
Para bien, o para mal, las pocas banderas de España que en el día de ayer pudimos encontrar en los balcones y ventanas de nuestro país, parecían celebrar sin más la Coronación de Don Felipe, habienda cuenta no de los malos, sino de los pésimos resultados que el fútbol español ha cosechado en el Mundial de Brasil. Sin entrar a valorar la actuación de la Selección, que no la Roja, que para eso ya está los desmadrados prensa, tertulianos y enteraillos de turno, me gustaría ver si ese final de ciclo casa con una mejoría del país en los términos más sociales, económicos y políticos y para ver si ese efecto rebote que es la economía española se estabiliza en una senda de crecimiento tendente a que cada vez creamos más en nosotros mismos y menos en el Papa Estado que pague las subvenciones, subsidios y ayudas. Ya se sabe, desafortunado en el juego...