Foto de Internet. ¿Se puede ver más mierda junta? |
En una España derrotada, hundida, continuamente vapuleada por los mercados y los politicastros iluminados que creen que yendo por libre ganaran mucho más (a título personal) que haciendo piña y apretando el culo con el resto, tenemos esa lacra llamada Sindicalistos de Clase que ni tienen clase ni defienden a la capa obrera más allá de lo que son sus propios, extensos y bien remunerados intereses. A pesar de que todo está hecho unos zorros por su participación activa por poner la mano y pasiva por no vindicar nuestros derechos al andar zETAparo, ese ser que esperamos ver pronto en los tribunales, soltándoles la mascada mientras Roma ardía, se atreven, con la aquiscencia del sucialismo y la aplaudida de sus bases, a las que por cierto están exterminando vía ERE, a pronunciarse cómo hiciera Riego para convocer la segunda Huelga General de la presente legislatura y la novena de eso que todos llaman democracia pero que tiene de ello lo mismo que yo tengo de Sumo Pontífice.
Oportunistas de Libro.
Y es en éstas cosas cuando, a pesar de los pobres que tenemos la suerte de madrugar para poder dar un jornal, aparecen los oportunistas rebuscando en la miseria de la sociedad y apoyando a los corresponsables de ésta debacle que ha sido que conco millones de compatriotas no tengan un lugar en el que echar un jornal. Hablo por supuesto de los que se autodenominan artístas y que, para mí, sólo lo son del alambre, de ese que usan de ganzúa para poder sacar de la caja común las innumerables subvenciones con las que no sólo no malviven, sino que han acumulado capitales nada despreciables. Todo por obra y gracia de los gobiernos que los temen tanto. Los sucialistas dándoles el oro y el moro. Los populares otórgandoles el latrocinio institucionalizado haciéndonos pagar a todos por la SGAE, vía impuestos, hagamos o no hagamos consumo de eso que ellos llaman "Cultura" y que creo no ofender a muchos de mis lectores si lo denomino, con conocimiento de causa, basura patrimonio de los progres.
Y es que por mucho que nuestros actuales politicastros cortejen a toda esa bazofia progre, no deja de ser una casta de privilegiados que, cómo artistas, dejan mucho que desear, cómo personas, mucho más y cómo arietes de la politicástria es imposible de cuantíficar. Antes se presuponía a los adalices de la cultura entregados con pasión a su trabajo y no vendidos a la pugna monetaria. Ahora son simples mercedarios y mercaderes de favores del mejor pagador. Ávidos de la subvención que tan bien y tan generosamente les repartio el peor presidente que hemos sufrido en éste país, ante los recortes se rebelan y la quinta columna del progresismo se alía indefectiblemente con las fuerzas de choque que se suponen, son, Coco y Ojete. Sindicalistos que ven cómo el barco zozobra, cómo el dinero que es justo que falte al contribuyente les empieza a escasear a ellos y que, cómo los titiriteros del alambre, sólo viven para no hacer nada y ser ricos, les empieza a venir largo.
Juerga General.
Es por ello que me repugna profundamente que aquellos que se autodenominan representates de la cultura, cómo otro especimen que pulula de congreso de bloggers en congreso de blogger autonedominándose representante de los bloggers españoles y que atiende al apellido de Escolar, vayan dándoselas de defensores de la clase trabajadora. Una clase que les es totalmente ajena y desconocida y que, de igual modo ni los reconoce ni los conoce. Un trabajador suda para ganar el dinero con el que mantener su casa, ellos ganan el dinero con el sudor de los primeros, que tienen que subvencionar a un gobierno de inútiles, un Estado penoso, los sindicalistos más perros y vagos de toda la Historia de Europa y ahora, vía impuestos y por obra y mano del tontolaba de Wert, a los artistas más vagos que conocerse pueda, pues viven tan sólo del canón que, para ellos creó el de León y que nos convierte a todos en paganinis y sostenedores de la industria más ruinosa que nos queda en éste país.
Y es que para ellos, una jornada de Huelga General no es otra cosa que una presión calculada al gobierno no para mejorar a la calse trabajadora, sino para mantener sus inmundos e inmerecidos privilegios que los coloca a la cabeza de los sindicalistos mejor subvencionados y los artístas que menos se dedican a sus quehaceres culturales porque están mucho más enfrascados en hacer politicástria que en entretenernos. Y es que éstos últimos deben de pensar que es mejor aprovecharse de unos patanes que hace tiempo que les dieron la espalda, que no ven sus películas, no compran sus libros y prefieren descargarse su música por internet antes que regalarles el dinero por ir pariendo bazofias de nula calidad el interés. Es por tanto estúpido pedir un ejercicio de responsabilidad cuando se unen los vividores de un lado y los de otros que siguen las consignas ya no sabemos de quién, si de RuGalFaisán o del Labriego Cayo que ya andará cavando fosas para reemular a Carrillo en Paracuellos.
Pena de España.
Con la chulería que se les ve a los sindicalistos, seres anodinos y vacios, ajenos y alérgicos al trabajo que prefieren vivir del esfuerzo de los demás, no me extraña que algunos dirigentes de ese engendro robaperas anden "advirtiendo" al Gobierno que movilizar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado puede ser perjudicial para el desarrollo normal de una jornada de Huelga. Dicho en plata, que no haya policías para que los piquetes puedan garantizar el derecho a Huelga y desbrozar el derecho al trabajo. Cosa en la que supongo los Barderm, los de la Camarilla musical habitual, los escombros literarios de rigor y demás pensadores de la subvención habrán estado de acuerdo acuasando al Gobierno de autoritario cuando lo más autoritario del mundo es pretender inculcar tus ideas cómo ellos hacen, desprestigiando al contrario y adoctrinando a píe de clase cómo ya hiciera en su día Fernández de la Vega. Y es que en el fondo tenemos lo que nos merecemos. Tantísimos años añorando el sucialismo y ahora no sabemos cómo librarnos de él y de la madre que lo parió.
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9 comentarios:
Buen análisis de unos parásitos como antes nunca jamás hubo en España, ni siquiera en la época en que los señoritos de la aristocracía alardeaban de mansiones y fincas obtenidas y mantenidas on el sudor de sus colonos.
Lo más irritante es que después de treinta y pico de años de democracia, todavía haya que subvencionar a esa gente.
Y encima que muerdan la mano del que les da de comer, como van a hacer mañana.
Lo que pasa es que esta huelga ya sale muerta antes de empezar. Se supone que es de ámbito europeo, y con esa costumbre griega de convocar una huelga general mensual (y no es exageración, lo han hecho así) Europa está más que vacunada contra imágenes de huelgas inútiles y políticas.
Como los liberados sindicales el único día que trabajan es el de la huelga, pues huelga decir la ilusión que les hace sentirse trabajadores por un día, aunque su trabajo sea impedir que los demás trabajen
En cuanto a los güili-toledos, pues ya se sabe que han sido elegidos por el pueblo, memocráticamente, para determinar cómo debe ser la educación, la legislación laboral, y cualquier otro asunto sobre el que les apetezca pontificar.
FugisaluDos
Tu eres tonto,, majete
Sigues escribiendo en el blog de la catalana
Te creia más inteligente.
Javier, es un pequeño castigo el que nos ha caido a los españoles con unos sindicalistos reconvertidos en mafia con cargo a los Presupuestos Generales y que todos quieren usar cómo arma arrojadiza independientemente del que esté en al gobierno.
Bwana, en el fondo es lo que todos querríamos hacer y tener, un sueldazo nescafé para toda la vida sin pegar, ni por asomo, palo al agua.
El último, tienes mucha razón, estámos hasta cierto punto tan hartitos de huelgas inútiles y de no ver el final del tunel que ver a Yogui y Bubu hacer el tonto al frente de Coco y Ojete no es más que una imagen más de nuestra España cañí.
El fugitivo, eso parecen querer decirnos, que cómo sólo trabajan un día al año (éste ya se han estrenado dos, gran esfuerzo), que todos debemos parar cuando ellos lo hagan para que se note más que algo hacen. Penoso en verdad.
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