miércoles, 23 de noviembre de 2011

Endrogados y desaprovechados.

Estoy debatiéndome entre escribir algo sobre política o sobre esa otra lacra que, a parte de nuestros politicastros carcome nuestra sociedad, las drogas y el alcohol. Cómo ya han pasado las elecciones y de momento Rajay no ha dado que hablar, haré de CSPeinado un blog de medio servicio público e intentaré dar una visión de lo que para mí, es nuestra juventud. Pura escoria. Y no lo digo yo. Sólo tienen que asomarse a esos engendros de lugares creados por nuestras administraciones locales en forma de guettos donde ya los menores de catorce años degluten. cómo principal modo de diversión, ingentes cantidades de alcohol. Alcohol adquirido en cualquier gran superficie, tienda de chuches o ecónomo de asiáticos propietarios. Todo ello en un ambiente de jolgorio y distensión con el visto bueno de la administración de turno que, en lugar de coger al padre y fomentar su autoridad sobre los niñatos, se la resta vía Ley del Menor mientras su vástago se debate entre la vida y la muerte al borde del sexto coma etílico del año.

Juventud, divino tesoro...

Con tanto progreso tecnológico, tan pocas aspiraciones a trabajar y la táctica de dar todo lo que se nos pida para que no nos den la brasa, nuestros jóvenes se han convertido en una lacra. Ésto que no pasaría de lo anecdótico no sería malo en sí sino fuera porque tenemos la joventud mas drogata de todo el continente. De hecho, cualquier sustancia psicotrópica es fácil de encontrar en una macroconcentración al uso de cualquier fin de semana. Sustancias que toman cómo si fuera lo más normal del mundo pervirtiendo la base de una sociedad y transformándose, más que en el relevo de la generación anterior en su parásito. Es lo que vamos viendo cada día, jóvenes que no desean más que divertirse. Que son incapaces de asumir responsabilidades serias y que no son tomados más en serio por la administración que de meros estorbos que ni siquieran sirven para votary que deben de ser relegados a un parásito bajo control de plaga. Una plaga que no se educa lo suficiente y que a la larga resultará, sino lo hace ya, en totalmente perniciosa.

Yo, que he sido joven, cómo todos, que he cometido muchos de los errores que nuestras nuevas generaciones van cometiendo cómo si fuera algo cíclico sé que la solución no pasa por imponer sino por reeducar. Pero claro, ¿Reeducar en qué?¿Cómo se le dice a un cerebro inhóspito nene caca? Simplemente tenemos una casta de seres humanos incapaces de reeducarse, pues el primer paso es reconocer el problema y el siguiente poner los medios para corregirlo. Eso cuando se puede hacer cuando hay predisposición, pero cuando un chico o una chica ven normal ponerse hasta el ojete de todo, darse el gustazo de practicar sexo con alguien que acaban de conocer, ponerse ciego de todo lo que le ofrezcan y repetir la combinación fin de semana tras fín de semana cómo un mantra introspectivo en el que el objetivo es salir de la alienación que supone un futuro sin puertas, el tema, lejos de coger velocidad de crucero hacía una solución, lo que coje es bajada directa al abismo sin posible vuelta atrás.

Consecuencias...

Yo que dejé de fumar ya hace un par de años, recuerdo el día que mi padre descubrió que yo le daba al asunto. En sí, a mí, mi padre no me prohibió nunca fumar, eso sí, siempre y cuando no fuera en su presencia y no  lo olisqueara en la casa. Fueron las únicas premisas que me dieron cuando abracé ese mal compañero que me acompañó durante doce años. Cuando abracé el hábito de beber tampoco me dijo nada. Ello me llevó a pensar que, o bien mi progenitor era muy liberal o que bien, yo le importaba una mierda. Sea cómo fuere, descubrí que el hecho de ser dos drogas comúnmente aceptadas y legalmente respaldadas briega siempre en favor de quien las vende y en contra de quien las consume. Por otro lado el padre siempre tirará, por regulación metafórica, hacía lo que le cueste menos física y anímicamente, permitir en consumo. El consumidor, menor en la mayor parte de los casos, seguirá por su lado el camino lógico que le incita a hacerlo cómo metodo de aceptación de la manada.

Luego ya vendrán las consecuencias. En mi caso y aunque nunca llegué a consumir sustancias ilegales si pude ver cómo algunso de mis amigos degeneraban en una adicción que los alejaba de familia, amistades y trabajo. Por lo demás, ya no recuperarían su vida, pues el hecho de cosumir los convirtió, sanitariamente en zombis pendientes de su dosis, socialmente, en marginales seres a evitar. Yo tuve suerte y evité esa porquería si bien no pude hacerlo con el tabaco, el cual dejé por una pelea en la que, a partes iguales, casi machaco al contrincante al tiempo que mis defenestrados pulmones pugnaban por aportarme un mínimo de oxígeno que, en aquellas circunstancias, poco, mal y tarde podían conseguir. La bebida fue aún más radical, pase de ponerme ciego a ser un abstemio casi absoluto, pues la cervecita de rigor aún no ha conseguido quitármela nadie. Sólo diré que aquella noche, en la que dejé el alcohol, casi termino al borde del coma etílico y la broma me costó nada más y nada menos que pieza y media dental.

Por tanto...

Mi conclusión es que la Juventud no es que ande perdida, es que no tiene objetivos en la vida. Se les ha dado todo tan sumamente mascado que al final la vida no tiene aliciente alguno para ellos. No es cuestión de una educación exquisita o unas malas compañias, es sólo, simple y llanamente que, a la falta de autoridad por parte de sus padres, profesores y figuras de referencia, en la edad en que más lo precisan, se une un talante concesionario por el cual, para evitar que se revolucionen, alboroten y molesten, se les da todo loq ue pidan y más. Así no es extraño nuestro bajo acervo cultural, el fracaso escolar y que tengamos una generación que, por primera vez en la Historia, no podrá superar, casi en ningún factor a la que le precede. No hemos creado mosntruos, nos hemos creado nosotros mismos a imagen y semejanza de lo que, cuando éramos menores, hubiéramos querido ser. Es cómo cuando clonaron a la ovejita Dolly, todo salió bien, el procedimiento fue correcto pero el animal, al poco tiempo falleció. Eso es lo que, con nuestra condescendencia, hemos conseguido con nuestra juventud.


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16 comentarios:

María dijo...

Sólo hay una cosa que no comparto contigo, y es que has generalizado cuando dices "nuestros jóvenes se han convertido en una lacra".

Yo, que tengo dos hijos de 20 y 26 años que ni fuman, ni se drogan ni beben en exceso, el uno estudiando y el otro ya terminó la carrera (aunque, como tantos otros, no trabaja en lo que ha estudiado) puedo decir que no todos son así pero, honradamente, no puedo decirte si lo mío ha sido una cuestión de suerte o de educación.

Lo que sí te digo, y es algo que defenderé siempre, es que educar no es fácil y que los padres tenemos la obligación de decir no muchas veces, de optar por lo difícil y no tratar de ser el amigo guay de los hijos, a mí no me vale eso de "es que no puedo con él" porque con un niño pequeño puedes, el problema es que si empiezas a consentirle en la cuna luego no hay Dios que lo enderece.

No se le puede dar todo a los hijos aunque, económicamente, te lo puedas permitir porque, de hacerlo, estarás creando seres caprichosos que no le dan ningún valor a lo que tienen y que cada día exigirán más.

Besos


P.D. Lo malo de mis hijos es que me riñen, por fumar y por estar muy loca (dicen ellos) y que me han amenazado con no darme ninguna nieta ¿no es para matarlos?.

Rafa Hernández dijo...

C. S. Peinado muchos jóvenes a causa del alcohol y las drogas se están destrozando la vida, y lo peor es que no se dan cuenta o no quieren darse, y lo más grave es que caerán en su error cuando tengan cuarenta años y estén hechos polvo, ya sin contar los que no lleguen. Yo no sé si es un problema de educación, si la culpa es de la sociedad en que les ha tocado vivir, o los únicos responsables son ellos por sus malos hábitos, pero desde luego llevan muy mal camino. Saludos.

Anónimo dijo...

Si es que siempre es San Canuto para algunos. Antes nos escondíamos para hacer ciertas cosas ahora alardean. Ya se darán cuenta y vendrá el rechinar de dientes. Todo les empuja a ello, son los menos culpables. De todas formas el que no quiere no cae y punto.
Saluditos.

candela dijo...

Tanto la felicidad como la frustración son partes consustanciales de la vida. Sin uno de estos factores, la frustración, enseñamos a nuestros hijos un mundo artificial e inexistente. Luego pagan las consecuencias.

Y, dentro de eso, está la propia personalidad, quién no ejerce su voluntad cae, por mucho que le digan. El problema actual es de probabilidad estadística, existen más ocasiones para que los chavales se tuerzan.

E..P.. dijo...

Hola C.S.Peinado.
Creo que la educación de cierta parte de la juventud y no digo todas porque caería en un error, de esa juventud de viva la vida y que agustito estoy la culpa la tienen de principio los padres, estos tendrían que responder por su imprudencia educacional ante la ley. Ver un chaval todo puesto con 13,14 ó 15 años como los hay, los padres habría que llevarlos a un juzgado de guardia y que les ayudaran algún profesional como psicólogos, ya veríamos como no habría tanto descontrol.
Cuando me he topado a las 11 de la noche chavales que no tendrían más de 15 años puestos de todo, pienso ¿ y los padres? ¿la autoridad?.
Después pienso y...¡A COÑO! No caía yo que se está creando una sociedad parasitaria, borreguil y manipulable.
En fin menudo futuro, algunos creen que sembrando mierda van a recoger después jamones.
Saludos amigo C.S.Peinado.

José Luis Valladares Fernández dijo...

A nuestros jóvenes se les ha dado todo, no saben lo que es tener necesidades. A esto hay que añadir que los padres se han dicho que ya que ellos habían pasado estrecheces, que no las pasen sus hijos. Y también, como no, que el Gobierno se haya entrometido en la educación para que sea más permisiva. Todo esto ha producido esa juventud que tenemos.
Para corregir esto para próximas generaciones, había que comenzar por educar a los padres y, claro, devolver a los profesores la autoridad que les ha quitado el Gobierno de Felipe Gonzalez y ahora este Gobierno.

Un abrazo

Natalia Pastor dijo...

La falta de principios, de referentes morales, el nihilismo y el "todo vale", la falta de responsabilidad, el hedonismo... todo es un cóctel quie se ha ido fraguando en las dos últimas décadas de manera preocupante, hasta el punto que tenemos una juventud sin ilusiones ni perspectivas, que ni estudia ni trabaja, que viven con y de su padres y que ven pasar los dias sin que el futuro les proponga nda que les interese.

Es así de triste.

Lin Fernández dijo...

Hola C.S.Peinado,El problema de la juventud es universal,Yo que vivo en New Zealand.te puedo contar horrores sobre los fines de semanas en Aucklad.Un pais tan maravilloso pero que en elalcohol y las drogas sinteticas,Es donde tienen su talon de Aquiles,Para mi el Sistema prefiere una juventud sin rumbo.que no protestando en las calles por sus derechos.un saludo y gracias por comentar mi articulo.

Unknown dijo...

María,lo suyo es un término medio entre dar libertad y restringir,cómo siempre se ha hecho. No se debe dar rienda suelta porque al final pasa lo que pasa.

No digo que haya que tenerlos encadenados, pero si más controlados, preocuparnos por donde meten la cabeza y por donde sacan el huevo. Sino apaga y vámonos, entre leyes anormales y administraciones inútiles te pasará cómo a una señora aquí en Jaén, que por una torta que le dió al crío que estaba insoportable, la condenaron a dos años de cárcel y cinco de alejamiento.

Ver para creer.

Unknown dijo...

Pues cada palo que aguante su vela Rafa, uno debe de ser consicente de que levantarse con una resaca de tres pares cada domingo no debe de ser demasiado bueno. Máxime cuando vuelves de vomitona hasta las cejas.

Lamentable.

Unknown dijo...

Algunos,Zorrete, no son capaces de escribir correctamente su nombre pero si están plenamente capacitados para liarse un "siete papeles" con la misma soltura con la que se encienden un cigarrillo.

Vamos llegando a altas cotas de desarrollismo marginal, eso es evidente.

Unknown dijo...

En el sentido de personalidad, Candela, creo que la juventud española anda demasiado desmejorada. Son clones unos de otros que se fijan en los que tienen alrededor apra justificar su existencia. Por ello, si uno bebe cien el otro bebe doscientos y así hasta el infinito y más allá. Lástima que no hagan lo mismo pero en versión libro.

Unknown dijo...

E..P.. los padres son parte importante del problema pero de dificil aplicación con la ley del Menor. Es incongruente multar a un padre porque su hijo esté bebiendo en la calle y cuando éste vaya a decirle cuatro frescas al niñato tenga que contenerse porque le puede denunciar por maltrato mental.

Totalmente demencial.

Unknown dijo...

Jose Luis, tienes toda la razón, hemos pasado por un periodo de degeneración coltural y moral que, por ende, hará que las exigencias para las demás generaciones venideras,sean cada vez hasta que se rompa la balanza.

Una pena.

Unknown dijo...

Pero no se te olvide, Natalia, que las marcas dedicadas a la fabricación, distribución y venta de bebidas alcohólicas ganan sus buenos dineros a base de conseguir potenciales consumidores en plan borracho de sus productos.

Es mejor adoctrinar en el consumo a los trece que a los quince y, por supuesto, nunca asumiran su parte de culpa, porque para eso pagan sus impuestos. Que basura.

Unknown dijo...

Agustin, la juventud es controlable hasta cierto punto. No creo que tener una jauria de borrachos y enfermos de cirrosis a los cuarenta años sea lo mejor para un sistema de salud que no tendrá contribuyentes porque están echados a perder antes de la treintena.

La pescadilla que se muerde la cola.

Darle Caña a ésto: