Reflexiones. Cuarto de Diciembre.

Ha sido un fin de semana cuando menos extraño. Una proverbial pereza me ha embargado impidiéndome ponerme a losmandos del teclado con el ánimo de redactar algún artículo que pusiera CSPeinado en liza de la bloggalidad. No, éste fin de semana me he sentido perezoso, cansado pero no derrotado. Simplemente he decidido sentarme en el sillón, ponerme a los mandos de la Play y jugar a cosas que hacía meses que no jugaba precisamente por dedicarme a éste mi, vuestro blog. La verdad es que me aburrí pronto pues el hormigueo de no andar escribiendo me embargó pronto pero deseaba conectar, reflexionar y dedicarme un poco a la contemplación tras una vorágine de artículos, comentarios e intercambios que han rellenado mi tiempo libre convirtiéndome en esclavo, feliz esclavitud, del mundo de las bitácoras que nunca, y lo digo de verdad, habría pensado que me prodigara tanta satisfacción.

Sin escribir...

Así, mi fin de semana ha discurrido entre paerezas quehan incluido ingestas masivas de pipas, visión de películas en televisión u ordenata y sobre todo pensamientos encontrados de mi dirección en la Red. No creais que ha sido un esfuerzo baladí. He encontrado nuevas inspiraciones y he podido contrastar con mi mujer el esfuerzo invertido que, a ella igual que a mi, le ha parecido bestial y necesario para, aflojando mis innumerables pensamientos, darme un poco de paz espiritual ante los graves acontecimientos que, en la comunidad y a través de artículos y comentarios cruzados, hemos ido exponiendo cómo sintoma de nuestra preocupación sobre el entorno que embarga al país. Ahora, más relajados en lo político aunque en caida libre en lo económico, me permito hacer un alto en el camino para acometer la nueva ruta  que, entremezclada con mi suerte al ser el poseedor de un trabajo y acometer nuevos periplos en la vida llenará ésta bitácora de nuevos artículos e intereses.

Por ello, cómo las cosas se ven mejor desde cierta perspectiva. Tras varías semanas de frenético trabajar publicando, editando y programando artículos, éste fin de semana he decidido salir a comer, respirar aire fresco y certificar el fin de un ciclo que me llega desde el lejano septiembre cuando desde Almería retomara la escritura de artículos sin apenas comentarios ni seguidores. Ahora, en los albores de una nueva campaña de recolección de aceituna, que será, cómo éste final de ciclo, un punto de inflexión, trabajaré por recuperar antiguos deseos y proyectos y volcarlos en su recuperación, puesta a punto y óptima lubricación para, con ayuda de éste método de relajo, descanso, reflexión y difusión y vuestro interés y colaboración llevarlos a buen puerto. No dudo que será un camino arduo y lleno de los típicos escollos que todos encontramos en la vida. Pero también es cierto que debemos seguir el camino que nos lleve a la autorrelización.

Fotos, recuerdos, opiniones y logros.

Son los múltiples aspectos que pienso debo incorporar al blog para satisfacer, de uno u otro modo, las necesidades más acuciantes para mis propias necesidades espirituales y anémicas. Cada persona debe buscar el equilibrio en lo que hace para sentirse bien y yo, tal y cómo voy planteando mi propia situación, mi propio interés, volcado en el blog, necesito realizar la acometida de innumerables proyectos que, a lo largo de los años, quedaron instalados en el olvido o en la incapacidad. Ahora, a la luz de una nueva realidad, de una completa luminosidad que embarga mi afán por soltar lastre y avanzar en lo necesario y no en lo vácuo, prefiero invertir mi tiempo en redactar éstos textos que dejo a la valoración de un publico cada vez más numeroso que, con sus comentarios, van forjando una senda por la que el transitar del que  suscribe se enriquece y eleva cómo en el más eficaz de los aprendizajes y de los que considero, la vida, es el primordial.

Así lo comentaba yo hoy a mi esposa en éste alto meditado y por el cual hemos salido a comer a un restaurante en un paraje que no visitábamos desde hace unos años. En un local regentado por un compañero de trabajo del que no sabía hace un lustro y con una cantidad y calidad en la comida cómo no recordaba, en un local de comidas desde hacía mucho más tiempo aún. Así, tras un empacho de morcilla, revuelto de setas de la tierra y fritada de pescado, no he podido dejar de pensar que vivo en un momento dorado cómo no he conocido nunca y que espero no suponga una cumbre, sino el comienzo del ascenso ilimitado en los logros que hagan que el día del advenimiento del óbito, pueda mirar atras, esbozar una sonrisa y dejar con orgullo éste mundo en el convencimiento de que no he dilapidado mi tiempo en cosas innecesarias y con una elevada cantidad de insustancialidad. Tal creo que es el nuevo camino a seguir y estoy dispuesto y contento de encauzarlo.

Nuevos Amaneceres.

Es curioso, pensaba, que éste renacer mío, éste nuevo modo de ver las cosas que constituyen un nuevo amanecer, se vean coincidentes en lo temporal con el final de un periodo cómo es el anual. Cuando el invierno se acerca con rápidez y los días se ven acortados, sombrios y enervados de fríos despertares, grises días y gélidos anocheceres. Cuando el olor aleña quemada, orujillo de aceituna invade todo en compaña de chaquetones, guantes, bufandas, mocarreras y resfriados. Me hace gracia que éstos pensamientos me invadan y embargen en un periodo cómo el que andamos, el que antecede al Adviento y la Navidad que se ve ya en el horizonte. Una navidad penosa e inmersa en un mar de dudas y crisis económica por la que muchas familias se veran abocados a la tristeza. Es sorprendente que en tal entorno asalvajado y triste yo encuentre mi camino donde muchos otros perdieron el suyo. Sólo espero que lo poco que pueda escribir, sirva de bálsamo para aquellos que, cómo yo no hace tanto tiempo, están aún, por encontrar su camino.

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