La nostalgia nunca muere.

Según nuestra Constitución, emanada de las Cortes y votada masivamente en referendum por el pueblo español en mil novecientos setenta y ocho, la bandera de España constará de tres bandas horizontales, siendo las más exteriores de doble anchura que la central. Los colores serán rojo en las exteriores y amarillo en la central. Eso es lo que consta en nuestra Carta Magna desde hace más de cuarenta años y claro, a no ser que haya habido un golpe de estado por parte de las viejas glorias soviéticas o que noshayamos vuelto súbitamente subnormales esa bandera es la constitucional y lo demás es totalmente inconstitucional o fuera de la Constitución y por ende, ilegal.

Eso que parece tan normal, es gracias al desgobierno de nuestros padres de la patria una mierda pinchada en un palo y, cualquier tendencia se vuelve contranatura por la gracia de la Ley de Memoria Histórica, los desvarios nacionalistas o por supuesto la República que murió, para siempre, hace setenta y dos años. Los que no saben perdonar, los que se niegan a olvidar y los que siguen teniendo en el encéfalo que Franco no ha muerto, que la actual democracia no vale y que sólo vale la Dictadura del Proletariado, el Gulag y los comisarios políticos organizando las chekas, con Paracuellos del Jarama cómo un hito de la democracia repúblicana dan pasos cada vez más audaces amparados en los enemigos de España que son, precisamente, los que actualmente la dirigen.

No es que esté queriendo meter el dedo en la llaga, pero me ha hecho gracia una de las ideas del Ateneo Repúblicano de Lavapiés. Basícamente, éste lugar de resentidos y nostálgicos equivalentes a los tontolaba de Fuerza Nueva, nos deleitan conuna sucesión de sandeces cómo decir que, durante la victoria de España en los Mundiales de 2010 se sintieron incómodos al ver tanta rojigualda. Tanto que creían que había habido un golpe de Estado. Patético. Me hacen gracias esas pajas mentales equivalente a los de los Països Catalanssss o la sacrosanta Ikurriña, una paranoia de Arana, que encima murió maldiciendo al nacionalismo vasco que había ayudado a crear. O sea que cualquier demostración de amor a la rojigualda debe de leerse cómo golpista, política, cómo algo malo, deplorable y ajeno a lo que somos, un país, para ellos se ve que maldito, llamado España. En cambio la bandera repúblicana, estúpido engendro donde los haya (No se han enterado aún de que el pendón de Castilla no era morado), ilegal por ende, debe de verse cómo la libertad, la igualdad, la democracia sovietica en estado puro. A Rusia le fue del carajo, a nosotros quizás aún mejor.

Así, cómo los izquierdistas del Frente Popular, o lo que queda de ellos, o sus herederos o los pajilleros encefálicos no saben de negocios, sólo de latrocinio público, hundir paises decentes y afiliarse a la causa de dictadores caribeños se hanbuscado un empresario de los de Derechas, lamentable, lamentable, para poder crear, no se lo pierdan, la camiseta de la Selección Republicana de Fútbol. Cómo lo leen, un empresario, una camiseta para que luzcaís con todo el orgullo que da llevar a cuestas un fracaso descomunal, conseguido con un pucherazo de la hostia de hace más de setenta años. Con un escudo diseñado por Paco Arnau sobre diseño del escudo de la Primera República (anterior fracaso) y con la leyenda FEF 1913 o sea, Federación Española de Fútbol, 1913, algo inexistente pues, que se sepa la Federación ostenta el título de Real. Más paranoias son el hecho de incorporar una estrella, roja para más señas, cómo simbolo de los trabajadores de los cinco continentes. Cómo si los gañanes que ganan los partidos se herniaran trabajando.

Una sinrazón tras otra la que la era del cejas nos va dejando. Nos queda pocó para ver la Selección Vasca o Catalana de cualquier engendro deportivo en competiciones oficiales internacionales. Lo mismo que en la verdadera casa del Pueblo (No esos sitios en semiruinas donde se va a ponerse hasta el culo de carajillos con la Banda Sonora Original basada en la Internacional de fondo) que se supone que es el Senado ahora se parece la Torre de Babel, gastando el dinero de los españoles, que mayoritariamente hablan castellano para solucionar el empalme de un número limitado de senadores (que no llegan al diez por ciento del total) por hablar unos idiomas que, ni son oficiales en todo el territorio nacional, no se sostienen por si mismas (Ay, la subvención, subvención) Espero que éstos engendros estúpidos tengan su final más tarde que temprano y que, por fin, empecemos a pensar cómo un país, empecemos a trabajar por progresar (No por ser pijoprogres) y por volver a una senda de crecimiento económico, cultural y social basado en una conciencaia nacional real y no ficticia cómo la de la periferia.

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