a ocupar panacarta con los peores enemigos de los trabajadores, los sindicalistos de clase que, cómo caso pintoresco en todo el continente, no viven de los afiliados, sino de las subvenciones del Estado.

Perroflautas con chófer.

Y es que todo en España es diferente. Máxime su cuerpo de agregados sindicalistos que sólo buscan por no perder su amplia línea de felicidad obtenida tras la ingesta de generosas racionas de marisco con cargo al Estado. Mamadurria que han mantenido con amplio espectro cuando el Contador de Nubes, es ser inútil y obsoleto nada más nacer que nos cuesta a ciento cuarenta mil euros en el Consejo de Estado les dió la llave de la caja y vía libre para convertirse en nuevos ricos con dinerito fresco pagado por todos los que ellos decían defender y que no eran, ni más ni menos, que carne de cañón para sus objetivos, ser el cuerto poder en la sombra, la onda expansiva del ejecutivo sucialista y en sí, voz y parte para poder fabricar o no más parados a discrección de los EREs y de su propia mafia interna. Tenemos pues una casta alternativa que va a empezar a perder seriamente radio de acción y cómo ellos otros muchos que a voz en grito y con el "Todo está muy mal" van a tratar de salvar los muebles de una casa que ya hace tiempo que ardió.

Es por ello que aprovechando la coyuntura, pues no dan puntada sin hilo, han decidido hacerlo el día catorce de noviembre, junto a todos los sindicalistos europedos con el objetivo de, por una parte, seguir pintando algo en la vida de un país que no se paraliza sino es con muchísimos piquetes y por otro disimular que sólo se mueven por la subvención pública, a diferencia del resto de sindicalistos del continente que, si no hacen las cosas bien no consiguen afiliados. Si no consiguen afiliados no cobran. Y si no cobran se mueren de asco. Bendita Europa. Aquí, los afiliados les da igual, no defienden al trabajador sino a su propia clase social. Eso es el sindicalistismo en España, una suerte de clase social donde no se defiende más que el propio bolsillo y su posición equidistante del poder y de los plebeyos a los que hay que hacerles creer que se desviven por aquellos mientras sólo se dedican a ser mamporreros del gobierno sucialista de turno, estar en consejos de administración y vivir a cuerpo de rey, viviendo del cuanto, luciendo marcas y con el puño en alto sin, eso sí, el sellaco de oro, no sea que los vean cómo cualquier cosa menos obreros.

Los últimos obreros de Europa.

En úna época en que ya no hay obreros, sino trabajadores y parados y al paso que vamos, en parte gracias a Coco y Ojete, más de lo segundo, que de lo primero, los sindicalistos de clase, preferente claro, dicen ser los últimos obreros de Europa. Debe de ser porque el movimiento obrero en España está muerto y enterrado y claro, por simple apreciación comparativa, ser sindicalisto que lo único que se mueve es para ir a cambiar el Rolex es similar a la materia muerta, ésto es el obrero, desaparecido de toda la faz de occidente a excepción de nuestros dos simpaticos e inútiles sindicalistos mayoritarios. Ellos son los obreros, los currantes de la desgracia del trabajador, creadores de la simpática figura del liberado sindical, que no sirve para defender a sus compañeros pero si para ser un prepotente inútil que cuesta dinero y esfuerzo a su empresa. Son los mamporreros del sucialista de turno, del pijeras que acude a Rodiezmo para cantar "la Internacional" con el puño en alto y el polo de Lacoste, los que iban metiéndoles las ortigas por el culo a los mineros hasta que el Gobierno dijo ná de ná y de sus reivindicaciones nunca más se supo.

El caso es que hoy ellos son los últimos obreros de España porque los demás sómos trabajadores, a menudo mal pagados, mal tratados pero trabajadores porque, gracias a la Crisis ya no hay obra a la que adherirse más que la de sus lujosos chalets en los que planifican cómo jodernos a todos los demás. Debe de ser muy agobiante verse en una manifestación sólo con cincuenta mil liberados, riéndose de la clase trabajadora que las pasa putas para llegar a fin de més, mientras ellos viven del carajo. No es menos sangrante sin embargo, ver que los que nos han llevado de cabeza y con el culoprieto al fondo del abismo son los que primero apoyan el hecho en el que esperamos que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado garanticen tanto el derecho al trabajo cómo de los que no quieran hacerlo, que son los menos porque algunos empresarios aprovecharan la misma huelga de esos cretinos, sucialistas y sindicalistos para no volver a abrir nunca más.

Los experimentos con gaseosa.

Coco y Ojete se afanan en terminar con lo que queda del agotado tejido empresarial español dando todas las razones y ninguna excusa para mandarlos finalmente a tomar por culo. Nunca defendieron al trabajador mientras zETAparo los mandaba a millones a las listas del paro. Siguen existiendo y manejando ingentes cantidades de dinero a pesar que no tienen una masa de afiliados especialmente boyante y ahora se manifiestan y tratan de llevarnos a la Huelga General con la excusa de que será en todo el continente. la diferencia más clara será que sí, en todo el continente se van a  manifestar por los derechos laborales y contra los recortes y aquí se van a manifestar para exigir al gobierno que se les siga financiando a través de los Presupuestos Generales del Estado. Mientras en otros paises en similares circunstancias el paro no llega al diez por ciento, aquí nos acercamos al veinticinco precisamente con el concurso de lossucialistas y sindicalistos, justos aquellos que quieren parar el país para que no se paren sus bolsillos.

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