miércoles, 10 de octubre de 2012

Cortes Constituyentes como necesidad.

Foto de Internet. Constitución obsoleta del 78.
Creo sinceramente que España ha ido dando pequeños botes de mal en peor hasta alcanzar el cúmulo de irresponsabilidades supinas encarnadas por movimientos iletrados, sumamente influenciados por la izquierda destructora y totalmente inútiles para el avanzar de un país que no desea seguir bajo la Tricolor o la bandera soviética. Los movimientos encarnados en el 15M o el 25S, tras los cuales se vislumbran los mismos promotores de la malograda Primavera Valenciana o los movimientos sindicalistos dedicados a llevar a cabo manifestaciones o huelgas generales que se han saldado con estrepitosos fracasos, no propugnan una salida social a todo un cúmulo de imbecilidades que nos han llevado hasta la realidad actual, sino el mantenimiento de las prebendas y privilegios de ONGs, partidos, organizaciones y sindicatos afines a una izquierda descastada, sumamente irracional y vengativa cuyo único objetivo en la vida es la destrucción de una España que no aceptó el proyecto expuesto con la Segunda República y se resiste a derramar más sangre aún en una reedición fracasada de una Tércera República.


Elecciones a Cortes.

La sociedad española sigue tendiendo a creer, porque así se lo han inculcado los diferentes gobiernos izquierdistas, que esa opción es buena mientras las opciones de derecha y centro son generalmente mala. La mejor aplicación de lo certero que es ese axioma es el desarrollo de Andalucía, donde el partido sucialista ha sido hegemónico, durante treinta años. Es una región tran atrasada cómo hace tres décadas, empobrecida, carente de un tejido industrial y con un sector agrícola que debería ser puntero en el mundo cuando la verdad es que está adocenado por las subvenciones, el Per y los subsidios y sigue atrasado, dividido y en manos de unos pocos espabilados que se aprovechan de todos los recursos de los minifundistas. Esa es la izquierda, un aliado fiel de la miseria que sólo sabe arruinar cualquier sistema que, por conservador, parece ser atrasado pero que es plenamente funcional, sostenible y rentable. Por ello, por su partidismo, su fundamentalismo y su capacidad para vender al país al mejor postor con tal de pillar la poltrona no me parecen los mejores interlocutores para pedir Cortes Constituyentes.

Cosa que por otro lado es algo plenamente necesario por cuanto al no funcionar una Constitución, hay que cambiarla. El problema es cómo. Cualquier cosa que haga la izquierda en éste país está bien. Da lo mismo que cerquen el Congreso o intenten asaltarlo, lo hacen en nombre de la Libertad, la misma que la unión soviética y países satélites legaron a sus cien millones de muertos, libertad para irse al otro barrio. La misma libertad que Chavez dará a sus votantes, bajo la bocacha de un fúsil y una muerte certera si se averigüa que han votado a Capriles. La Libertad de la izquierda es hacer cualquier cosa que a ellos les dé la gana, del modo que les dé la gana sin que el centro o la derecha osen hablar, pues ser comunista mola mucho más que ser un fascista, cuando si a fascista nos referimos a los que osan cohartar la libertad, ellos son los primeros en hacerlo. Del mismo modo que son los primeros en apoyar el separatismo, el ultraje a los símbolos nacionales y en apoyar a certeros sistemas políticos cómo el federalismo, aquel que dió al traste con la Primera República tras once meses de tiras y aflojas hasta dejar el país al borde de la confrontación civil.

Libertad y Progreso.

Es preciso superar de una vez la República y el Franquismo, ser conscientes de que hemos pasado la Transición y que se nos ha ofrecido la Democracia cómo algo envenenado en que los politicastros hacen y deshacen y nuestra única prerrogativa es otorgar el poder a un nuevo dictador cada cuatro años. España no se merece ésta democracia ni ésta Casta perra, estúpida e inculta. La Constitución del 78 fue un texto de rendición a la izquierda y los separatismos que ponía a España de rodillas y la rendía a los poderes que habían ido en su contra desde mediados del XIX. España necesita una Constitución que la libere de la carga del Estado, que la modernice aminorando la estructura del estado y eliminando las Comunidades Autónomas y prevea la mejora de las estructuras productivas nacionales en detrimento de los politicastros. España no produce para sus ciudadanos sino para el Estado del cual viven demasiados politicastros, vividores, enchufados y listos que, amparados en el Estado del Bienestar, paradójica cración del franquismo, absorve los ingentes recursos que precisa una nación para llegar a ser el país que debería ser para posicionarse no cómo satélite europeo sino cómo miembro de pleno derecho. 

España debe de recuperar el poder cómo Pueblo y sojuzgar al politicastro al servicio del ciudadano. Tumbar las leyes que los convierten en nuevos señores feudales y proceder a ponerlos en su sitio, sin aforamientos, sin privilegios y por supuesto con un sueldo acorde a su función, sin sueldos adicionales y pensiones desorbitadas por el hecho de haber ocupado un escaño sin haber aportado nada al conjunto de España. La Democracia, que en España parece entenderse cómo la dádiva del poder absuluto a cualquier politicastro, sea el que sea, de la ideología que sea y con las intenciones que traiga, debe de renovarse a un punto en que el Estado tenga tres poderes y no uno, el Ejecutivo, con dos subpoderes, legislativo y judicial a su servicio. Entronco pues con la necesidad de Cortes Constituyentes que realicen una verdadera Constitución Democrática y no la basura que tenemos ahora mismo, que cada cual se pasa por el forro según le viene y cuyos únicos sufridores sómos los ciudadanos, enclaustrados en nuestro papel de meros paganinis de todos los desmanes que se les ocurran a los de las poltronas.

Revolución lógica.

Si queremos la modernidad de una España que sigue moviéndose en el rencor de las dos Españas, del guerracivilismo, sin superar el franquismo ni reconocer el error que supuso la Segunda República, instaurada tras un clamoroso pucherazo electoral, debemos empezar a ser conscientes y reconocer que la izquierda española nada tiene que ver con la socialdemocracia europea y que la derecha española nada tiene que ver con el fascismo italiano. Si queremos empezar a ser un país donde Cádiz genere empleo, la Junta de Andalucía desaparezca, Cataluña sea parte integrante pero no decisiva de las decisiones que atañen al conjunto del país, que la producción no se vea mermada por unos tipos impositivos destinados a mantener una caterva de inútiles gorrones, debemos empezar a promover iniciativas que propongan las Cortes Constituyentes cómo algo normal en un pueblo que considera el proyecto de la Transición atrasado y obsoleto. Hay que propugnar una unidad de acción desde las asociaciones de vecinos y las mancomunidades, desde los ayuntamientos y con profusión de ideas que no nos lleven a un nuevo 25S sino a una nueva España, productiva, democrática y soberana.

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4 comentarios:

estosonlentejas.blogspot.com dijo...

Magnífico como siempre. Saludos.

Anónimo dijo...

Pienso que detrás de todo esto hay una unión, llámalo conspiración si quieres, de una izquierda que aún no ha superado la guerra civil y unos nacionalismos que buscan su climax: El independentismo. La unión de ambos solopuede dar la situación actual: Rupturismos más o menos pactados y federalismos "asimétricos" (ya me gustaría a mi que me explicasen que es eso)...
El problema es que el centro derecha y los liberales tienen un complejo, una mala conciencia o quizás un acojonamiento que no les permite alzar la voz y llamar a las cosas por su nombre; prefieren la cesión constante....
Me temo qeu vienen muy malos tiempos y que esto no es sino el aperitivo.

Unknown dijo...

Euclides, muchas gracias por dejarte caer por aquí. Un saludo.

Unknown dijo...

Lobo, puede ser que tengas razón, pero cuantos peores vienen los tiempos, más grandes son las ansías por superarlos. Al menos así hemos funcionado los últimos cinco siglos. Esperemos tener la altura de miras suficiente para sacar la cabeza por nosotros en lugar de por los politicastros.

Darle Caña a ésto: