Ahí vamos, a pecho lata... |
Cómo habreis visto si me habeis seguido, aunque sea levemente, mientras escribo en este espacio que tan graciosa y estupendamente nos brinda Blogger en particular y Google en general para que contemos nuestras miserias, alegrias y demás, soy un hombre que se precia de escribir de una manera máss o menos correcta. Todo ello siempre y cuando la cabeza, el teclado o el ordenador al completo no hacen de las suyas y se queda alguna coma, acento o punto trastocado de por medio. Es algo que me sale de una forma ligeramente natural y en sí, uno de los pocos dones que el buen Dios debió de concederme en su día. No es que me queje, pues saber escribir, me trabo bastante al hablar, ya es un logro, pues hay otras facultades que Él mismo me negó y que, si bien estoy intentando desarrollar por mi cuenta, no estoy del todo convencido de hacerlo con corrección y con las debidas y mínimas garantias. Pero la esperanza es lo último que se pierde y yo soy tremendamente optimista.