La Paradoja Catalana.

Creo que el señor Puigcercós es un oportunista de los buenos. Hoy se ha atrevido a decir que España les va a rescatar, a los catalanes, con el dinero que se les ha expoliado. Tal cual. Supongo que después de la erección patriótica y la palmadita en la espalda de los pocos que aún quedan en su formación, habrá pensado lo guay que es y todo eso, cuando para el resto del país, su país, España, ha quedado cómo lo que es, un imbécil consumado. Y no lo digo por insultar. Lo digo cómo una confirmación de que alguién, que lo más que madruga es para levantarse a las diez, ir a tocar los huevos a la ciudadanía diciendo cuatro paranoías a cambio de llevarse calentito un pastizal que no se merece, debe de ser directamente idiota si, no da demasiado más de sí que soltar la parida del expolio. Pues ni España expolia a Cataluña, ni España ha creado la deuda de Cataluña. Simplemente, señor Puigcercós, ustedes se han dedicado a vivir cómo los heraldos de una Nación sobredimensionada y ahora, debiera callarse ante lo que se le pueda venir encima.

Ricachos de Nuevo Cuño.

No seré yo quien ponga en duda que Cataluña es un motor económico. Embarrancado, pero motor económico al fin y al cabo. Lo que sucede con Cataluña es que la paradoja es contumaz. La tierra más rica, ha hecho más ricos a los politicastros mientras va carcomiendo a la población, ésto es, el tejido productivo que ya, ni siente, ni padece. No es un secreto que las principales fortunas de Cataluña se amodorran con el nacionalismo copando altos grados de influencia en la política y en los medios. Pero tampoco es menos conocido que sus intenciones no son tener un Estado Independiente Catalán para los catalanes, sino para ser ellos sus dirigentes y en definitiva su teocracia, cómo dioses supremos del catalanismo. En suma, lo mismo que en el Pais Vasco, el nacionalismo, que tan a disgusto se encuentra en la democracia, pretenden crear una nueva Bolivia, unos cortijos enormes cómo ya intentara hacer Bolivar donde hacer y deshacer por su propia iniciativa y gusto, sin impedimento de ningún tipo.

El caso es que paradójicamente, Cataluña no puede vivir sin España. Es una suerte de garrapata en la que sus trabajadores y ciudadanos padecen (y votan) a unos señores totalmente desleales con el Estado del que maman, mientras se enriquecen y dejan unas migajas, cada vez más exiguas, a los de abajo. Eso me da que pensar que los de abajo son bastante cortos o la Identitat ha ganado mucho más en adoctrinamiento que en tradición, pues se creen a pies juntillas que es el andaluz, el murciano o el extremeño quien les expolia mientras sus amos (presentes y futuros) politicastros, siguen manteniendo embajaditas para enchufar a los suyos, tienen un veinticinco por ciento de la población a sueldo de la Generalidad y tienen sueldos de Virreyes, superando el señor Mas, verdadero expoliador de la Comunidad Autónoma Catalana que no tiene dinero para pagar las nóminas (abultadas) de los Hospitales pero al que seguro no veremos nunca en la cola del Inem.

Mal, muy Mas.

Hoy, Cataluña nos ha permitido que nos postremos a sus pies para ofrecerles un rescate para que podamos seguir manteniéndo su estilo de vida de Reyes mientras los demás seguimos cociendo agua con bulbos para hacer sopa. La pena es que ese dinero no llegará al catalan bajo (dudo que queden catalanes medios), se quedará atrancado en la burocracia fascista de unos señores que, desde la Semana Trágica han aprendido que Madrid no va a reaccionar ante lo que ellos hagan, si bien a lo de la Independencia les van dando largas habienda cuenta de los sucedido en el treinta y cuatro. El señor Mas no ha desaprovechado la ocasión de dar una de arena y a la de cal que supone pedirnos dinero, dejando claro que se lo tenemos que dar porque él lo vale y nosotros se lo expoliamos, ha conseguido aprobar junto a la franquicia de Izquierda Unida, que se venden al mejor postor, a los de Esquerra y por supuestísimo, a los sucialistas vendepatrias, una petición de Hacienda Propia al Estado.

Y claro, deben de pensar que el Pueblo Español es imbécil. No digo de nuestros  desgobernantes, dispuestos siempre a dejarse el ojete en el empeño de cumplir con todos los deseos de los nazionalistas, no sea que los llamen antiguos o fachorros. Nos vende que Cataluña quiere gestionar todos sus impuestos al igual que lo hace el País Vasco o Navarra sin recordar, u olvidando quizás, que aquellas son regiones históricas lo mismo que una Cataluña que tanto ha demandado y que aquellas tienen unas carácteristicas que ellos no tienen, salvo las de ir tocando los ovoides cada día más a una gente que conquistó un Imperio y quie puede ser, no digo que sea capaz de hacerlo, pero puede ser que un día se empeñe en reeditar Els Segador al nivel nacional y sin distinguir entre partidos. Señor Mas, usted seguirá siendo español, seguirá pagando a la Hacienda Pública española y espero, por el bien de la Nación y de nuestra salud mental, que España llegue al punto de cesar las Autonomías y desaforarle para, acto seguido, invitarle a dar explicaciones de su gestión.

Campana y se acabó.

En torno a los veinticinco mil millones de Euros es la deuda estimada de una Cataluña desangrada por la soberbia independentista y la irracionalidad de unos dirigentes que han remado hacía los intereses de unas fortunas que, en su gran mayoría se crearon gracias al intercambio comercial con la España que ahora están tratando de romper aunque, cómo en todo, si quieres romperles los esquemas, lo único que has de hacer con los independentistas es preguntarles cuando se independizan. Cómo no sabrán contestarte, pues no tienen la menor intención de hacerlo, podrás tener bien claro que su único objetivo es vivir del carajo a costa de gallegos, madrileños y aragoneses, aportando lo mínimo (le llaman cuota de solidaridad a lo que quieren pasar al estado, siempre gracias a su estimación) y pidiendo, cómo en éste caso, un rescate, que nos quitaran de ntras nóminas e impuestos, para mantener su elefántico miniestat cuajado de embajadas, carguetes, funcionarios muy caros que mantenemos todos los españoles, no sólo los catalanes. Habría que ver, señor Puigcercós, quien expolia a quien.

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