Foto de Internet. El hecho que siempre olvidan los nazimbéciles. |
Mas, el culpable.
Y hay que decirlo cómo lo que es, una evidencia más de que el sistema autonómico ha degenerado en una nueva confederación de Taifas en la que cada una hace lo que le viene en gana sobre todas las demás. Todo ello aliñado con un gobierno central débil, que no controla nada, se somete a los dictámenes y órdenes de los nazimbécilismos sin atreverse a tocar el botón rojo del artículo ciento cincuenta y cinco. Y todo porque nuestro voto, el de los españoles, no vale una mierda. Sí, es así, no votamos nada más que la continuación de un régimen emanado del año ochenta y dos en que todos los poderes quedaron sometidos al capricho de un presidente monclovita que, a su vez, por nuestro estúpido sistema electoral, queda sometido de manera perpetua e irónica a los caprichos de una minoría nazimbécil que ha obtenido el oro y el moro durante los años de bonanza y que, ahora, viendo que no hay dinero pretende coger carretera y manta para seguir saqueando al pueblo catalán y casco sin el control del Estado.
Porque los visos que lleva el presidente del engendro Generalitario, ganando ochenta mil euros más que el presidente del gobierno de España es seguir su camino de enriquecimiento lícito, ya sea a costa de 3% o de arrendar el terruño catalán para reconvertirlo en una cuña islámica con la que poder asegurar la cabeza de puente para dinamitar e invadir definitivamente Europa, dando cumplida cuenta por parte de los árabes a lo que los Españoles evitamos, sin que nadie nos lo haya agradecido aún, durante la Reconquista. Y todo ello con el apoyo y contubernio ya sea de los republicanos, los antisitema o el somatén antiespañol que para el hecho y el derecho, si el caso es sacar la cabeza, bien vale un roto y un descosido. Mientras tanto, mientras se van o se quedan, los paganinis españoles no estamos sólo obligados a mantener a un Estado inútil, nuestras respectivas sanguijuelas autonómicas y nuestros ayuntamientos que encima tenemos que ver cómo seguimos alimentando, sin pedir responsabilidades políticas a los nazimbéciles, con nuestro dinero, mientras nos insultan alegremente.
Ya no hay vuelta atrás.
Mientras que el nazimbecilismo vasco se ha mantenido cauto y se han mantenido calladitos y silenciosos, los catalanes, más propicios a la opereta y el ridículo que una y otra vez van haciendo en la escena nacional e internacional, siguen con su desafío a treinta y dos millones de españoles que, a pesar de estar hartos, siguen viendo cómo siguen dando palos de ciego en contra del interés general. Y es que pase lo que pase tras las elecciones catalanas, ya no hay vuelta atrás hacía un nazimbécilismo constructivo, pues la cara de la soberanía ya ha sido mostrada y la traición ha sido consumada. En España sólo tiene cabida una Cataluña española, que piense en afinidad con España y cuyos dirigentes gobiernen en nombre del pueblo español de Cataluña. Mantener un sistema en que los nazimbéciles no sólo puedan ya poner a una región en contra de las demás, de violar totalmente el orden constitucional vigente sino de actuar además de cuña en el Congreso ladeando cualquier iniciativa legislativa hacía su molino, es simple y llanamente de ser tontos.
Hemos visto cómo ha colapsado totalmente el sistema constitucional, cómo el sistema autonómico se ha convertido en una lacra que carcome desde dentro a un país y cómo el iluminado de turno se alza cómo el futuro presidente de una república que nace viciada y en mano de los extremismos con todo lo que ello supone para la viabilidad futura del país con o sin Cataluña. Debemos exigir a nuestros gobernantes más amplitud de miras, si acaso eso parece ser una tarea vacua por cuanto sino han sido capaces de parar los pies a ese engendro independentista en cuanto profirió la primera palabra en contra de España, mucho menos lo van a hacer ahora que están, simplemente, sobrepasados por una situación económica y social en la que andan perdiendo el norte y la senda a seguir. España sólo tiene una salvación. Anular el Estado de las Autonomías, suspender el Estado y convocar Cortes Constituyentes para realizar, de nuevo, de cero y sin el enviciamiento político que tuvo durante la Transición, de una Constitución por y para todos.
Responsabilidades y consecuencias.
La completa insostenibilidad de la España actual ha sido puesta de evidencia por el separatismo catalán en el poder. Su completa y absoluta deslealtad y su aprovechamiento de la siempre inútil vía del autonomismo para volver a hacer, cómo ya hiciera en el pasado, frente a España cómo si se tratara de un país soberano. Debiéramos haber aprendido de episodios cómo el que supuso su ruina en mil novecientos treinta y cuatro y los nazimbéciles, herederos de aquellos que no se quisieron mojar en el anterior golpe de Estado, esa vez en manos de Companys, siguen por la senda chamuscada de la Tierra Quemada por la cual, sino es para mí, no es para nada. mas se debe de estar oliendo ya su futuro por cuanto asevera que si debe de ir a la cárcel por la libertad de Cataluña lo hará encantado. Hay que tomarle la palabra y dejar claro que no va a la cárcel sino por sus delitos económicos y por su traición no ya a España sino a Cataluña, a la que sigue arruinando a marchas dobles con una mano mientras con la otra blande, de forma vergonzosa, la estelada.
Ya no hay vuelta atrás.
Mientras que el nazimbecilismo vasco se ha mantenido cauto y se han mantenido calladitos y silenciosos, los catalanes, más propicios a la opereta y el ridículo que una y otra vez van haciendo en la escena nacional e internacional, siguen con su desafío a treinta y dos millones de españoles que, a pesar de estar hartos, siguen viendo cómo siguen dando palos de ciego en contra del interés general. Y es que pase lo que pase tras las elecciones catalanas, ya no hay vuelta atrás hacía un nazimbécilismo constructivo, pues la cara de la soberanía ya ha sido mostrada y la traición ha sido consumada. En España sólo tiene cabida una Cataluña española, que piense en afinidad con España y cuyos dirigentes gobiernen en nombre del pueblo español de Cataluña. Mantener un sistema en que los nazimbéciles no sólo puedan ya poner a una región en contra de las demás, de violar totalmente el orden constitucional vigente sino de actuar además de cuña en el Congreso ladeando cualquier iniciativa legislativa hacía su molino, es simple y llanamente de ser tontos.
Hemos visto cómo ha colapsado totalmente el sistema constitucional, cómo el sistema autonómico se ha convertido en una lacra que carcome desde dentro a un país y cómo el iluminado de turno se alza cómo el futuro presidente de una república que nace viciada y en mano de los extremismos con todo lo que ello supone para la viabilidad futura del país con o sin Cataluña. Debemos exigir a nuestros gobernantes más amplitud de miras, si acaso eso parece ser una tarea vacua por cuanto sino han sido capaces de parar los pies a ese engendro independentista en cuanto profirió la primera palabra en contra de España, mucho menos lo van a hacer ahora que están, simplemente, sobrepasados por una situación económica y social en la que andan perdiendo el norte y la senda a seguir. España sólo tiene una salvación. Anular el Estado de las Autonomías, suspender el Estado y convocar Cortes Constituyentes para realizar, de nuevo, de cero y sin el enviciamiento político que tuvo durante la Transición, de una Constitución por y para todos.
Responsabilidades y consecuencias.
La completa insostenibilidad de la España actual ha sido puesta de evidencia por el separatismo catalán en el poder. Su completa y absoluta deslealtad y su aprovechamiento de la siempre inútil vía del autonomismo para volver a hacer, cómo ya hiciera en el pasado, frente a España cómo si se tratara de un país soberano. Debiéramos haber aprendido de episodios cómo el que supuso su ruina en mil novecientos treinta y cuatro y los nazimbéciles, herederos de aquellos que no se quisieron mojar en el anterior golpe de Estado, esa vez en manos de Companys, siguen por la senda chamuscada de la Tierra Quemada por la cual, sino es para mí, no es para nada. mas se debe de estar oliendo ya su futuro por cuanto asevera que si debe de ir a la cárcel por la libertad de Cataluña lo hará encantado. Hay que tomarle la palabra y dejar claro que no va a la cárcel sino por sus delitos económicos y por su traición no ya a España sino a Cataluña, a la que sigue arruinando a marchas dobles con una mano mientras con la otra blande, de forma vergonzosa, la estelada.
Si deseas comunicarte conmigo, agregar algo a éste artículo, exponer tu opinión en privado o sugerirme temas sobre los que hablar no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de churre_s_peinado@hotmail.com. Gracias.
4 comentarios:
Todo esto viene de aquel "¡Café para todos!", y el café en demasía es algo muy malo para la salud, sobre todo en un país como éste, donde cada uno toma el cafe de una manera.
De todas maneras yo veo que hay un ridículo de Mas, pero no del independentismo, que ha sacado una buena tajada con ERC. El peligro sigue latente.
Los independentistas son y serán el chocolate del loro, tienden a desaparecer debido a que están muy repartidos. Sus personalismos les llevarán a su olvido.
El último, sin mayoría absoluta no hay problema, nunca serán capaces de ponerse de acuerdo CiU y ERC en el modo de independizarse y el reparto de poder por cuanto sería cómo poner de acuerdo a nazismo y comunismo sobre cómo repartir Polonia, útil durante muy poco tiempo.
DORAMAS, esperemos que no te equivoques y que los veamos desaparecer lo mismo que el humo de un cigarrillo.
Publicar un comentario