Caminamos lentamente hacía una cita, la electoral, que debería poner en su sitio a aquellos que, arrogandose el derecho de representarnos, viven de nosotros tratándonos a la vez cómo criajos estúpidos. En esa cita, de seguro, se producirá un cambio político por el cual España rotará desde la extrema siniestra al centro-derecha y con él los españoles otorgaran su confianza para que el gobierno salido de las urnas lleve a cambio una serie de reformas. Reformas cuya finalidad será, cómo poco, volver a la normalidad previa al macroatentado de Atocha, sucedido un once de marzo por el cual, y eso nunca lo podrán negar, los sucialistas ganaron, contra todo pronóstico, las elecciones generales.
En aquella ocasión, la desastrosa gestión inicial de la crisis, el oportunismo de Ferraz que movilizó con sospechosa rapidez a los indignados de la época, pues perroflautas siempre ha habido, quebró una progresión económica que, convencido estoy, hubiera resistido el embite de la crisis de otro modo y que habría acometido, cómo ya debería hacerse, los múltiples flecos que lastran nuestra economía. El primero de esos flecos que debería acometerse, junto a la recuperación de la confianza, la lucha a saco contra el terrorismo, la remodelación del sistema electoral y el retorno a la independencia de los tres poderes del Estado, debería ser el retorno a ese mismo Estado desde las autonomías de la Sanidad, la Educación y la Justicia.
Los agujeros negros esisten.
A parte de la deslealtad manifiesta de algunas de nuestras autonomías que insisten en creer que ésto, cuando menos es un estado federal y reivindican una independencia en función de su mitológica visión de la historia, tenemos un sistema plenamente insostenible desde el punto de vista económico. No es posible, con un país en crisis plena, con tres millones de funcionarios, cinco millones de parados, un millón de enchufados, veinte millones de desocupados entre jubilados, menores, etc y una población activa de diecisiete millones de personas, mantener ocho mil administraciones locales, diecinueve administraciones autonómicas, una administración estatal y pretender crear riqueza. Es matemáticamente imposible y lleva a la confusión.
La confusión que provoca en unos estamentos radicalizados en la independencia de creerse que, por gestionarse cómo un microestado, lo es. Máxime cuando estamos viendo cómo esos estamentos, que se suponen representan al Estado Español en sus comunidades y a su comunidad ante el Estado dedican ingentes cantidades económicas en asentar y fortalecer un "hecho diferencial e identitario" en lugar de dedicar esas partidas a lo verdaderamente importante, recortando partidas cómo sanidad. Un hecho que al resto de los españoles nos parece insultante y que provocará el próximo día veinte de noviembre que muchos de nosotros retiremos nuestro apoyo a un gobierno que le ha reido la gracia a éstos individuos hasta el punto de quebrar la cohesión estatal.
Ruptura de España.
España se rompe. Ésto tan negado por el gobierno sucialista a lo largo de dos legislaturas está plenamente visible por todos los que tenemos dos dedos de frente. Y no se rompe por el nazionalismo, que al fin y al cabo es sólo amenaza y ya sabemos que a perro ladrador, poco mordedor. España se rompe por la sangría que suponen las autonomías, ineficaces, plagadas de corrupción y sobradamente dualizadas en los servicios que se suponen deben prestar a un ciudadano. Además de plantear una ruptura en lo básico, la justicia, que debe de ser igual para todos en toda España, la educación que no tiene por que servir a los intereses adoctrinadores de una parte y a la sanidad que no tiene porque crear ciudadanos de primera y de segunda dependiendoo de la región en la que deban atendernos.
Éstas fracturas, propiciadas por una dualidad que debería suprimirse en favor de la igualdad consagrada en la Constitución, provocan, además de una situación caótica en cuanto a la asistencia en ésos tres estamentos un derroche que, francamente, no podemos permitirnos. Es tan patente cómo que en nueve comunidades el caos farmaceutico se extiende por cuanto no se puede frenar el consumo de medicinas en un falso Estado de Bienestar con prestaciones del Norte de Europa en conciencias del centro de África. Nuestro sistema esta podrido, y estaba herido de muerte desde el día que fue creado. No se podía servir café para todos cuando no todos estaban dispuestos a pagar la ronda. No se pueden extender cheques a fondo perdido eternamente, sobre todo cuando el país está en situación de emergencia nacional y queda probado que el sistema de taifas está sobradamente fracasado.
Se acabó el café, toca pagar.
España se encuentra en la tesitura de sostener las Autonomías cómo método para certificar un éxito inesistente de un sistema ineficiente. Un sistema que sirve para gestionar cosas sencillas, que no supongan gasto desaforado y por supuesto que no suponga la ruptura de las cajas únicas que deben atender por igual a todos los españoles. Una autonomía puede gestionar sus carreteras, sus costas, puede gestionar sobradamente su agricultura. Lo que no puede hacer una autonomía es gestionar la educación de sus habitantes sin ser sectaria, la sanidad de sus pobladores sin hacer distinciones entre éstos y los de la comunidad de al lado que se vienen a ésta porque el sistema de aquella es peor o tratar de que la justicia de su parte sea más dura, sana y justa que la de al lado. No estábamos preparados para un estado federal oficial y creamos uno encubierto por el cual nos estamos cargando, ahora sí, el concepto solidario de país.
Debemos reflexionar y el gobierno que salga de las urnas éste mes debería replantearse, hasta que punto hace bien al país tener unas autonomías ineficientes, sobredimensionadas, sobradamente endeudadas y que no aportan la cercanía que prometían al contribuyente que ve cómo sus impuestos se van, inevitablemente a sostener cargos inútiles, sus acólitos, sus lujos y en definitiva a una casta que se cree superior al común de los mortales por el simple hecho de ostentar un cargo oficial sin saber, en la mayoría de los casos, hacer la O con un canuto.
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9 comentarios:
por supuesto, C.S. la lógica centrífuga de las autonomías, esos barones incluso en los partidos nacionales, son una bomba de relojería.
saludos blogueros
lo llevamos claro, si pensamos que mariano, va a tocar el cancer de españa, las autonomias. y fijate, que si consiguiera mayoria absoluta, y tuviera dos cojones, podria reformar la constitucion, y eliminar el sistema autonomico chupoptero, pero claro, en la mayoria de autonomias, estan sus colegas, entonces, el tema esta claro, a seguir chupando del bote. cierto es, que rajoy va intentar que el bote no se rompa del todo.
con el tema del 11m, pues que vamos a decir a estas alturas, que no sepamos. que dada la grandisima corrupcion que campa a sus anchas, por españa, jamas pagaran los verdaderos culpables.
un saludazo compañero
Estamos totalmente de acuerdo.
Es algo tan evidente que sólo combinando una fuerte propaganda institucional, un clientelismo político/económico y una estulticia generalizada tiene explicación. Si, por ejemplo, los ciudadanos catalanes supiesen lo que están pagando de más por "el hecho diferencial", quizás la abstención no sería del 40% actual, sino del 90%.
La autonomías son una forma como otra cualquiera de organizar un estado. Pero tiene que ser eso, UN ESTADO, ahora lo que tenemos son 17 estaditos pero con poder para hacer lo que quieran sin dar cuentas a nadie y ademas que los desfalcos se los pague el estado central, que creen que para eso esta. Descentralizar el estado esta bien, es bueno, romper el estado para crear 17 mini estado esta mal aunque se administre bien, no tiene ni pies ni cabeza, menos en un país tan pequeño como el nuestro, eso solo no lo ve el que no quiere verlo.
Saluditos.
Lo de las Autonomías, Jose Antonio, está sobradamente comprobado que es un fracaso. Es un país no demasiado grande cómo el nuestro sólo trae una fractura territorial, Una absorción de recursos de ésa índole sólo trae consigo un destrozo del país en cuanto a economía. A nivel político y social retrae lo que ya consiguio la República y la Guerra Civil pero aumentado.
No sólo dos Espsñas sino unas cuantas más.
David, el sistema se cae por sí sólo. No es sostenible por la ingente cantidad de recursos que demanda, mientras que la aportación real es muy inferior pues España, por desgracia, es un país totalmente improductivo a nivel industrial si lo comparamos, por ejemplo, con Alemanía.
No se puede soportar un país con estructuras germanas con una financiación de el Congo.
Lobo, el sistema se diseñó para contentar a los vascos y catalanes para que nos e quisieran indepoendizar. Cosa que cómo vemos no sólo no cumplió sino que todos los demás quisierontomar café en la mismas condiciones.
Cómo se dice en mi tierra "Culico veo, culico deseo", aunque después no sepamos utilizarnos.
La autonomía debe merecerse y en éste país nadie la merece porque el principio de lealtad nacional es el que debe primar sobre el de autonomía.
Cosa que aquí no cumple ni el tato.
Zorrete, has dado en el clavo. Las autonomías ya no son un sistema administrativo para favorecer al ciudadano sinopara hacer fuerza política de unos sobre otros sin más finalidad que la de acaparar parcelas de poder, influencia y gestioner dinero público mientras se debilita al Estado.
Un error de tantos que arrastramos desde la Transición.
Hola CS Peinado, he leído tu comentario y debo decirte que estoy en desacuerdo con tu opinión. Primero porque España no es un país pequeño si lo comparamos con los demás países de su región. Y todavía aun más en desacuerdo cuando hablamos en términos culturales. La riqueza en comparación con otros países es abrumadora. Una de esas valiosisimas características es su diversidad cultural, además de la impuesta tradición castellana conviven en sus diferentes regiones o comunidades autónomas, países, estados, comarcas o llámalo como quieras, diferentes tradiciones y culturas y lenguas que son Españolas. El problema es cuando cierta parte de la sociedad y en el mayor de los casos provenientes de la misma región geográfica situada en la meseta, y algunas provincias del levante y sur de esta Nación, se adueñan del significado de esta extensa y rica España y excluyen al resto de ciudadanos que tienen una idea mucho más inclusiva. unos nuevos campeadores que haciendose valer como punta de lanza del españolismo, basado en la mitología castellana, se apropian del significado de su significado y al que no comulga con sus ideas son expatriados y tachados de separatistas y demás. Y si esto pasa en un sistema autonómico ya no te digo en un sistema centralizado.
Pero no todo es desacuerdo, en algo comulgamos y es que el sistema político actual no funciona, y es un problema de diseño. En España conviven dos sistemas diferentes y muy validos cuando son implementados de forma individual, el sistema autonómico y el provincial. El sistema provincial fue impuesto por Napoleón copiando al Frances, una buena forma de controlar la nación y aumentar rivalidades entre ciudades próximas .El segundo sistema esta basado en los lands alemanes, a pesar de que ellos tienen mucha más autonomía, tan bien es cierto también que tienen más responsabilidad y es este punto por el que no funciona nuestro sistema dual, y es que hay vacíos de responsabilidad , cargos duplicados... Está claro que tu abogarías por eliminar el autonómico, pero yo como partidario de una unidad nacional basada en la pluridad cultural y la riqueza que ello conlleva creo que a España se le adapta mejor el sistema autonómico.No hay sistemas mejores que otros hay sistemas que se adaptan mejor que otros. Los dos sistemas crean fricciones uno a nivel interprovincial y otro a nivel inter-autonómico. Pero la competencia siempre ha sido buena y las discusiones también, siempre que estén bajo un marco democrático y de libre opinión. como la que todos ejercemos en este blog. Muchas gracias por mantener tu blog y dejar contestar libremente.
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