Cuando no te puedes fiar ni de los calzoncillos que llevas puestos.

Anda nuestro país, amado por unos, defenestrado por otros, deslizándose por el abrupto acantilado de la bancarrota que sin embargo, no le es tan ajena. En éstos tiempos en que Odissey más tarde o temprano tendrá que abrir la mano y dejar caer el tesoro que tan rastreramente nos arrebató, la bancarrota del Estado se ve en lontananza cómo antiguamente se veían desde las torres de Cádiz arribar los galeones de indias cargados de oro y plata procedente de Mexico y Perú que, sin embargo no lograron evitar que los Austrias se declararan en bancarrota varias veces a lo largo de dos siglos. Es un ciclo que se repite una y otra vez cómo una constante que sin embargo hizo que España tuviera su maxima expansión gracias a que, o te enrolabas en el ejército, hacías la carrera de Indias o te morías de hambre. Todo un encadenamiento de circunstancias que en tiempo dió lugar a un tipo de españoles que guerrearon en todos los continentes y consiguieron gloria y leyenda de la que hoy nadie se acuerda. Todo muy distinto de lo que hoy tenemos encima.

Basura Politicástrica.

Con esas últimas declaraciones de nuestro flamante ministro del Interior por el cual la eta es un problema político, dándo así alas y pábulo a unas reivindicaciones históricas de unos asesinos que, lejos de ver que el Estado les despoja de su poder político personificado en sus marcas electorales, podemos ver cómo se asienta la idea de que en efecto se acabo su actividad con la declaración del pasado mes de octubre. El gobierno da así a entender que no está formado por personas coherentes con la idea de España sino con la del País Vasco, en el sentido de que terminar con la banda terrorista debería ser el objetivo prioritario de cualquiera que se asiente en Moncloa y no permitir que sus partidos, gentuza y objetivos campen por sus respetos en el parlamento, las instituciones y se alimenten y crezcan, Dios sabe para que, con los impuestos de todos los españoles. Ese hecho, unido a la deplorable Reforma financiera que no asegura sino la viabilidad de las Instituciones Bancarias sin ahondar en los problemas de los votantes, los convierten en la misma basura que se fue.

Ahora, nuestros entrañables politicastros de derecha, ya sin pudor pueden llamarse así por perseverar en los mismos errores que perseveraron aquellos a los que sucedieron, se han plantado con esa Reforma Laboral que iría de perlas en Alemania, donde podrías recolocarte en quince días, pero que daña de muerte al mercado laboral Español, del que podemos esperarnos seis, siete u ocho millones de parados mientras el crédito internacional vuelve a resentirse con la infravaloración crediticia de ocho de las Taifas y una prima de riesgo en nuevo ascenso, haciéndonos pagar más interese por una deuda que se ha convertido en un sistema constante de obtener financiación mientras siguen sin recortarse partidas cómo las ayudas a sindicatos, partidos y organizaciones de todo cuño, ayuda al desarrollo y mantenimiento de inmigrantes mientras el español medio, el que quiere trabajar, el que tiene hijos que mantener, ve cómo el Estado, el Gobierno, sólo se acuerda de él a la hora de pedir el voto. Ya no contamos, sino que sómos carne de cañon para éste gobierno cómo acualquier otro.

Basura Sindicalistíca.

Por otro lado, mientras todo arde a su alrededor, nuestros inefables líderes sindicales de clase, Toxo y Méndez, Méndez y Toxo agitan la lira de su propio descontento en el Palatino de su desahogada situación financiera. Situación obtenida de las innumerables subvenciones que zETAparo tan alegremente les dió para, cómo mucho, tener aquel proyecto de Huelga General Light que permitió salvar la cara del sindicalistismo español al tiempo que se guardaba la honra del sucialismo y positivistamente se daba una vuelta más de tuerca a la relación entre Ogete y Coco y el Partío Sucialista cómo trío amoroso intensivo. Su ego les incitan a rebelarse de alguna manera contra el gobierno. Lo malo es que están tan engordados por el anterior que apenas pueden, quieren o saben moverse cómo buenos obreros. Es lo que tiene haberse convertido en un parásito de la subvención. Eres parecido a un orondo burgués, eso que tanto deplorabas cuando eras un sindicalista de base, pero nadie te respeta porque te has hecho de oro saqueando al contribuyente, cómo todos los demás.

Ahora se encuentran entre la espada y la pared, haciendo movilizaciones de tres al cuerto. No pueden convocar una Huelga General porque sienceramente nadie la podría secundar, el parado porque ya está en huelga idefinida y el trabajador porque el día que no vaya a currar no cobra y encima le hace el favor al empresario que estñá tan afixiado y falto de trabajo, en un país que se detiene por momentos que más que joder, lo que haría es hacerles un favor. El Estado está acabado, el sistama taifal amenazado por su inoperancia y el sindicalismo, a falta de alternativas a una Reforma que no soluciona nada, pero más o menos lo regula, están a verlas venir mientras los de abajo, los subditos, los apoquinantes, los saqueados, mantenemos un congreso, un sistema obsoleto con más de tres millones de sanguijuelas que encima se te rien. día si, día no del erial en que están dejando convertido el suelo patrio. Es la cueva de Ali-Baba, donde lejos de poner soluciones cada cual rema en una dirección distinta para su propia salvación.

Sin calzoncillos ni bragas...

... es cómo nos vamos a ir quedando poquito a poco si seguimos dejando en manos de ricachos, malversadores y chorizos nuestros designios. Mi opinión es que España siempre ha tenido éste tipo de animales de baja estofa, erp nunca antes la población había estado tan preparada e informada cómo para poder formarse su propia opinión en torno a una situación desmadrada que poco a poco va degenerando hacía algo que sería motivo de risa sino fuera directamente para llorar. Nuestros politicastros siguen haciendo de las suyas, dándole al más fuerte en contra de los intereses del más débil que es precisamente quien les vota y pagan. Mientras los bancos escamotean sus ganancias y sus miserias en Paraisos Fiscales, nosotros tenemos que contentarnos con guardar nuestros misérrimos ahorros, conseguidos con el sudor de la frente bajo el colchón y mientras Roma arde. Roma arde mientras muchísimos Nerones cantan sin cesar a mayor gloria de su propia inmundicia mientras el pueblo, pobre pueblo, sigue mirando al cielo intentando discernir alguna señal con la que certificar que su suerte, tras tantísimos siglos, por fin va a cambiar.

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