domingo, 13 de mayo de 2012

Cuando ser patriota es el problema.

España, mi España, ese país que no reconoce ni la madre que lo paríó, tal cómo profetizó Miemmano y  logró su país destrozando a Rousseau y enmendando un sistema quede autonómico revertió en separatista a grandes rasgos, sigue en caida libre y pomposa hacía el fondo de un abismo que, de verdad, no nos gustaría llegar a conocer. Y todo por la misma vagancia y vergüenza que en el español de a píe muestra en cuanto a lo que es el país, avergonzándose de ser o llamarse o de portar la sagrada rojigualda. Todo ello en demérito de una conciencia nacional que, a la postre, sería muy necesaria en los tiempos que corren para poder salvar la situación que corre el país y que sería la que, apretándonos unos con otros, equilibraría la productividad y llevaría al crecimiento al pensar un poco menos en nosotros mismos y un poco más en todos los demás, pues es de bien nacidos ser de agradecidos y todo lo que tenemos lo debemos, en una u otra forma al espíritu conjunto de otros españoles.

De España todo menos el español.

Y es que hace ya mucho tiempo que voy quejándome, con buenos resultados, todo hay que decirlo, pero sin demasiada prédica, que en España, por unas razones o por otras, ser español, está mal visto. Con todo lo que tiene de paradoja, pero con toda la certeza que da el saber que no está bien visto el arribar con una enseña nacional y que es mejor hacerlo con una soviética o directamente de la cuna de todos nuestros males, la badera de aquella nefasta república en la que un millón de españoles perdieron la vida para lograr algo que no termina de cuajar. Un país moderno, democrático y con todos los valores de un país de la grandeza del nuestro. En lugar de ello, hoy tenemos un país en suma dictatorial, de una forma muy encubierta, eso sí, en que una casta politicástrica y adoctrinadora, exprime al español de bien para, con nuestros impuestos, sostener sus chiringuitos y un sistema universal de salud en el que priman los de fuera a los de dentro.

No es demagogía ni racismo. No me tildaran de xenófobo más que aquellos populistas que a costa de las desgracias de los que vienen de afuera y de las desgracias de los que los mantenemos aquí dentro. El número de pobres y familias en precaria situación se ha convertido en alarmante pero los inmigrantes, ya sean legales o ilegales, siguen estándo mucho más protegidos que los que tienen la desgracia de nacer en el solar patrio. Y no es algo aplicable a la coyuntura. Mi indignación se mueve por atolladeros de ésta índole desde que tuve conciencia de la grandeza de mi Nación no por el curso natural, el de la educación, sino por el curso de la curiosidad, la lectura y la observación. La politicástrica comenzó a destruir a España el veintiuno de noviembre de mil novecientos setenta y cinco y de aquellos polvos vienen éstos lodos tal y cómo ha quedado patente y cristalino, por mucho que la Secta se empeñe en mostrar lo contrario.c

Falta de patriotismo, destrucción total.

Y es que hay Filipinos, Cubanos, Saharauis, Portorriqueños o Guineanos que se sienten más españoles allá en sus paises de origen que algunos tarados que hacen su agosto, vía pancarta, en nuestras planazas y avenidas. Son demasiados los que chupan de la teta de España a través del bocado a los jugosos impuestos que se nos incrementan mereced a la obra y gracia de los chiringuiteros de turno vía pancarta que al tiempo insultan, escupen y usan de papel higiénico a la sagrada rojigualda. Algo inasumible por una sociedad enclavada en un país que gobernó el mundo y que por el mero hecho de tener el traspiés franquista se arroga el derecho a desmembrar la herencia referida volviendo al tiempo de las Taifas que acabó cómo acabó. Es la confirmación de que aquel que no conoce la historia está condenada a repetirla y eso lo han sabido muy bien los que nos desgobiernan, más preocupados en sectarizarnos, adoctrinarnos e imbecilizarnos, que otorgarnos el derecho de comprender que lo que nos dicen es pura y limpia mentira.

España es un país que se unió por la voluntad de dos Reyes que en la época daría lugar a uno de los principales y más poderosos reinos que ha conocido el mundo. La centralización trajo que Castilla ayudara innumerables veces a Cataluña y en consecuencia se extendiera, vía dinero de las Cortes vallisoletanas, la paz en Aragón. Esa labor trajo consigo que los reinos taifales cristianos se fusionaran en un único país que remó con un único capitán, el rey, una única fé, la católica y un único objetivo, expandirse y sostener un imperio que sólo mermó al verse los Tercios superados y desprestigiados y empezar a creernos, en la adoctrinación propia a la que tan propensa sómos los españoles, la Leyenda Negra urdida para luchar contra nosotros psicológicamente al darse por sentado que, contra la católica España no se podría acabar con el uso de una fuerza en la que poníamos más pasión y ovoides que británicos, franceses y holandeses juntos.

Renacer.

España camina entre valles sombríos sapiente del oscuro futuroalque se ve abocada al ver victoriosos a sus peores enemigos, los internos, los nacidos aquí con el odio desde la cuna hacía sus sagrados pilares. La refundación nacional es una urgencia que debe darse desde el principio unitario de la igualdad. Desde la igualdad de cada uno de los españoles. Ese que todos merecemos y que deseamos más allá del fallido experimento que ha resultado ser el estado autonómico. Nuestros gobernantes, si algo de decencia les queda y ante la imperante situación económica, perentoria y objetiva, deberían empezar a plantearse un único sistema educativo, un único sistema sanitario y un único sistema judicial que nos trate a todos cómo lo que sómos, españoles y nos de lo que merecemos un sistema que ponga por encima al español y por detrás, si sobra a los que vengan detrás. Sólo cuando ser español sea un orgullo,salir de todaésta porquería será más fácil.

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13 comentarios:

George Orwell 67 dijo...

Suscribo. No tenemos sentimiento de pertenencia. Lo han destrozado. Es una de las formas más fáciles de conseguir individuos descastados, solitarios y autodestructivos. Y en eso estamos. En autodestruirnos. Como nación y como individuos. Gran entrada. Para enmarcar...

Anónimo dijo...

Bonita imagen de portada, me pregunto si las haces tú mismo, aunque creo que si. Esta que tienes ahora es fantástica y evoca nuestro pasado.

Yo de chaval me sentía así, mas que un sentimiento de no pertenencia me sentía anti-español. Ahora es todo lo contrario, cuanto mas quieren destruirnos mas quiero a mi país y mas lo siento. No se si caeremos o no, pero no sera sin luchar y darlo todo. Por mi parte esto es lo que hay.
Saluditos.
Ps: Gracias por tus buenos deseos y el comentario gracioso y animoso que me dejaste.

Herrgoldmundo dijo...

España está acabada, porque es roja; su esencia y su espíritu son rojos. De ahí, como bien señalas, la vergüenza generalizada que sufrimos por sentirnos "apañoles" o por portar una bandera rojigualda, que si es tricolor o el banderolo en cuestión luce una hoz y un martillo no pasa ná, oigan.

Saludos.

candela dijo...

Yo creo que existen generaciones que se han criado acomplejadas. Se nos ha hecho querer ver como humillante nuestra insignia, nuestra identidad nacional, nuestro orgullo como Nación.

Todos los déficits educativos del sistema autonómico confluyen en una serie de personas que no se sienten próximas entre sí, de ahí la importancia de lo que dices al final, una educación única.

En cuanto a los inmigrantes, siempre están por delante de los españoles en prestaciones sociales y en todo y eso es ridículo, si le quieren llamar xenofobia me importa un pito.

Lin Fernández dijo...

Es la misma crisis que la del 1898,O la del 34 36,Esperemos que la sangre no sea la unica salida,para arreglar el problema de una puta vez,un saludo,

Maribeluca dijo...

Estoy hasta más arriba del gorro de contemplar a todas horas trapos moraos y que nadie diga nada, pero la montan si ven el águila de San Juan

Verdadera Izquierda dijo...

Enhorabuena, sin duda un excelente post.

Hay que decir Viva España sin vergüenza.

Reinhard dijo...

No se puede articular una nación desde la deslealtad, la de los separatistas y la de una izquierda corrupta y sin sentido,no ya de nación, sino de estado. Es lo que hay, y esto no se arregla si no es con un seísmo.

Saludos.

Anónimo dijo...

¡Cuanta razón tienes amigo mío!
En España está mal visto ser español, pero lo peor no es que haya elementos independentistas que lo proclamen publicamente: Lo verdaderamente grave es que la izquierda española busque mil subterfugios con tal de no reconocer que somos españoles, todos... Mientras no tengamos una izquierda que no se acompleje de ser española y que por causa de este busque formulas superadas (la II República, le federación-confederación, ...) y siempre niegue la mayor al Estado frente a autonomías, extranjeros o cualquier tercero, anteponiendo antes credo e ideología que nación, iremos de culo. A los ya muchos enemigos que tenemos como nación se suman ademas unos acomplejados.

Unknown dijo...

George, si no ponemos remedio, desde luego que será así, aunque siempre hay topes, patriotas y camaradas que no lo permitiremos, más vale irse a la tumba sin cuentas pendientes ys abiendo que se ha hecho todo lo posible por revertir ésta funesta situación.

Unknown dijo...

Zorrete, sólo cuando se nos vence, cuando nos caimos, debemos buscar al máximo el ánimo para levantarnos... Lo demás no tiene sentido. No tienes nada que agradecerme, lo hago con muchísimo gusto.

Unknown dijo...

Apañó, tantas ganas tenían los españoles de los sucialistas que con González se les atragantó el pastel. Mr X se dedicó a meternos en organizaciones en las que sómos poco más que camareros y adoctrinarnos en la imbecelidad manifiesta... Así nos ha ido, vá e irá.

Unknown dijo...

Candela, son cosas que hay que superar de modo inteligente. Una ventaja de internet es que nos permite trabajar insistentemente en una idea hasta darle cumplimiento, trasladarla y difundirla. Me temo que, por el momento, es la única forma de impulsar un sentimiento patriótico que la gente perciba cómo suyo, fuera del adoctrinamiento recibido y sobre todo al nivel de normalidad que cualquier persona amante de su país debería tener. ¿O es lícito que un nazimbécil ame a Cataluña y un español por hacerlo sea un facha?

Darle Caña a ésto: