Nuestro Padre Jesus Nazareno, más popularmente conocido cómo el Abuelo es una talla anónima de un nazareno de bastidor fechado en torno al siglo XVII. Para el pueblo y la porvincia de Jaén, el Abuelo es un patrimonio inigualable. Es una joya simpar que, sobrepasando su caracter imaginero o religioso, impregna cada esquina e instante de la ciudad. Desde el morado del pendón municipal hasta los más corrientes suovenirs el Abuelo es y será patrimonio inmaterial e infinito de la Capital del Santo Reino.
El apelativo del Abuelo viene de la romántica leyenda con que se adorna su concepción. La misma narra cómo en una cortijada no lejana a la ciudad, una noche de fuerte aguacero y frío simpar llamaron a la cancela. Saliendo a abrir el cortijero, vió que lejos de ser bandoleros u otra gente de mal vivir quien requería su atención y solicitaba cobijo era un hombre muy anciano. Acongojados por la edad y aspecto del pobre hombre que les solicitaba ayuda, los moradores del cortijo le franquearon el paso dándole algo de cenar y acompañándole a su aposento, en la parte alta del caserío.
Junto a la puerta del aposento había un enorme tocón de madera, se dice que de olivo. El anciano al pasar al lado se fijó en el y dijo "que buen nazareno saldría de ahí" y les rogó que le dejaran el tocón y no le molestaran en toda la noche. A la mañana siguiente y extrañados al ver que el anciano no aparecía a la hora del desayuno subieron a la habitación. Llamaron un buen rato a la puerta y ante lo inutil del gesto se decidieron a entrar, no hallando más que el nazareno que nos ocupa sin encontrar rastro de su tallista. Ésta leyenda se transmite de padres a hijos y a través de los años y, aún siendo del todo fantástica se da por buena ante el notorio anonimato de la talla.
El nazareno cuando procesiona ante su pueblo porta una serie de atributos que Javier Cruz identifica claramente en su blog:
En 1834 padeció Jaén la epidemia del cólera morbo asiático. La cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, y el pueblo con ella, hizo rogativas fervorosas, y desapareció la mortal enfermedad. Entonces, en gratitud, fue puesta en las manos del Nazareno, un escudo de plata con la siguiente leyenda: «Gloria, honor y alabanza a Jesús en esta milagrosa Imagen, porque, enferma esta ciudad, sanó sus males en la epidemia del cólera morbo, año 1834. Así lo publica su ilustre Cofradía y para su mayor veneración y que las generaciones venideras admiren sus grandes y continuas misericordias, pone en sus manos este piadoso monumento, hoy 3 de mayo de 1835»
Las espigas de plata
Otra enorme sequía, la de 1859, en su primavera. El cielo totalmente en calma. No se divisaba la más ligera nube. Dos meses hacía que reinaba un tiempo contrario. El barómetro no se movía. Se sacó la procesión de Jesús y fue llevada a la Catedral. En la noche del Martes Santo, un gran aguacero despertó a toda la ciudad. Multitud de personas salieron a la calle, miles llorando de alegría. La Cofradía de los labradores le regaló a Nuestro Padre Jesús en manojo de espigas de plata del platero giennense don Gerónimo León.
Las llaves de plata
En el año 1861, la ciudad sufrió el azote de la peste. Hubo muchas víctimas. El día 11 de agosto, a las tres de la tarde, fue sacado Nuestro Padre Jesús en procesión. Cuando llegó al hospital de Apestados éstos empezaron a mejorar. Jesús con su presencia, cerró el hospital. Unas llaves de plata le regaló el pueblo de Jaén por este prodigio.
Como podréis comprobrar Nuestro Padre Jesús Nazareno siempre ha velado por nuestra ciudad e imagino que en casos de necesidad seguirá haciéndolo.
Un saludo.
Si deseas comunicarte conmigo, agregar algo a éste artículo, exponer tu opinión en privado o sugerirme temas sobre los que hablar no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de churre_s_peinado@hotmail.com. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario