Foto de Internet. Virgencita, virgencita... ¡Qué me quede cómo estoy! |
En los últimos tiempos en los que me he mantenido relativamente al margen del blog, siendo mi pesar y la de mi bloqueo mental, no he podido dejar de empaparme de un país cada vez más mísero, cada vez más en descomposición y cada vez más parecido a aquellos Hijosdalgo de antaaño que, muertos de hambre, sin un real de vellón y con las ropas remendadas y mugrientas se afanban en demostrar los atisbos de una nobleza que quizás nunca ostentaron pero que era su única razón de ser. España está en una macbra decadencia, en una caida de sistema que sería ten lógico en una dictadura cómo lo es en Cuba, pero que no deja de ser sorprendente en un mal llamado y cuasi inexistente sistema democrático. Porque sí, hasta donde sabemos, vemos y comprobamos, España es un país libre, pero no democrático. No elegimos personas, sino partidos. No elegimos opciones sino intereses y, desde luego, no tenemos un Estado que trabaje para los de abajo, sino un montón de desheredados que trabajan para mantener un descomunal y obsoleto sistema.
Bárcenas.
Entre tanta miseria sobresale el hecho de que en España, con cualquier tontería se distraiga a los de abajo, demostrando no sólo la nula capacidad de autocrítica del español, sino la incapacidad manifiesta para separar el grano de la paja. No dudo que si Bárcenas ha cometido un delito deba pagar por él, y que si el gobierno está untado deban rodar, directamente, cabezas. No dudo en que si un politicastro ve su causa archivada los de abajo debamos decir chitón y acatar las mandangas judiciales. Pero si dudo de que el Estado, las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos sean capaces de sacarnos de ésta crisis. Una crisis que, recordemos, empezamos todos, Bancos y usuarios y que, inequívocamente, seguimos pagando los últimos para que los primeros, en pos de mantener un fracasado sistema financiero, sigan menendo capitales a paraisos fiscales. La verdad es que creo que, aflorar los casos de corrupción es tnto cómo decir, tomad carnaza que ya no podemos hacer más por salvar lo insalvable.
Finalmente, las Comunidades Autónomas, entelequias inútiles en las que nadie cree a éstas alturas, salvo que aquellos que, profesionalmente viven de ellas, se seguirán manteniendo merced a un doble rasero que, en el caso de Andalucía pasa por exprimir muchísimo más a los trabajadores castigándolos con impuestos y dádivas cada vez más exprimientes mientras se premia el clientelismo de los votantes ciegos que constituyen la casposa manta de enchufados, cobradores profesionales de subsidios y demás purulenta legión que sostiene regímenes semidictatoriales con el único objetivo de hacer malvivir a los que la sufrimos en favor de aquellos que han aprendido que mamar de las mismas es la mejor manera de hacerse ricos. Es lo que nos toca sufrir, a los que vivimos en el magnífico, garantista, politicamente correcto y estúpido, porque no decirlo, Estado español, tan finiquitado, acabado, acosado y hundido que, verlo sano y salvo sólo sería posible si en lugar de Bretón y Bárcenas, los medios dieran noticias en las que nos sintiéramos orgullosos del suelo patrio.
Posibilidad nula.
España tendrá que convertirse, a la larga, en una suerte de China europea si quiere salir adelante. Ello lleva, cómo no, menoscavo de los derechos de los trabajadores, sueldos ínfimos y una economía de tal suerte que cualquier inversor, por paleto o novato que sea nos vea cómo el País de las Maravillas de la inversión extranjera. Es lo que la economía global tiene, que mientras haya países que fabriquen lo mismo que nosotros, en cantidades mucho mayores a costes mucho menores, no vamos a levantar cabeza. Por eso tanto Bárcenas y tanto Mariasno dimisión, porque vamos encaminados a la jornada de quince horas, con sueldos de mierda y menos derechos que un condenado a muerte en China, verbigracia. Es lo que toca y es lo que nuestra simpática social-democracia, nuestros grandes sindicalistos de clase, nuestras mágníficas repúblicas autónomas de la señorita pepis y nuestra desmesurada pasión por el trapicheo y la especulación nos ha llevado. ¿Es culpa de los Bancos? Sí, pero los bancos sin tangables no viven...
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6 comentarios:
Estoy de acuerdo en lo que dices : imposible seguir manteniendo este descomunal y obsoleto mamometro de Estado, y vamos camino de igualarnos a Namibia.
Querido Peinado: un placer recuperarte...
El desencanto en este país y, en gran parte de Europa, es patente y patético gracias a nuestros políticos-sanguijuelas de todos los colores y tendencias. El robo institucionalizado (en bienes y calidad de vida)que llevan a cabo los gorrones de la "caspa" política y los bancos es inadmisible; la pseudodemocracia que nos venden es intragable porque ya no se sostiene y, de tanto lavado, ya solamente queda un color gris-sucio que salpica también a las togas, cada vez más arrastradas por el fango.
España ya no es un país "para comérselo", es un país para vomitar.
Un abrazo, Peinado, con la alegría de haberte recuperado.
Ojo, que cuando se pide la dimisión de alguien hay que proponer a alguien para que le sustituya.
Javier, el tiempo lo dirá y puede ser que me equivoque, pero echar dinero en un agujero negro nunca ha sido garantía de nada... Salvo de ruina.
jano, más alegría es para mi que me hayais echado tantísimo de menos, a fé mía. De donde no hay no se puede sacar y por desgracia, en Europa en general y España en particular, el tema iba dando muestras de desgaste a mediados de los noventa. Una maquina que se fuerza más de lo debido se termina gripando, cómo ha sucedido en Europa. Si encima se intenta arreglar a las malas terina costando un pastizal, cómo sucede en España.
Cosas veredes.
El Último, RuGalFaísan no quiere la dimisión de Mariasno para que se convoquen unas elecciones que volvería a perder. Quiere un nuevo candidato para que, quizás, lo termine de hundir en la miseria.
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